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Los miércoles los músicos tocan para sí mismos en El Poblado

El jamm es la actividad bandera de la casa cultural Coolto. La entrada es libre.

  • Los músicos llegan a eso de las nueva de la noche a Coolto y las improvisaciones comienzan a desplegarse por la casa cultura. FOTO Carlos Velásquez
    Los músicos llegan a eso de las nueva de la noche a Coolto y las improvisaciones comienzan a desplegarse por la casa cultura. FOTO Carlos Velásquez
  • Los asistentes intercambian roles: pasan del baile a los micrófonos y de estos a los instrumentos. Foto: Carlos Velásquez
    Los asistentes intercambian roles: pasan del baile a los micrófonos y de estos a los instrumentos. Foto: Carlos Velásquez
  • En Coolto también se reúnen los bailarines de la ciudad. Muy pocos asistentes se quedan sentados. Foto: Carlos Velásquez.
    En Coolto también se reúnen los bailarines de la ciudad. Muy pocos asistentes se quedan sentados. Foto: Carlos Velásquez.
16 de mayo de 2023
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“Pongo los instrumentos, los equipos, la vibra, pero el resultado no lo conozco”, dice Santiago Álvarez Ruiz, uno de los socios fundadores de Coolto, un antiguo hostal de El Poblado que se ha convertido en el lugar al que músicos van los miércoles en la noche para tocar sin las presiones del concierto, de las exigencias de un público que pagó por la entrada. Van allí por el gusto de juntarse con colegas y durante dos horas o más improvisar canciones que solo existen en el momento.

Santiago dispone en el escenario —realmente en uno de los lados de una pequeña terraza del bar— una batería, una guitarra eléctrica, un bajo y un dispositivo conectado a los parlantes. Y los intérpretes dan rienda suelta a las habilidades que han tardado años en adquirir. Esa práctica de tocar sin un norte claro recibe varios nombres: en el circuito del jazz se le conoce con el de jamm y en el de la salsa con el de descarga. Más allá de los apelativos, se trata de un ritual que rescata a la música de los corsés y le devuelve su naturaleza de animal que se mete en los cuerpos y los mueve a su compás.

En esta ocasión el jamm comienza con poco público minutos después de las nueve de la noche. La primera alineación la conforma un baterista de mediana destreza, un pianista que sostiene un cigarrillo en los labios y Santiago en el bajo. Tocan dos o tres canciones hasta que el baterista cede las baquetas y Santiago le pasa el bajo a un joven con melena afro. Hay más público. La gente se queda de pie, delante de la banda. Al rato el pianista se va a un rincón y su silla la ocupa un muchacho con la pinta de Bad Bunny.

De un momento a otro se suman al grupo una trompeta, una flauta, un saxo. La música pasa del jazz a algo más caribe, tropical. El baterista 2 va hasta donde unas amigas —que grabaron con un celular el performance— y la percusión queda en otras manos. A lo largo de la noche los instrumentos pasan de un músico a otro, salvo los de viento, que fueron traídos por sus dueños. Ese ir y venir es característica de la descarga: los grupos son maleables, cada quien toca lo que quiere y cuando quiere. Hay mucha gente, en pleno bailoteo.

Los asistentes intercambian roles: pasan del baile a los micrófonos y de estos a los instrumentos. Foto: Carlos Velásquez
Los asistentes intercambian roles: pasan del baile a los micrófonos y de estos a los instrumentos. Foto: Carlos Velásquez

Los miércoles de jamm son la bandera de Coolto. El nombre de la casa revela la filosofía que han querido darle sus fundadores: algo que pendula entre lo culto y lo cool. “Además, es una palabra que suena bien en español y en inglés”, dice Santiago. La casa cultural mezcla en sus espacios las artes canónicas —la fotografía, la pintura, la música— con las emergentes —el tatuaje, la moda y la gastronomía temática—.

“Somos un espacio underground al que la gente llega porque un amigo le contó y a ese amigo otro le dijo. Apelamos al boca a boca”. El neologismo ideódromo —espacio en el que las ideas aterrizan o toman altura— es otra de las palabras usadas por Santiago para hablar de su empresa. “Aquí queremos crear sinergias”.

En el sitio hay raperos, fotógrafos alternativos, bailarines urbanos, músicos consumados o aprendices. Durante el jamm las fronteras entre los artistas y el público se vuelven porosas. Alguien que baila al lado de uno puede, por ejemplo, tomar el micrófono e improvisar unas rimas sobre la noche o sobre el amor o sobre la soledad. O, en otro instante, alguien que hasta hace nada hizo un solo de guitarra puede en un parpadeo estar en la barra soltando la risa por los chistes de los amigos.

A la quinta o sexta canción uno de los músicos le da a la melodía un cariz de cumbia y la gente baila, toma cerveza o bebe cocteles. Luego otro intérprete le imprime una cadencia egipcia —o aquello que la televisión nos hace creer egipcio— y la audiencia grita de alegría. Los cuerpos, brillantes por el sudor y los cosméticos, hierven de juventud. Unas mujeres abren un claro en la pista y cada una se turna para bailar en la mitad. Los grados de pericia son variables, pero el entusiasmo es el mismo.

En Coolto también se reúnen los bailarines de la ciudad. Muy pocos asistentes se quedan sentados. Foto: Carlos Velásquez.
En Coolto también se reúnen los bailarines de la ciudad. Muy pocos asistentes se quedan sentados. Foto: Carlos Velásquez.

Con los minutos las canciones adquieren consistencia, densidad. También ayuda que el público calienta motores y pierde las inhibiciones. En el recital se cuelan una salsa —Llorarás, cantada por una chica— y un reggae. A lo largo de la presentación el público ha cambiado: los que estuvieron en un principio ya no están y ahora hay gente que llega atraída por los sonidos que se derraman por el balcón y cubren a los viandantes.

Se trata música distinta al omnipresente reguetón de las discotecas y bares de El Poblado. A eso de las once y media el recital termina con la gente bañada en sudor y con las ganas de continuar la rumba en otras pistas de baile. Ya tienen los motores listos.

Ángel Castaño Guzmán

Periodista, Magíster en Estudios Literarios. Lector, caminante. Hincha del Deportes Quindío.

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