El presidente Gustavo Petro usó el fallecimiento de Piedad Córdoba como una excusa para tratar de aglutinar a sus fracturadas fuerzas políticas. Tras el deceso de la senadora el sábado, el mandatario pidió que la coalición de colectividades que forman el Pacto Histórico se unifique en un partido, pero el globo que lanzó aún no coge vuelo porque varios líderes de esta alianza de izquierda se niegan a apoyar la propuesta.
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Petro convocó a las fuerzas políticas del Pacto a realizar un “congreso progresista” y abrir así el camino para garantizar que un gobierno de izquierda sea elegido en 2026. Sin embargo, en las filas de esta coalición hay partidos como la Alianza Democrática Amplia (ADA), Independientes, La Fuerza de la Paz y Comunes que se niegan a sacrificar el poder político, electoral y económico que tendrían que ceder para integrarse en un partido único.
Nadie se quiere sacrificar
Este llamado a la unidad tiene varios ‘palos en la rueda’, pues al hecho de que sus fuerzas políticas están atomizadas hay que sumarle que hay voces que se resisten a obedecer sus órdenes. Así ocurre en el caso del senador Paulino Riascos, quien descartó que su partido (ADA) acuda a la convocatoria de Petro porque se ha sentido maltratado y excluido dentro del Pacto.
“No soy hipócrita con el presidente, no voy a permitir que mi partido (ADA) pierda su reconocimiento legal, la personería jurídica, ante el Consejo Nacional Electoral para quedar en manos de quienes se negaron a darme la oportunidad de presidir el Congreso solo por un mes, tras la salida de Roy Barreras. Sigo firme con el Pacto, pero es un proyecto político que solo se firmó por cuatro años”, le aseguró Riascos a este diario.
Y es que la propuesta de Petro toca fibras al poner en juego diversos intereses, pues si se crea un partido único las colectividades que están en el Pacto perderían sus personerías jurídicas, lo que no convence a cabezas del petrismo como Roy Barreras (La Fuerza de la Paz) y Martha Peralta (Mais), ya que esto se traduciría en renunciar a beneficios como la financiación del Estado, la entrega de avales y la reposición de votos.
También se mostró en contra de la propuesta el senador Julián Gallo, quien aclaró que al partido Comunes (antes Farc) no le interesa renunciar a su autonomía administrativa, por lo que planteó que “sería más viable pensar en un Frente Amplio que cobije a todos los partidos de izquierda, que incluso le serviría también a las fuerzas de derecha, o en una reforma al artículo 262 de la Constitución para permitir que el Pacto se pueda presentar en una lista única al Congreso en 2026”.
Otro caso que genera conflicto es el del Polo Democrático Alternativo (PDA), partido que ahora Petro busca que desaparezca, y se escampe bajo la sombrilla del Pacto, pese a que fue él quien habría provocado una aguda división al interior de sus filas después de su frustrada candidatura presidencial en 2010, según el exsenador Jorge Enrique Robledo.
Al interior del PDA se habla de que a Alexánder López, actual director del partido, no lo termina de convencer la propuesta de Petro, pero el senador Iván Cepeda, de esa colectividad, se mostró firme con el mandatario. “Respaldo la idea del presidente de realizar un ‘congreso de las fuerzas progresistas’ y del Pacto para avanzar en la estrategia de hacer irreversible la transformación democrática de Colombia y el acuerdo nacional para la justicia y la paz”, dijo Cepeda.
Daniel Quintero, el líder de Independientes, no dejó clara su postura frente a la propuesta del presidente y prefirió responderle defendiendo lo que considera que fue lo más destacado de su cuestionada su gestión frente a la Alcaldía de Medellín.
Heridas difíciles de sanar
Detrás de esta renuencia al llamado de Petro hay un inconformismo frente a la toma de decisiones en el petrismo y el trato desigual que tendría el mandatario con los senadores del Pacto. “Aunque hoy ADA está en el Pacto, nos excluyen de la representación en el gobierno. Y ni hablemos de lo que pasó con los candidatos del partido de Francia Márquez (Soy porque somos) que fueron relegados de la lista cerrada al Senado en las elecciones de 2022”, agregó el senador Paulino Riascos.
Incluso la propia Córdoba manifestó su inconformismo en octubre del año pasado por el desorden y las peleas en la entrega de avales en el petrismo para participar en las elecciones regionales de 2023. Esto hizo que las fuerzas políticas que apoyan al mandatario se dividieran y terminaran siendo derrotadas por los partidos tradicionales en las ciudades capitales como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla.
“Después del triunfo en las (elecciones) legislativas y presidenciales de 2022, el Pacto Histórico no desplegó suficientes acciones en la dirección de consolidarse como alternativa a nivel local y propició, por el contrario, la dispersión y la desunión organizativa”, cuestionó la fallecida senadora en un documento tres días antes de los comicios.
Integrantes del Pacto aseguran que esta división se debe a una batalla de egos y Riascos aseguró que Petro tiene “ovejas” protegidas como la senadora María José Pizarro, quien considera que intentó vetarlo a través del chat de la bancada cuando él manifestó su interés por ser candidato a la presidencia del Senado en 2023.
Y esa no es la única pelea con la que lidia el mandatario, pues quienes se perfilan como los posibles herederos de sus banderas políticas para 2026 también están enfrentados. Es el caso de Daniel Quintero y del exsenador Gustavo Bolívar, quienes se han empecinado en cuestionarse mutuamente en sus redes sociales, al parecer para sobresalir entre los ‘gallos de pelea’ del jefe de Estado.
En un tono más conciliador se pronunció Pizarro, quien, tras meses de insistir en crear un solo partido, le aseguró a este diario que se deben dejar las peleas a un lado y pensar en fortalecer al progresismo.
“Hay que poner las aspiraciones colectivas por encima de las individuales. No es el momento para ahondar en la fragmentación, lo que se pide más bien es que actuemos con responsabilidad colectiva. Quienes no estén a la altura no sé si pueden llamarse progresistas”, expuso Pizarro, quien advirtió que los partidos políticos minoritaríos podrían perder la personería jurídica en 2026 si se lanzan con listas independientes a las del Pacto y no alcanzan el umbral.
Mientras Petro define los detalles del ‘congreso progresista’, que suena para febrero, desde el Centro Democrático las senadoras María Fernanda Cabal y Paola Holguín anunciaron que lo denunciarán ante la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes por presunta indebida participación en política.
“Preocupa que el presidente permanentemente esté debilitando la democracia con violaciones a la ley como lo hace al participar en política aprovechando la muerte de la senadora Piedad Córdoba. El artículo 127 de la Constitución es muy claro al impedir que los empleados del Estado tomen parte de actividades de los partidos que participen de controversias políticas”, expuso la senadora Holguín.