Cuando Gonzalo Sanz de Santamaría, taurino y ganadero de toros bravos, recuerda esa última corrida, en la que no estuvo su padre porque había fallecido meses antes, las lágrimas se anticipan a su voz entrecortada. Desde 2017 no pisaba la plaza de toros la Santamaría en Bogotá que fundó su bisabuelo. Entró a la arena y miró hacia las gradas completamente vacías. Sus ojos se quedaron detenidos en el tiempo, como si tantas veces en las que presenció una corrida de toros en ese lugar se juntaran en sus recuerdos que, según la decisión adoptada por el Congreso, no podrán repetirse en Colombia.
“Estos días, cuando el proyecto pasó, me fue difícil levantarme. Es una depresión, una sensación de que la libertad, el derecho de expresión y el trabajo son atacados. Todo ha sido vulnerado, es una sensación de desalojo, persecución, expropiación”, dice indignado.
Desde la plaza de toros que perteneció a su familia y hoy al Distrito, EL COLOMBIANO entrevistó a Gonzalo Sanz de Santamaría, heredero de una tradición taurina dedicada a criar toros de lidia desde la ganadería Mondoñedo a las afueras de Bogotá.
En contexto: Cámara aprobó en último debate proyecto que prohíbe las corridas de toros en Colombia
¿Qué siente al entrar a esta plaza? ¿Cuál fue la última vez que entró?
“Me conmueve mucho. Recuerdo una corrida especial al año siguiente de que muriera mi padre. Fue cuando se reabrió la plaza de Santamaría en 2017. Entonces era la primera corrida que lidiaba sin tenerlo a él al lado mío en esta plaza de la familia y gracias a Dios yo no sé si fue que él se encargó de que fuera una corrida importantísima. Se me escurren las lágrimas”.
¿Qué impacto tiene para usted la prohibición de toros en el país que se aprobó esta semana?
“Somos cinco generaciones trabajándole al toro bravo en Colombia y que nos digan que ahora ya no podemos hacer nuestro trabajo en nuestras haciendas para las cuales llevamos más de 100 años haciéndole mejorías exclusivas para el toro bravo, que hoy en día son patrimonio histórico y cultural, como la ganadería Mondoñedo, es una vulneración total a varios derechos”.
El cantante Paul McCartney dice que “si los mataderos tuvieran paredes de cristal, todo el mundo sería vegetariano”. Si todo el mundo fuera a una corrida de toros, ¿también?
“El toro termina en la cadena alimenticia. En lugar de morir en un matadero, muere en una plaza de toros, admirado y aplaudido. Es una falsedad de los antitaurinos decir que al toro se le hace toda clase de cosas antes de salir al ruedo. Lo que más queremos quienes cuidamos a los toros es que salga con toda su fuerza e ímpetu”.
¿Cuál es el panorama actual de la tauromaquía y qué tanto se afectaría con la prohibición?
“Desafortunadamente hemos sido tan perseguidos desde hace tiempo que muchas plazas y empresarios se han venido desanimando a arriesgar su patrimonio para dar corridas de toros, entonces hay plazas muy importantes como Cartagena, Medellín, Duitama, Ibagué y Armenia, que eran plazas de segunda que movían una economía interesante y hoy en día estamos reducidos a plazas importantes como Bogotá y sus alrededores, Manizales, Cali y plazas de provincia donde hay grandes aficionados. Me atrevería a decir que la feria de Manizales podría acabarse si se le quitan los toros, eso es gravísimo para esa economía que es difícil de cuantificar tras la persecución de varios años. Mal contadas, entre ganaderías de lidia y para las corralejas, somos 100 ganaderías. El proyecto de ley no contempló con claridad qué van a hacer con esos animales”.
Lea también: ¿Por qué aprobaron la prohibición de los espectáculos con toros y no de las corralejas?
¿Qué van a hacer en el tiempo de transición de tres años que incluye el proyecto?
“Si esta gente, los que se dicen ser animalistas, fueran justos y conscientes sobre lo que hay detrás de la corrida de toros en cuanto a economía y trabajo, yo hablaría no de tres años sino de cinco. Porque en este momento en las vacas de cría hay embriones gestándose, entonces desde que nace hasta que tienen la edad son cinco. No le cambiaría nada a la ley 916, porque si usted va a venir a ver corridas incruentas, no creo que nadie venga. Podría eventualmente quitar la muerte, las banderillas, se puede reducir la pica. El eslogan nuestro durante este tiempo ha sido ‘regulación sí, prohibición no’”.
¿Van a emprender acciones legales ante la Corte Constitucional?
“Creo que el proyecto de ley prohibicionista va en contravía de la jurisprudencia. La Corte ha hablado de morigerar para proteger los miles de empleos y las tradiciones sobre la cultura colombiana. Los toros han sido mucho más de la Colombia profunda, de los pueblos, de la ruralidad. Son parte de nuestro mestizaje, el mayor valor que tiene nuestra sociedad. Creería que la Corte Constitucional lo puede llegar a frenar”.
¿Cuál es el futuro de la tauromaquía? Porque hay que reconocer que cada vez pierde más seguidores en el mundo y parece estar condenada a desaparecer.
“La naturaleza es que si no hay una economía que sostenga el espectáculo, si no hay gente que venga a las plazas, pues los empresarios dejan de recibir dinero y sola se acabaría. Ese es un argumento de ellos, que hay que prohibir porque la gente no va a las corridas. Si eso es así, las corridas se acabarían solas. ¿Para qué abrir la caja de pandora del prohibicionismo? Hoy son los toros, ¿mañana qué?”.
Siga leyendo: “La tauromaquia es el símbolo de la barbarie”: senadora Esmeralda Hernández
