En la previa del encuentro entre Manchester City y el Real Madrid, el entrenador español recordó las gestas que realizó junto al astro argentino.
El Manchester City de Pep Guardiola se prepara para el desafío más exigente de la temporada: la vuelta del playoff de la Champions ante el Real Madrid. En la antesala de un partido que muchos consideran la final anticipada del torneo, el estratega catalán ofreció una rueda de prensa cargada de reflexiones profundas sobre el presente de su equipo y el pasado glorioso que compartió con Lionel Messi.
En una declaración inesperada, Guardiola reconoció que no habría alcanzado todos sus éxitos en el Barcelona sin la figura de Messi. “Sin Messi no sé si hubiéramos ganado el triplete en Barcelona”, afirmó, dejando entrever lo fundamental que fue el astro argentino en la construcción del mejor equipo de su carrera. La alusión a Messi llegó en el contexto de la difícil situación que atraviesa el City, un equipo que, en palabras del propio entrenador, ha perdido la fiabilidad que lo caracterizó en años anteriores.
“El bajón tiene muchas razones, pero en general, somos un equipo menos fiable que en otros años. Siempre hemos sido una máquina, y por supuesto, podemos perder, pero hemos rendido como nadie durante los últimos ocho años. Yo conozco a mi equipo y sé cuándo podemos hacerlo mejor. En el fútbol nunca se sabe. Rodri es una de las razones del bajón, quien no pierde sin el mejor jugador del mundo...”, explicó el técnico catalán. Su declaración generó un inevitable paralelismo entre Messi y el centrocampista español, quien se ha convertido en un jugador clave en su estructura de juego.
No es casualidad que el nombre de Messi resuene en la previa de un partido de semejante envergadura. Durante cuatro temporadas, Guardiola y el astro argentino formaron una sociedad inigualable que llevó al Barcelona a la cúspide del fútbol mundial. Bajo la dirección del técnico, Messi brilló como nunca antes, consiguiendo el triplete en 2009, tres títulos de LaLiga y el histórico Sextete, consolidando una hegemonía que para muchos representa el mejor equipo de todos los tiempos.
Los más de 200 goles de Messi en ese lapso y su protagonismo absoluto en el esquema culé son testimonio de una era dorada que sigue siendo referencia en el fútbol moderno. El recuerdo de Guardiola sobre la Pulga no solo es una muestra de gratitud, sino también un reflejo de las dificultades actuales de su equipo en la búsqueda de un nuevo líder que pueda marcar la diferencia en los momentos cruciales.
El Manchester City no atraviesa su mejor momento en Europa. La lesión de Rodri ha sido un golpe significativo para un equipo que, en términos de resultados, está registrando su temporada más pobre contra los grandes del continente. En la Premier League, solo ha logrado 7 de 21 puntos posibles contra los equipos del Big Six, mientras que en la Champions League apenas pudo empatar en casa frente al Inter de Milán. Además, ha sufrido derrotas ante el PSG, la Juventus en Turín y en la ida contra el Real Madrid.
El reto en el Santiago Bernabéu no será sencillo. Guardiola solo ha logrado una victoria en sus últimas tres visitas al estadio merengue. La última vez que venció en territorio blanco fue en 2020 con el Manchester City, mientras que su triunfo más recordado en esa cancha fue en 2011, cuando el Barcelona de Messi selló su pase a la final de la Champions con un doblete del argentino.
A pocas horas del trascendental encuentro, el técnico italiano Carlo Ancelotti no dudó en elogiar a Guardiola, calificándolo como un estratega de élite y un rival temible. Pep, fiel a su estilo, devolvió los elogios con humor: “La pesadilla es nuestra (risas). Cuando juegas mucho mejor que ellos, a excepción del año del 4-0, tienes que apostar por la épica. Tienen la capacidad de resistir y defenderse muy bien. Tienen mucha calidad”.
El duelo entre el Manchester City y el Real Madrid no solo definirá el futuro de ambos equipos en la Champions, sino que también servirá para medir si el equipo de Guardiola puede recuperar la fiabilidad que lo llevó a la cima del fútbol mundial. Sin Messi ni Rodri en el campo, el catalán deberá encontrar la manera de vencer a un rival que nunca da nada por perdido. La cita está servida, y el Bernabéu dictará sentencia.
