La visita del presidente Gustavo Petro a España, como tantas otras que han hecho él y anteriores jefes de Estado, estuvo cargada de una buena dosis de etiqueta y protocolo: dos cosas que él, abiertamente antimonarquía, ha intentado modificar desde sus cargos de poder.
Como era de esperarse, buena parte de la atención de ese encuentro oficial se centró en los vestuarios del jefe de Estado, la primera dama, Verónica Alcócer, y el resto del gabinete que acompañó la visita.
Sin decir que una cosa es más correcta que la otra, en los diferentes momentos del evento hubo de todo: una ministra con tenis en plena ceremonia de recibimiento, un Petro negándose a usar la vestimenta oficial para una cena “real” y hasta una Alcocer que se llevó todos los halagos por la elegancia de sus trajes.
Pero, aunque los mandatarios son libres de usar lo que deseen y Petro logró el visto bueno de la corona española para evitar el frac, lo cierto es que sus trajes iban más allá de una simple prenda. Tenían un mensaje político.
A la analista española Patrycia Centeno, asesora en estrategia política, le gusta llamar a ese concepto “activismo estético”, una serie de mensajes que los líderes mundiales envían con lo que se ponen, y con lo que no.
Por eso último, no fue raro que el jefe de Estado le pidiera a España no tener que usar frac, un traje de gala que, por norma, portan los hombres que van a cenas de gala de los reyes.
Pese a que expresidentes como Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos lo usaron sin problema en sus momentos, para Petro, un político de izquierda que no comulga con las ideas de imperios y coronas, sería casi que una traición a sus principios.
Para Centeno es claro que los líderes de esa corriente política no visten de “smoking, chaqué o frac por considerarlos símbolos oligárquicos”, pero no han sido los únicos.
En la historia de las cenas de la corona y de exmandatarios que pidieron no usar ese traje también están Nelson Mandela, de Sudáfrica; Santiago Carrillo, de España; Ollanta Humala, de Perú, y hasta el actual presidente chino, Xi Jinping.
Lo que sí es una novedad, por supuesto, es que un presidente colombiano haya pedido vestir con un traje que, aunque formal, no representa las tradiciones de la monarquía española.
Como símbolo de apoyo, quizás, ninguno de los acompañantes del presidente quiso usar el vestido “frac”, aunque invitados del rey Felipe y él mismo sí lo hicieron. Otros mensajes políticos enviados por sus prendas vinieron por parte de Alcócer y la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez.
Mientras que la primera usó vestidos de diseñador con bordados indígenas –con lo irónico que es eso ante la tradición de conquistas que tuvo España–, la segunda defendió su derecho de usar tenis.
“Puedo estar ante la realeza española en tenis: porque es mi decisión y me hace libre”, dijo Vélez.
Pero, más allá de sus trajes, el presidente Petro cumplió con una rigurosa agenda que contó con visitas a lugares emblemáticos, almuerzos y cenas con la realeza y hasta un discurso oficial ante el Congreso de los Diputados de España.
Allí dijo que, debido al constante deterioro del medio ambiente, “estamos en el comienzo de la extinción. No es el apocalipsis, pero o cambiamos o nos extinguimos. No hay tiempo para más. No es un debate político como antaño, ya tiene que ver con una orden de la ciencia”.
Al final de la jornada, las transmisiones de la cena real mostraron de lo que el país habló todo el día: un Petro entrando al Palacio Real de Madrid sin frac, pero con una banda oficial similar a la que portó el rey Felipe.
La entrada a la cena, en la que todos los asistentes usaban sus mejores trajes de gala, sucedió tal y como el protocolo lo indica. Adelante entraron el rey Felipe y la primera dama Alcócer, y atrás el presidente Petro y la reina Leticia Ortiz.
Tras una pasarela de cruce despacio y mirada al frente, los cuatro se ubicaron frente a frente y un poco distanciados, una situación que, de nuevo, dejó ver un Petro nervioso y tal vez un tanto aburrido. Eso sí, agradeció la invitación.
La Derecha no quiso escucharlo
La visita del presidente Gustavo Petro a España y su discurso ante el Congreso de los Diputados concluyó también con polémicas imágenes en las que se ve a por lo menos una docena de congresistas abandonando el recinto como rechazo al presidente. Se trató de los miembros del partido español conocido como Vox, un colectivo de ideología ultraconservadora y ultranacionalista que, por tratarse de un presidente de izquierda, quiso boicotear el discurso. Tras el evento, Petro se defendió diciendo que esa era una “bancada que se deja seducir del fascismo latinoamericano” y que el resto de los asistentes lo aplaudió, lo cual fue cierto.