Cuando Camila Giraldo Arbeláez llega al colegio, la institución Educativa Asamblea Departamental del barrio Buenos Aires, sus compañeros le hacen bromas: ¿“Te vas de viaje”?, “¿para dónde van esas maletas con Camila”? Y ella, sin inmutarse, aunque un poco agotada, descarga los dos morrales que lleva en su espalda desde casa, ubicada en el mismo sector de Medellín.
En uno guarda los implementos para practicar hockey subacuático y, en el otro, cuadernos y elementos de estudio, pues al finalizar la jornada inicia un recorrido que la lleva hasta el corregimiento Las Palmas, donde entrena con el Club Pirañas.
“Salgo del colegio y tomó el tranvía, luego el metro hasta Envigado donde me pasó al alimentador para después caminar un trayecto hasta llegar al lugar de entrenamiento”, relata esta quinceañera que cumple con esa rutina desde hace tres años.
En el agua encuentra “felicidad y libertad”, es una osada competidora que “devora” a sus rivales en el agua.
Su amor por este deporte empezó mientras acompañaba a Ander Insuasty, su tío político. Él entrenaba y ella nadaba a un lado de la piscina. En una ocasión se atrevió a practicarlo y, desde entonces, no ha parado.
Sin temor se enfrenta en la competencia ante hombres corpulentos que superan los 90 kilos de peso, y que con sus enormes espaldas y cuerpos se baten como gigantes en intensos duelos.
Camila no solo aprendió las bases del hockey subacuático, sino que, al compartir con el equipo masculino, que ha sido campeón nacional y ha tenido actuaciones destacadas en varios torneos internacionales, adquirió nivel para ejecutarlo.
Para esta antioqueña, que también practica patinaje recreativo, el hockey subacuático se convirtió en su estilo de vida. La piscina es su lugar preferido y sueña con integrar la Selección Colombia.
El entrenador Cuy Zadig Upegui resalta en la joven un gran potencial: “Es fuerte, tiene buena talla, ha tomado gran nivel y está súper engomada, algo que le permite elevar su rendimiento”.