La vida le cambió a María Carolina Rodríguez Angarita en 2016, a sus 13 años, luego de que le dictaminaran un cáncer de tibia y peroné izquierdo, denominado osteosarcoma.
Ella intentó tratarlo con quimioterapias, “pero no fue suficiente”. En julio de ese mismo año amputaron su pierna. El procedimiento le marcó su vida, pero contribuyó a frenar la enfermedad.
Esta situación la sacudió y la motivó a practicar la natación a partir de 2017, año en el que se vinculó a la Liga de Natación de Bogotá, a la cual ha representado de muy buena forma, pues desde ese entonces, hasta la fecha, ha cosechado 31 medallas, incluidas las dos de oro que logró en el Abierto Nacional de Paranatación que se cumple por estos días en Medellín.
“La natación es un deporte que me llamó la atención siempre que veía los Juegos Olímpicos y decía: están como volando, yo quiero un día hacerlo y volar así. Después de todo lo que pasó yo dije, voy a cambiar, entonces mi mamá buscó la manera de que así fuera y yo empezara a practicarla con regularidad”.
Precisamente fue su vínculo con el deporte el que le dio paso a otra historia de fantasía, en la que Disney es protagonista y logró dejar en el olvido el tiempo en el que ella estaba “hospitalizada casi el 90 por ciento del tiempo”.
“Un día llegó una chica que enseñaba a hacer manillas y cómo distraer a los niños. Ella me contó que venía de la Fundación Wish Colombia que se encarga de cumplir los sueños de niños que han tenido alguna enfermedad delicada. Me dijo que ellos cumplían deseos”, recordó Carolina este viernes en diálogo con EL COLOMBIANO.
Aunque incrédula, la nadadora capitalina llenó una planilla en busca de ser favorecida, y para sorpresa suya y de su familia, lo fue.