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Las cirugías a la Constitución de 1991

Extradición, reelección presidencial y acuerdo con Farc, entre los cambios.

  • Las cirugías a la Constitución de 1991
28 de junio de 2021
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56. Ese es el número de veces que la Constitución Política se ha reformado desde su promulgación en julio de 1991, hace ya 30 años. Cambios estructurales –como la aprobación de la reelección presidencial en 2004– y otros que expertos califican como innecesarios hacen parte de los cambios que ha tenido la Carta Magna.

Lo cierto es que la Constitución colombiana no es la misma hoy que la de hace tres décadas. Y a medida que pasa el tiempo aumentan el número de reformas que se hacen en cada periodo presidencial.

En el caso de César Gaviria (1990 – 1994), primer mandatario que le tocó gobernar bajo la nueva constitución, fueron tres reformas. En el periodo de su sucesor, Ernesto Samper (1994 – 1998), se hicieron cuatro. Durante los años en los que Andrés Pastrana (1998 – 2002) estuvo en la Casa de Nariño se aplicaron cinco cambios. En el primer periodo de Álvaro Uribe (2002 – 2006) fueron ocho, y en el segundo (2006 – 2010) se aplicaron siete enmiendas. Pero cuando más cambios se han hecho fue durante la presidencia de Juan Manuel Santos: en su primer periodo (2010 – 2014) fueron 10 reformas y en el segundo (2014 – 2018), 11. Y en los tres años de Iván Duque ya se cuentan ocho reformas.

A pesar del alto número de cambios, reformar la Constitución no es tarea sencilla. El Título XIII de la Carta Magna, que recoge de los artículos 374 a 380, define que solo se puede modificar de tres formas: a través de una Asamblea Constituyente –que no se ha realizado desde 1991–, con un referendo –que ninguno de los que se han realizado ha prosperado– o el Congreso, mediante un acto legislativo.

Más allá de las cifras, para entender cuál es el impacto real, así como la necesidad de tal cantidad de reformas, EL COLOMBIANO consultó a varios expertos para conocer su opinión al respecto.

¿Para qué reformarla?

Javier Rincón Salcedo, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Javeriana, señala que son tres los motivos por los cuales se reforma la Constitución. Para empezar, dice que se trata de un asunto de época. “La situación social y política del país era muy compleja en 1991 por el narcotráfico, entonces discusiones relacionadas con la extradición tuvieron, con el tiempo, que reformarse”, indica.

Como segundo motivo, Rincón habla de “temas de un gran cambio social y político, en el que eran necesarios ajustes constitucionales”. Y, de ejemplo, pone los cambios hechos en la Constitución de 1991 para que se pudiera aplicar el acuerdo de paz alcanzado tras la negociación en La Habana, Cuba, con la guerrilla de las Farc.

Y la tercera razón, Rincón la explica desde una crítica: “Ha habido una gran cantidad de reformas, porque en Colombia, desafortunadamente, seguimos convencidos de que el cambio de la norma genera cambios sociales y políticos”.

En ese sentido, el profesor Kenneth Burbano Villamarín, director del Observatorio Constitucional de la Universidad Libre, asegura que “en Colombia hay una tendencia al reformismo constitucional y penal, bajo la creencia de que los problemas sociales se resuelven de esta manera”, sin embargo, agrega que, “con todo, no hay que temerle a las reformas, pues algunas son necesarias y actualizan el ordenamiento superior”.

¿Necesarias?

Las relacionadas con el artículo 49 de la Constitución –que define los derechos de la salud-, la del equilibrio de poderes en 2015 y el reconocimiento de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional son algunos de los cambios que Burbano resalta como necesarios.

Por otro lado, no obstante, para Luis Guillermo Patiño Aristizábal, docente de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UPB, “no todas las reformas tienen son relevantes en lo que tiene que ver con el carácter político, medido en términos de alteración del equilibrio institucional y el funcionamiento de la democracia”.

Javier Rincón asevera, en este punto, que la cantidad de reformas tiene que ver con que “decidimos introducir en la Constitución temas que no eran necesarios al no ser estructurales, pero que, por eso mismo, para cambiarlos ahora se requiere reformarla”. Y, como ejemplo, pone sobre la mesa los asuntos relacionados con los servicios públicos y la economía nacional.

Al ser preguntado, entonces, sobre su pertinencia, dice que hay es que fijarse “en su necesariedad para permitir avanzar institucionalmente o desarrollar políticas nuevas. Ha habido otras reformas que no eran necesarias y otras que sí, pero, de todas maneras, todas han afectado la estructura constitucional”, concluye.

Por último, Kenneth Burbano indica que “nuestra Constitución está bien concebida y es especialmente garante en materia de derechos. Aunque también tiene defectos, entre ellos, la tendencia hacia lo reglamentario, cuando varias materias pueden ser desarrolladas por la ley. Esos cambios en la Constitución generan inseguridad jurídica”.

En todo caso, y aunque la discusión sobre los efectos de reformar la Constitución vuelve cada cierto tiempo, lo cierto es que no parece que vaya a terminar pronto

56
reformas se le han hecho a la Constitución Política de 1991, vía Congreso.
21
reformas se realizaron durante los ocho años de gobierno de Santos.
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