La reliquia de la Síndone, que según la tradición católica fue el sudario de Cristo, ha despertado controversias a lo largo de los años, pues mientras para algunos realmente envolvió el cuerpo de Jesús, un examen del año 1988 con carbono 14 apuntó a que el lienzo se podría haber creado en la Edad Media.
Esta semana salió un nuevo estudio sobre la Sábana Santa de Turín que apunta a que ciertas manchas de sangre no serían compatibles con la posición de un cuerpo, ni en la cruz ni en un sepulcro.
Antropólogos de la Universidad de John Moores, de Liverpool, estudiaron la sangre del Sudario de Turín y concluyeron que tales marcas no hubieran podido ser dejadas por un hombre que había sido crucificado.
El estudio que publica esta semana el Journal of Forensic Science está firmado por el antropólogo forense de la Universidad británica John Moores de Liverpool Matteo Borrini y el químico de la universidad italiana de Pavía Luigi Garlachelli.
El estudio
Los expertos realizaron pruebas de técnicas forenses para establecer si las manchas de sangre en la Síndone conservada en la catedral de Turín corresponden a las que dejaría un cuerpo envuelto en ella después de haber sido crucificado.
Uno de los expertos, Garlachelli, se prestó como voluntario para realizar algunas pruebas en las que se usaron tanto sangre real como sintética que se dejaba correr a través de un catéter.
El estudio se centró en la posición que deberían tener el tronco, los brazos y las muñecas para dejar manchas similares a las que están impresas en el sudario y concluyó que algunas del pecho son consistentes con “un sujeto de pie con los brazos en un ángulo de unos 45 grados”.
Los expertos muestran, sin embargo, sus dudas sobre las trazas dejadas en la tela por las muñecas que no se corresponden con ninguna posición del cuerpo ni en la cruz ni el sepulcro, aseguran.
Lo mismo sucedería con las marcas dejadas a la altura de la cintura en la región lumbar, que procederían de sangre salida de la herida del costado tras la muerte y con el cuerpo ya en posición tumbada, que para los autores son “irreales”.
En este caso, los investigadores hicieron pruebas con un maniquí y explicaron, citados por el diario italiano La Stampa, que el resultado fue que la sangre no habría llegado a la zona de los riñones, sino que habría acumulado en la región escapular.