El fútbol es un deporte de emociones, estrategia y espectáculo. A lo largo de la historia, hemos visto a jugadores realizar jugadas espectaculares que quedan en la memoria de los aficionados: túneles, sombreros, chilenas, gambetas endiabladas y hasta penales al estilo Panenka. Sin embargo, en los últimos tiempos, estos lujos han sido señalados como “provocaciones” y hasta sancionados, como ocurrió recientemente en el clásico antioqueño cuando Francisco Chaverra recibió una tarjeta amarilla por pararse en el balón.
Este hecho ha abierto un debate sobre el límite entre el espectáculo y la falta de respeto. Mientras algunos defienden que estas acciones hacen parte de la magia del fútbol, otros las consideran innecesarias y una forma de burla hacia el rival.
Los lujos, ¿parte del juego o provocación?
Para muchos, los lujos son una forma de desequilibrar al rival y generar opciones de gol. Pelé, Maradona, Ronaldinho, Cristiano Ronaldo y muchos otros han maravillado al mundo con jugadas que dejaron a más de uno sin reacción. Sin embargo, si existiera una norma en contra de estas acciones, figuras legendarias como Pelé habrían sido expulsadas en repetidas ocasiones, pues su capacidad para dejar rivales en el camino con fintas espectaculares era un sello de su juego.
El exarquero colombiano Óscar Córdoba considera que los lujos son parte del espectáculo. “Cuando yo era portero, descolgaba el balón con una mano o lo bajaba con el pecho. A veces lo hacía para desequilibrar al rival mentalmente”, recuerda Córdoba, defendiendo la importancia de estas acciones.
El caso de Francisco Chaverra
El extremo de Independiente Medellín ya había realizado esta acción anteriormente. Frente a Envigado lo intentó, pero se resbaló; ante Millonarios, Falcao le reclamó; y en el clásico antioqueño terminó sancionado con amarilla, aunque los que reaccionaron con furia fueron los jugadores de Atlético Nacional.
El reglamento no especifica que pararse en el balón sea una infracción o provocación, por lo que surge la pregunta: si un jugador hace un túnel o una rabona, ¿también le pueden sacar amarilla?
El exárbitro y analista José Borda justificó la sanción de Jhon Ospina, árbitro del clásico paisa. “Por fin un árbitro se atrevió a parar y castigar la conducta antideportiva de Chaverra, quien se paró nuevamente en el balón y provocó al rival”, comentó.
Por su parte, el también exárbitro e instructor arbitral, Óscar Alexis Gutiérrez, dijo que la acción del jugador de Medellín al pararse en el balón con un movimiento aparentemente innecesario invita a reflexionar sobre el espíritu del juego, que queda a criterio del árbitro.
“Si bien las reglas no enumeran todas las conductas antideportivas posibles, establecen que el árbitro debe sancionar los actos que considere contrarios al espíritu deportivo.
En este caso, el gesto del jugador carecía de intención táctica, como superar a un rival, generar un pase o mantener la posesión. En cambio, se percibió como una provocación o burla al contrario, por lo que la amonestación por conducta antideportiva es válida”.
Gutiérrez agregó que movimientos técnicos como un túnel o un pase de taco suelen justificarse al buscar ventaja en ataque, mientras que acciones sin propósito deportivo pueden alterar el ambiente del partido, incitando a confrontaciones o al descontrol de los jugadores.
“El criterio arbitral aquí es clave: debe evaluar contexto, intención y consecuencia. Si el árbitro interpretó que el gesto exacerbó tensiones o fue desafiante sin aportar al juego, la tarjeta amarilla actúa como una herramienta preventiva para preservar el juego limpio. Esto no debe limitar la creatividad de los futbolistas, pero sí delimita su uso dentro de un marco de respeto al espíritu del juego”.
Por otro lado, el exjugador Harold Lozano considera que el fútbol es un espectáculo y que este tipo de acciones no deberían ser castigadas. “A uno le puede ofender más un túnel o un sombrero, pero el fútbol es un show, como cuando vas a un circo a divertirte. Hoy los jugadores son muy sensibles y por eso los que pagan una boleta para ver algo distinto ya no se atreven”, reflexionó Lozano.
“¿Se imaginan que los jugadores de Inglaterra se le hubieran ido encima a Higuita por hacer el escorpión? Al contrario, lo aplaudieron”, añadió.
¿Se deben sancionar todas las jugadas llamativas?
Casos como el de Chaverra han sucedido en el fútbol internacional. El jugador de Boca Juniors, Valentín Barco, se paró en el balón en un partido de Copa Libertadores contra Palmeiras sin recibir sanción. Antes, el venezolano Jefferson Soteldo lo hizo con el Santos de Brasil, lo que generó enojo en los jugadores de Vasco da Gama, quienes le respondieron con una dura falta y fuertes reclamos. También el ecuatoriano Segundo Portocarrero realizó la misma jugada con Universitario de Perú.
La diferencia entre pararse en el balón y otros lujos como una rabona o un túnel es que esta acción no tiene un propósito claro en el juego, más allá de emocionar a la tribuna y posiblemente sacar de casillas al rival. Sin embargo, como menciona Óscar Córdoba, la intención puede ser psicológica, una manera de desequilibrar al oponente.
El debate está abierto y la FIFA debería esclarecer si este tipo de jugadas ameritan sanción. De lo contrario, el fútbol corre el riesgo de perder su esencia creativa, aquella que lo convierte en un espectáculo inolvidable.
