Cada tanto aparece un rumor sobre Casablanca, la casa de la maestra Débora Arango en Envigado, que hoy en día es un museo sobre su vida. Que si está abierta al público o no, que si está en buenas condiciones o tampoco.
Para disipar los rumores, Braulio Espinosa, el alcalde de ese municipio, invitó a los medios de comunicación a visitar la casa y hacer el recorrido con los guías que normalmente acompañan a los visitantes.
“Para nosotros es muy importante decirles que la casa está viva, que hay recorridos los martes y los jueves, con inscripción previa. Es muy importante también que las personas entiendan que esta casa no se puede abrir como otros museos y tener un flujo permanente de personas, porque la casa en sí es el museo (...) Disfruten el recorrido, vuelvan a ese pasado que vivió Débora Arango a caballo, cuando las mujeres no podían cabalgar (...) Aquí no hay nada que ocultar, no hay ningún espacio restringido”, dijo el alcalde.
El rumor se origina precisamente por eso que dice el alcalde, porque Casablanca no puede estar abierta al público como otros museos, porque solo pueden ir grupos de a seis, con inscripción previa, sin morrales ni bolsos a la mano, porque nada se puede tocar, mucho menos coger, porque solo se puede mirar, pues en este museo la casa es la obra.
En cuanto a los reclamos que se han hecho sobre las condiciones de la casa o la posibilidad de entregarla a un tercero, el alcalde dijo que es una operación muy compleja pues se requiere reparar el muro que encierra la casa y otras circunstancias que todavía tienen que solucionar.
“El muro original de la casa no es como está, incluso hay una parte del muro que es nueva (lo fue construyendo la familia de a poco, poniéndolo cada vez más alto), que nosotros estamos pidiendo transformar y reformar para que la casa quede un poco más abierta pero con toda la seguridad del caso, eso está en estudio del ministerio (...) No es culpa del ministerio ni culpa del municipio, es un trámite muy lento (...) hasta que nos dejen tocar el muro”, dijo el alcalde.
Más allá del muro y el papel tapiz de algunas habitaciones, que se ha ido despegando con el paso del tiempo, la casa se ve en buenas condiciones. Todo lo de Débora está ahí, las condecoraciones, los retratos familiares, los muebles, las obras, las matas y las flores, todo es de ella y casi todo es hecho por ella, porque Débora Arango cualquier cosa la volvía arte, las columnas, los zocalos, lo que se le atravesara.
La urgencia de reconocer a Débora
“Lo que más necesita la casa no es de la administración, sino la visualización de la comunidad. Hay mucha gente que no sabe quién fue Débora, como no saben quién fue Lola Vélez, pero que sí saben quién fue X delincuente de nuestra historia. Lo que hay que hacer es a nivel cultural, a nivel social, comencemos una recuperación de esos perfiles, de esos grandes hombres y mujeres que son muy vocacionales dentro de nuestra cultura y que nos ayudarían mucho a comprender y a conocer que las cosas se pueden hacer diferentes”, dice Carlos León Gaviria, historiador y guía del museo.
Según datos del Sistema de Inteligencia Turística de Medellín, 2022 ha sido, hasta ahora, el mejor año en cuestión de turismo en la historia de la ciudad, que recibió a más de 1.400.000 visitantes. La zona de alojamiento preferida de los extranjeros es El Poblado. La casa de Débora está más o menos a 5 kilómetros de ahí, pero entre los lugares preferidos por los visitantes no está el museo. Datos del mismo sistema recogidos entre enero y marzo de 2023, señalan que los sitios favoritos son: las escaleras eléctricas y el Graffitour de la Comuna 13, el Parque Arví y el Jardín Botánico.
“Las escaleras eléctricas y el Graffitour de la comuna 13 nos representan y hacen de Medellín un lugar cargado de historia y esperanza. Las personas logran envolverse en cada uno de sus rincones, admiran sus colores y encuentran historias que representan la resiliencia, la superación y el valor de sus habitantes”, dice el comunicado de la alcaldía.
La obra de Débora también habla de esta historia, de esta sociedad aunque su mirada es mucho más crítica que esperanzadora ¿Qué tanto nos representa Débora? ¿Acaso pasa por ahí esa falta de promoción de su obra, su figura y su museo? La casa se ve bien, aunque seguro se vería mejor si acceder a los recorridos fuera mucho más fácil. Si la oferta y la promoción fueran mayores.
“Débora no hace la obra para ella, la hace como un desahogo, para divertirse y para enseñar algo que había que enseñar. Ella tenían una profunda fe que el espectador que va a ver la obra va a encontrar ahí elementos y herramientas que le van a ayudar a ser una mejor persona”, dice Carlos Gaviria.
Lo urgente, más que el muro y el papel tapiz, es conocer y reconocer a Débora Arango, su obra, que retrató está sociedad como nunca ha querido ser vista.
Cómo visitar el museo
Los días habilitados para visitar la Casablanca son los martes y los jueves y los horarios van de 2:00 p.m. a 3 p.m.; de 3 p.m. a 4 p.m. y de 4 p.m. a 5 p.m. La visita hay que reservarla a través de la página del patrimonio cultural de Envigado. Las visitas en grupo debe realizar la reserva con 8 días de anticipación.
