El 29 de diciembre de 2013 el mundo del deporte asistió perplejo al acontecimiento que marcó la vida del piloto alemán Michael Schumacher por encima, incluso, de sus siete títulos mundiales de Fórmula 1: un terrible accidente cuando se dedicaba a una de sus pasiones de cada temporada vacacional: el esquí.
Cinco años después de la tragedia que entristeció no solo la familia de Schumi sino el automovilismo, el silencio ronda, inmisericorde, la vida del más importante piloto, hoy -como se sigue especulando-, postrado en una cama hospitalaria en su residencia.
Muchos, incluso, se atreven a señalar que en estado vegetativo, pues la familia cerró con candado toda posibilidad de mostrarlo ante los medios de comunicación que, desde esa época, intentan decirle al mundo la verdadera situación del alemán.
El misterio y el silencio envuelven al heptacampeón; no obstante, se han tejido múltiples escenas, algunas de ellas rechazadas por familiares y otras incontestadas.
Hoy solo se cuenta la triste historia que habla del grave accidente del que no se dieron a conocer ni videos ni fotografías, apenas sí el que fuera el recorrido, casi mortal, que protagonizó Schumi en un descenso voraz de entre 20 y 25 kilómetros por hora y al que estaba acostumbrado, incluso, muchas veces disfrutando con otros pilotos, como invitados, a los llamativos Alpes franceses y, en especial, en la estación invernal de Méribel, donde sucedió el hecho.
Ese viaje fatal lo conocen muy pocas personas. Su esposa, Corinna Betsch, recordó la familia en su momento y ante el asedio de la prensa, conserva el video del accidente captado gracias a un go-pro que llevaba incorporado al casco mientras esquiaba y que captó el momento más dramático cuando se produjo el choque contra las piedras tapadas por una sutil capa blanca de nieve.
Uno a uno estos cinco años, los medios hemos tenido que asistir al mismo teatro para repetir, una y otra vez, lo mismo. Nada nuevo ante la hermética decisión familiar de aislar a Schumacher.
Los detalles del traslado a una clínica de Grenoble, las dramáticas horas y días siguientes en que se temió por su vida y los cinco meses en que quedó en coma, como señala la agencia EFE.
La salida del coma en junio de 2014, su traslado a una clínica de Lausana (Suiza) y, finalmente, su traslado definitivo, por decisión conjunta entre cuerpo médico y familiares, a su chalet de Gland, en el cantón de Vauz, en Suiza, donde se le realiza todo el proceso de rehabilitación.
El “asunto privado”, como suelen responder las dos mujeres que están a cargo del excampeón (Corinna, su esposa, y Sabine Kehm, su manager, quienes controlan cualquier movimiento alrededor de la vida de aquel), seguirá siendo el más privado de todos cinco años después .