En Tríptico Van Gogh —obra dirigida y escrita por Jaiver Jurado— el pintor holandés no aparece en el escenario. Es el motivo de las charlas de sus deudos, de las infidencias de los objetos que lo acompañaron en la cotidianidad. A la manera de Esperando a Godot, en esta dramaturgia el personaje principal es un fantasma alrededor del cual orbita la acción narrativa y la puesta en escena.
¿Y cómo se puede traducir al teatro una vida marcada por el arte y la locura? ¿Cómo presentarles al artista a los públicos que se han familiarizado con su apellido gracias a un grupo pop español? De la única forma posible: llevando al escenario su pintura y lo que la historia ha hecho con ella. Esta es la premisa de este montaje que comienza temporada este viernes 19 de mayo y se presentará hasta el 3 de junio, los viernes y los sábados a las ocho de la noche en el Teatro Oficina Central de los Sueños, a pocos pasos del Parque del Periodista.
La obra tiene tres momentos, se estructura en tres escenas. En la primera el público asiste a una subasta de El dormitorio en Arlés, el cuadro que representa el sitio en el que Van Gogh le dio movimiento a sus paisajes y, también hay que decirlo, comenzó a perder la cordura. Esa escena es una sátira de la mercantilización del arte, pone en evidencia las formas en las que el capitalismo lo instrumentaliza todo, incluso el dolor de un hombre que se consumió a sí mismo. Todo esto ocurre en el patio de Oficina Central de los Sueños y hace que el público asuma un papel importante.