La final de ida del Torneo Betplay fue dramática: expulsiones tempranas, un gol que silenció pronósticos y un equipo que, aun con nueve hombres, resistió. Real Cundinamarca volvió a demostrar que su campaña en el Torneo de la B no es casualidad y venció en Techo 1-0 a Cúcuta, encendiendo la ilusión de un ascenso que hace apenas unos meses parecía un sueño lejano.
El panorama comenzó cuesta arriba para los locales. Apenas corría el minuto 12 cuando Shean Barbosa vio la tarjeta roja directa, dejando a Real Cundinamarca con diez jugadores demasiado temprano para un partido de tal calibre. Cúcuta, por momentos, se ilusionó con que ese desequilibrio numérico abriría el camino hacia una victoria que lo acercara a la A, pero el fútbol suele premiar a quienes convierten la adversidad en impulso.
Y así lo hizo el equipo cundinamarqués. Lejos de replegarse, empujó sus líneas, ganó confianza con la pelota y encontró premio a su valentía al minuto 26. Bayron Caicedo apareció en el área con frialdad: control, definición y estallido en las tribunas. El 1-0 fue un mensaje claro de que Real Cundinamarca no estaba dispuesto a rendirse.
Para Cúcuta, la noche comenzó a enredarse. Apenas tres minutos después del gol, el clima cambió por completo: Juan Ceballos fue expulsado al 29, dejando a ambos equipos con diez hombres y borrando la ventaja numérica que el cuadro motilón pretendía aprovechar. A partir de ahí, el duelo se tornó tenso, friccionado, lleno de pequeños detalles que se definían en milésimas de segundo.
El segundo tiempo fue un asedio rojinegro. El cuadro fronterizo adelantó líneas, el técnico movió sus fichas con la urgencia de quien sabe que un gol fuera de casa puede valer oro, y por momentos logró instalarse con claridad en terreno rival. Pero el gran pecado del Cúcuta fue la falta de puntería: tuvo aproximaciones, generó zozobra, pero jamás encontró la puntada final que le diera el empate.
Y como si fuera poco, el final tuvo un nuevo giro dramático. Al sexto minuto de reposición, Torres vio la tarjeta roja y Real Cundinamarca quedó con nueve hombres para defender la ventaja mínima en los últimos segundos. Resistió hasta que el árbitro marcó el final.
Lo que viene y cómo están las cuentas
La final se resolverá este martes 2 de diciembre, a las 3:45 p. m., en el estadio General Santander, donde Cúcuta buscará el empujón final para regresar a la primera división. Jaguares de Córdoba ya aseguró el primer cupo a la A para el 2026, lo que deja un solo ascenso disponible... y varios caminos posibles.
Si gana la final —es decir, si conquista el título del segundo semestre— y se impone al menos en uno de los dos partidos de la llave, ascenderá directamente a la A. Esto porque superaría a Patriotas en la reclasificación anual. Hoy el cuadro Motilón suma 83 puntos, contra 86 de los boyacenses, pero tiene una mejor diferencia de gol: +21 frente a +18. Para Real Cundinamarca, el desafío es mayor. Debe ganar esta final sí o sí. Si lo hace, su destino será la repesca, ya que matemáticamente no le alcanzan los puntos para terminar segundo en la reclasificación.
En ese eventual repechaje, enfrentará a Cúcuta si los motilones logran al menos tres puntos en la llave. Si no, su rival será Patriotas.