El Otro Error es un proyecto literario con el que el librero Antho Pulgarín empezó el año. Quería una excusa para conversar de libros y tener charlas, ojalá no habituales.
La primera propuesta fue un club de lectura. Un espacio para encontrarse con personas de otras regiones, de distintos niveles socioeconómicos, que tienen algo en común: unas ganas grandes de leer y de saber todo lo que más puedan sobre el autor de ese libro del que pasan las páginas.
Antho propone el autor y a quienes se inscriben al club les llega a su casa una caja, un error, que incluye el libro que van a leer, un lápiz, un borrador, una postal para coleccionar, un separador de libro basado en las ideas de la Escuela de la Bauhaus, en las que el librero se inspiró para varios de los conceptos de El Otro Error.
Es un kit que a Antho le emociona: quería que las personas sientan esa alegría de abrir un libro, de que haya un mensaje, de que se empacó con todo el cariño y de que van a leer juntos. Es una forma de conectarse, porque los encuentros del club son virtuales, y así mismo crear un ritual de apertura. Hay quienes lo abren en la noche, otros en la madrugada, algunos inmediatamente, unos se toman un té.
Luego empiezan las sesiones, que van desde dos hasta las que se necesiten según el libro. La primera es para que las personas se conozcan, conversen de la lectura, del autor, de ellos, y que pierdan el susto de estar entre desconocidos.
Para Antho el club es sobre todo un intercambio, una conversación, un encuentro con otros que leen, que son distintos, que van a compartir sus visiones. La clave no está solo en leer, sino en estar con otros.
La segunda es para conocer al autor y conversar con él, o en su defecto con un invitado que pueda aportar su visión sobre los temas del libro.
El creador de esta idea explica que esta sesión es muy importante porque se trata de acercar y eliminar esa brecha entre escritor y lector. “Nada más bonito que las caras de los lectores cuando el escritor se conecta, eso de que la gente vea a la persona que quiere conocer. Me parece hermoso”.
Quizá esa es una de las lecciones que han dejado las redes sociales, opina el librero, que los autores ya no están lejos, que se acercan al público fácilmente y este puede preguntar qué leyó para escribir, cómo trabaja, quién es.
Por el club ya han pasado autores como Pablo d’Ors, Alejandro Gaviria, Lucía Donadío, Juliana Abaunza y próximamente llega Santiago Gamboa.
Además el proyecto se creció. Ya tiene Charlas con el Autor, en el que Antho invita a un escritor a sentarse a la mesa con sus lectores en en All Day Café, un lugar que se ubica en el Perpetuo Socorro y en el que comparten un menú preparado por TheChefisBack.
La intención con este es un encuentro presencial, también en esa idea de acercarse a quien escribe y conocerlo.
Más para hacer
El siguiente paso fueron las charlas del error, que son abiertas al público y se realizan cada quince días. Allí por ejemplo invitó al periodista Juan Carlos Rincón a conversar de su libro La depresión (no) existe. El librero dice que ha sido uno de los momentos más emotivos porque las personas tenían muchas preguntas sobre esta afección, además de que a través de un cuestionario anónimo llegaron más de 150. “Fue una conversación muy orgánica, de las sesiones más enriquecedoras”.
La otra propuesta es ver cine, en una alianza con el Colombo Americano, y con eso pronto se vienen conversaciones alrededor del séptimo arte. Aunque lo más reciente es la Librería del Error: cada mes el librero propondrá diez libros que él ha leído y recomienda.
Y ahí va, si bien ya tiene más ideas. Su intención es ayudarles a los jóvenes escritores a desarrollar su proyecto. “El sueño es conversar sin olvidar que hay personas que quieren publicar”.
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Antho estudió filosofía y desde los 13 años se considera un lector, cuando su mamá, para que dejara de ser hiperactivo, le entregó el libro Que viva la música de Andrés Caicedo. Luego quiso ser librero, y hasta el año pasado estuvo en una librería de la ciudad.
Aprendió mucho en el oficio y supo que ya era hora de buscar otras maneras de impactar con la lectura a otras personas, y encontró este error, en el que cree y en el que se ha topado con amigos y con lectores que lo hacen posible. Justamente el otro mensaje es el error: equivocarse está bien porque de ahí se aprende. En este Error lo que hacen, sobre todo, es aprender.
A Antho le gusta definir su proyecto como un punto de encuentro. Lo demás se lee.
