La fiesta que organizó Colombia con la ilusión de ver clasificado a su equipo de fútbol sub-23 a los Juegos Olímpicos de Tokio-2020, terminó con una triste despedida. Este fue goleado (3-1) ayer por Uruguay en el estadio Alfonso López de Bucaramanga, tras en una lánguida presentación.
Llegó al último juego con una leve esperanza, a pesar de tener un solo punto en el cuadrangular final, pero fue incapaz de hacer la tarea frente a un rival que desnudó todas sus carencias.
La falta de claridad del técnico Arturo Reyes en el planteamiento del partido y los nervios de los jugadores, que lucieron confundidos en la cancha, afectaron al equipo colombiano.
En medio ese desolador panorama llegó el error del capitán Eduard Atuesta, quien al tratar de rechazar un balón se lo dejó a Juan Ignacio Ramírez que abrió la paliza charrúa.
Para redondear la opaca jornada del combinado patrio, la suerte tampoco lo acompañó, pues un minuto antes de la anotación de los uruguayos (29’), el internacional Nicolás Benedetti, clave en la estructura del equipo, salió lesionado.
Incrédula por lo que veía en el terreno, la afición que se vistió de amarillo y llenó las graderías del estadio bumangués en los tres días de la fase final del certamen, agradeció que llegara el tiempo de descanso, con la ilusión de una reacción de los sub-23 que estaban entrando en los roces y la desesperación.
Pero no fue así. Reyes ordenó variantes para la etapa complementaria que no surtieron efecto y Uruguay afianzó su dominio, echando mano de la media distancia que le permitió aumentar la cuenta, primero con Juan Manuel Sanabria (52’) y José Luis Rodríguez (60’).
El conjunto celeste que había avanzado arrastrado al cuadrangular, y que venía de perder con Argentina (3-2) y empatar con Brasil (1-1) en la ronda definitiva, le pintó la cara al elenco nacional que cerró un proceso marcado por las críticas por el manejo técnico y malos resultados.
El descuento de Edwuin Cetré, a los 77 minutos, apenas fue un pequeño consuelo, pues quedaba poco tiempo, y fútbol, para pensar en la remontada, como efectivamente sucedió a pesar de las ganas que intentaron poner los cafeteros. La derrota acabó la ilusión.