La presencia de la francesa Stéphanie Frappart como árbitra central en la final de la Supercopa de Europa masculina entre Liverpool y Chelsea, en Estambul, el pasado 14 de agosto, fue otra demostración de que la brecha del género en el fútbol mundial se está cerrando.
El hecho, inédito en 60 años en torneos organizados por la UEFA, fue aprovechado por algunos dirigentes para ponerlo de ejemplo ante las mujeres que aún tienen dudas de incursionar como jueces, futbolistas, entrenadoras, preparadoras físicas y demás cargos que requiere este deporte.
En relación con el arbitraje en Colombia, el presidente de la Dimayor, Jorge Enrique Vélez, resalta los progresos y asegura que hasta el momento no se han presentado inconvenientes en la Liga Femenina, “salvo algunas apreciaciones normales en partidos sin incidencias mayores”.
Al aclarar que su concepto es personal porque la competencia del tema es de la Comisión Arbitral de la Federación Colombiana de Fútbol, que cuenta con 80 inscritas en el pánel actual, resalta la buena preparación física. “Van bastante bien”, dice.
Y asegura que ellas tienen las puertas abiertas para dirigir en la Liga masculina, pero el único inconveniente es que deben aprobar las mismas pruebas teóricas y físicas de los hombres, una directriz que la Fifa mantiene firme.
“Si alguna cumple con estándares exigidos, como lo hizo la francesa Frappar en Europa, estoy seguro de que la Comisión Arbitral las nombraría inmediatamente, no hay restricciones”, añade Vélez.
El juez Fifa Wílmar Roldán, fundador y actual vocero de la Corporación Arbitral, Social y Deportiva de Antioquia (Casda), cuenta que en los últimos cinco años el fútbol femenino suramericano ha crecido gracias a las políticas y apoyo económico de la Fifa.
“A la par con ello se ha desarrollado el arbitraje, porque se empezó a ver la necesidad de tener mujeres para el juzgamiento y no tener que recurrir a hombres en todos los campeonatos, como sucedía antes”. Este colegiado internacional coincide con Vélez en que las puertas de los torneos masculinos de primera división en el mundo tienen las puertas abiertas para ellas.
Por su trabajo social en las comunas de Medellín, Roldán asegura que tras la creación de la Liga en Colombia hubo un boom y muchas jóvenes de los colegios le preguntan cómo incursionar en esa actividad.
Añade que “la acogida ha sido muy buena” y de 35 chicas que graduó su corporación en los últimos dos años, 25 están activas y escalafonadas para los torneos regionales y nacionales que organiza la Difútbol (rama aficionada). Tres son centrales y dos asistentes adscritas al panel de la Federación que dirige la Liga Femenina.
Los fogueos, la interacción, enfrentar situaciones reales de protesta y tener un carácter fuerte, además de aprobar los exámenes físicos y teóricos, son necesarios para afianzarse en ese oficio que busca la profesionalización.
Experiencia y futuro
Dana Isabel Largo tiene 20 años y ha pitado dos partidos del torneo rentado. Confiesa que al igual que las futbolistas, ella y sus colegas hicieron fuerza este año para que hubiera Liga.
Esa es la oportunidad que tienen de sumar experiencia, sin ese campeonato difícilmente pueden evolucionar. “La cantidad de jueces se ha duplicado, hay árbitras por todas partes, así como jugadoras. Ya las niñas se preparan mejor física y técnicamente, no dirigen solo por diversión, sino por pasión y en procura de consolidarse como profesionales”, dice la mujer que lleva cuatro años en estas lides.
Relata que desde el momento de la designación de la francesa Stéphanie Frappart sintió emoción porque, enfatiza, eso les abre puertas a todas: “Ella no es colombiana, pero tenemos el mismo rol; es un paso que permite que despertemos en todos los países; sería genial pitarles a los hombres en la élite y esa es mi meta”. Y es que para Dana, tener que presentar idénticas pruebas que los hombres no la desmotiva, así sean exigentes. Lo asume con naturalidad y lo único que le gustaría es más equidad en la remuneración.
Dentro de año y medio espera cumplir el reto de aprobar los test físicos. Y a los 25 años, la edad mínima que les exigen, tener la escarapela Fifa y alternar con los hombres en la Primera A.
Insiste que, “con fuerza y valentía”, seguirá creciendo en el arbitraje, actividad que le genera recursos para estudiar y convertirse en profesional en otras áreas.
80
mujeres tiene disponible la Comisión Arbitral de la Federación para Liga: 35 centrales y 45 asistentes.
