En medio del fuego se necesita calma. Sin embargo, por lo general, la tranquilidad solo llega cuando las cosas van bien. En el Medellín, por ahora, nada parece estarlo. Por el contrario, lo que ha pasado últimamente es leña que aviva la llama, el desespero. Desde adentro manifiestan que no hay ruptura en el camerino, que la institución está fuerte y el plantel comprometido con la idea de juego de Alejandro Restrepo.
Sin embargo, la hinchada, que no solo conserva la desazón por la final perdida en el Apertura, sino que tiene en la memoria vivos los recuerdos del flojo inicio del Clausura tras empatar 1-1 con Alianza Valledupar en el Atanasio Girardot y perder 2-0 ante Boyacá Chicó en Tunja, piensa que al interior están pasando cosas raras.
Mucha gente asume que hay futbolistas que se quieren ir. Otros más han manifestado que es evidente que algunos jugadores le quieren hacer el cajón al entrenador -siempre exigente- y su cuerpo técnico. Además, desde las tribunas piden que se vayan muchos a los que no les ven voluntad de “dejar la vida por la camiseta”: correr, meter “huevos”.
Desde el club han dicho que la idea es mantener la base del plantel que fue finalista. En parte lo han cumplido. De los hombres que terminaron siendo titulares el semestre pasado salieron Jherson Mosquera, quien regresó a Newell’s de Argentina, dueño de sus derechos deportivos tras un año a préstamo, y Homer Martínez, el capitán de El Poderoso en los últimos encuentros, quien pidió salir para firmar contrato, hasta 2028, con el F.C. Juárez de México.
Su salida, al parecer, no se dio en los mejores términos. “Tras la solicitud del jugador para salir, el volante atlanticense ha sido transferido al fútbol mexicano. Aunque el club tenía la intención de contar con él en el plantel, entendemos que para alcanzar nuestros objetivos es fundamental contar con el compromiso y la plena disposición de todos los integrantes del equipo”, escribió Medellín en un comunicado de prensa.
¿Llegaron las soluciones?
“Si un jugador sale, entonces traeremos otro para reemplazarlo”, manifestó Federico Spada la semana pasada en charla con este diario. El Medellín, que este año cuenta con presupuesto limitado por no clasificar a torneo internacional, pretende tener en nómina 22 futbolistas profesionales y varios juveniles (dos o tres deportistas por posición).
La hinchada, inconforme, ávida de títulos, ha pedido refuerzos. Por el momento han llegado, de manera oficial, tres: Esneyder Mena, quien arribó desde América, Juan David Bonilla, que viene de España, y Jarlan Barrera, que llegó libre después de salir del Cali.
Barrera, de 29 años, es el “más talentoso” de los refuerzos. Pero tiene varios retos. Por un lado, jugó en Nacional y muchos aficionados no lo quieren. De otra parte, debe ganarse la confianza con buen comportamiento –sin rumbas– y manteniéndose bien físicamente.
Barrera, que se mostró contento por llegar al rojo, no estará entre los convocados para el partido de este jueves (6:00 p.m.), en el Atanasio Girardot contra Envigado, válido por la tercera fecha del Clausura. Quienes sí lo harán serán Brayan León, cuya salida al Real Salt Lake gringo no se concretó, y Mena. ¿Ellos serán la solución, el agua, la calma que apagará el fuego que se vive en el DIM? Habrá que ver.