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Falleció el japonés Kenzaburō Ōe, premio Nobel de Literatura en 1994

Fue autor de obras como “Un trabajo extraño”, “La captura” y “Arrancad las semillas, fusilad a los niños”.

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13 de marzo de 2023
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El Nobel de Literatura japonés, Kenzaburō Ōe, falleció a los 88 años en Japón, donde además de ser uno de los escritores de posguerra más reconocidos ejerció como firme defensor del pacifismo y como activista antinuclear tras el desastre de Fukushima

Según la editorial japonesa Kodansha, el hombre falleció durante la madrugada del día 3 de marzo por causas naturales, y su familia ya habría llevado a cabo un funeral privado a la espera de que se realice una ceremonia pública en su recuerdo.

Ōe nació en la prefectura de Ehime (suroeste de Japón) en 1935 en el seno de una familia cuyas mujeres se habían dedicado tradicionalmente a labores de narración sobre eventos e historias de la región, incluida su abuela, conocida por sus relatos antinacionalistas.

Cuando el autor tenía seis años, arrancó la Segunda Guerra Mundial, que se llevó a su padre e inculcó valores democráticos en el joven y le llevó a mudarse de su pequeña aldea a la capital, donde estudiaría literatura francesa en la Universidad de Tokio.

El autor hizo su debut literario con el texto “Un trabajo extraño” (1957) y poco después, en 1958, escribió “La captura”, que le valió el premio Akutagawa, considerado el más importante entre escritores jóvenes en el archipiélago, cuando tenía tan solo 23 años.

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Su primera novela, “Arrancad las semillas, fusilad a los niños” llegó en 1958 de la mano de su editorial habitual, Kodansha, y narra la tragedia de la guerra desde una perspectiva rural, un reflejo de sus años de infancia y con influencias de autores modernistas de la época como Jean-Paul Sartre.

En 1964 y tras el nacimiento de su hijo Hikari (ahora compositor) con una deformidad craneal y discapacidad mental, Ōe escribe “Una cuestión personal”, que se convertiría en una de las obras más destacadas de su literatura, además de una de las más personales.

Su salto a la fama se produciría de la mano de “Cuadernos de Hiroshima” (1965), un relato de su viaje a esta ciudad del sur de Japón en 1963 y años posteriores con el fin de entrevistar a las víctimas del bombardeo atómico de 1945.

Más tarde, en 1970, también publicó “Cuadernos de Okinawa”, un cuaderno de viaje donde narra sus encuentros con los residentes de este conjunto de islas del sur de Japón, y cuestiona las condiciones de vida en esta región y el poder ejercido por el gobierno central sobre la misma y la ocupación estadounidense.

A partir de entonces, su literatura toma dos vertientes: por una parte, una cruda narración de la paternidad cuando se tiene un hijo con discapacidades y por otra, el reflejo de la sociedad japonesa y la vida en las ciudades tras la guerra.

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En 1994, Kenzaburō Ōe se convirtió en el segundo autor japonés en ganar el premio Nobel de Literatura, después de Yasunari Kawabata, y en reconocimiento a su “fuerza poética y capacidad de crear mundos donde se condensan la vida y el mito para proporcionar una imagen desconcertante de la situación humana actual”, según la organización.

El activismo, presente en su vida

En su rol más periodístico escribió artículos en periódicos y revistas sobre la situación nuclear a la que se enfrenta el Japón actual y participó activamente de varios grupos en contra de este tipo de energía. En décadas recientes, el autor también encabezó un movimiento cívico para recoger firmas con el fin de eliminar las plantas nucleares tras el terremoto y tsunami de 2011 que devastó el noreste del país y provocó la crisis nuclear de la que todavía se está recuperando.

El activismo, las protestas y la inconformidad hacían parte del escritor japonés.
El activismo, las protestas y la inconformidad hacían parte del escritor japonés.

“Repetir el error exhibiendo, a través de la construcción de reactores nucleares, la misma falta de respeto por la vida humana es la peor traición posible a la memoria de las víctimas de Hiroshima”, escribió en un artículo para la revista estadounidense The New Yorker, fechado 10 días después del desastre.

En 2004, también fundó la Asociación del Artículo 9, un grupo pacifista que pedía al Gobierno japonés renunciar a emprender acciones bélicas bajo ningún contexto.

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