No corre muy rápido, pero le rinde porque el ritmo de su trote es constante. El movimiento de sus brazos y piernas han perdido un poco la amplitud y fuerza que tenían antes, más ella nunca deja de moverse. El objetivo que tiene siempre es claro: ir hacia adelante, llegar a la meta, celebrar tomándose una cerveza que finalizó una carrera más.
La italiana Emma Mazzenga, a sus 90 años, rompe todos los paradigmas: con una edad en la que muy pocas personas logran moverse sin algún tipo de apoyo (un bastón, por ejemplo), ella corre feliz por las pistas de atletismo. Y no solo lo hace de manera recreativa, como se podría pensar. Ella aún compite, impone marcas, rompe récords.
Hace pocos días, Mazzenga firmó un nuevo registro mundial. La mujer nonagenaria necesitó menos de un minuto para inscribir su nombre en la historia del atletismo Master. Ella, que empezó su carrera como atleta cuando tenía 53 años, completó la prueba de 200 metros planos en 53 segundos y 35 milésimas.
Lo hizo en una pista de su natal Italia. Con eso estableció el nuevo récord mundial de su categoría. También se convirtió en la única mujer europea que ha corrido, con 90 años, una de las pruebas más difíciles del atletismo porque no solo demanda velocidad, sino un poco de resistencia.
“Estoy muy contenta y satisfecha. También algo sorprendida porque no creía haber corrido tan rápido. De todos modos sucedió”, dijo la mujer, con el tono descomplicado de quien no tiene nada que perder, en declaraciones posteriores al final de la carrera para un video que compartió el diario El País de España.
La mujer de las marcas
Esta no fue la primera vez que Mazenga, una profesora de química jubilada, consiguió establecer una nueva marca. En su palmarés personal de corredora Master (veretana), ostenta cinco récords mundiales, 9 europeos y ha sido elegida 28 veces como la mejor representante italiana en carreras de su categoría.
El pasado mes de enero, en el campeonato europeo Master bajo techo que se celebró en Italia, Emma rompió el récord mundial de los 200 metros categoría 90 años en esa modalidad de las pistas después de terminar el recorrido 54 segundos y 47 milésimas después de haberlo iniciado.
Correr le ha salvado la vida
Emma es una mujer de cabello corto tinturado, piel blanca con algunas arrugas por el paso de la edad, una sonrisa grande en el rostro y que siempre, cuando está en las pistas, usa unas gafas negras.
Nació en 1933 y corrió durante su etapa de colegio y cuando empezó los estudios para ser maestra. Sin embargo, cuando se caso y nacieron sus hijos, dejó de entrenar con juicio y poco a poco se fue alejando de las pistas. Sin embargo, después de que se jubiló, empezó a entrenar tres veces por semana, como aún lo hace.
Asegura que haberse dedicado al atletismo es algo que le alegra los días y la ha salvado de las amarguras que, a una persona de su edad, indudablemente le han hecho pasar los años. Ahora, que no tiene rivales (en pocas competencias hay personas de 90 años), sale a las pistas en un enfrentamiento con ella misma.
“Yo corro para obtener un buen resultado. Como pocas veces tengo competidores, desde antes de empezar la carrera sé que voy a ganar. Por eso cuando empiezo a correr solo me centro en dar lo mejor de mí”. A Emma el atletismo le ha permitido ampliar su círculo social y, aunque termina dolorida luego de cruzar la meta por el esfuerzo que hace, ella piensa seguir corriendo hasta que la vida se lo permita.
