El correo electrónico que sacudió en las últimas 48 horas al estamento político colombiano, reviviendo una de las confrontaciones históricas más fuertes que han tenido por casi tres décadas dos expresidentes de la República, estaba listo para enviarse desde el domingo.
Desde ese día, el extraditado capo del narcotráfico Gilberto Rodríguez Orejuela dejó listo el contenido de un mensaje con el que buscó dar respuesta, junto a su hermano Miguel –también preso en una cárcel estadounidense–, a una declaración que dio el 31 de agosto pasado el expresidente conservador Andrés Pastrana ante la Comisión de la Verdad.
Allí, frente al padre Francisco de Roux, Pastrana reveló una carta fechada del 11 de junio del 2000 y firmada por los jefes del extinto Cartel de Cali, en la cual se ratificaba que lograron penetrar de forma ilegal la campaña del expresidente liberal Ernesto Samper.
Aunque Pastrana aprovechó ese momento para fustigar con el contenido de la misiva a su eterno enemigo político –Samper–, no reveló de forma explícita el origen de la misma. Y, como es costumbre en estos choques, ese último día de agosto el exmandatario liberal no esperó ni 24 horas para responder en un escueto trino que no le reconoce autoridad moral a su rival.
El correo de los Rodríguez, que se conoció en la noche del martes y llegó a Colombia a través del sistema Corrlinks –el cual tiene habilitado el Bureau de prisiones federales estadounidenses para que los presos se comuniquen con sus familias–, traía parte de la respuesta. Y, de paso, sirvió de detonante del nuevo choque Samper-Pastrana, que en este 2021 llega a su año 27 de continuidad.
“No nos extraña, pero nos sorprende cómo, con la entrega de la carta enviada a usted con nuestro común amigo, el doctor Santiago Rojas, hace más de 20 años, y sus declaraciones ante la Comisión de la Verdad, usted señala y al mismo tiempo pretende posar de víctima de la corrupción sin incluirse usted mismo en dicha corrupción”, dicen los Rodríguez en su mensaje, en el cual, además –pero sin ninguna prueba–, dicen que también penetraron con dineros del narcotráfico la campaña presidencial de Pastrana en 1998.
A este contenido le agregaron que esa carta que llevó Pastrana a la Comisión de la Verdad la firmaron porque fueron chantajeados, ya que, de acuerdo con su relato, a través de Santiago Rojas –para el año 2000 médico de la Casa de Nariño– les llegó el mensaje del entonces Presidente de que si no se atribuían la misiva acusando de recibir dineros del narcotráfico a Samper y a quien fuera su ministro del Interior, el ya fallecido Horacio Serpa, los extraditaría.
Y aquí se desató el nuevo encontrón. De inmediato, Samper emitió un comunicado en el que se declaró “sorprendido” por el “comportamiento indigno” de Pastrana al intentar ejecutar un entrampamiento en su contra, negociando la no extradición de dos capos del narcotráfico. Esto se traduce en que le dio total credibilidad a este último mensaje de los Rodríguez.
“El país tiene derecho a saber la verdad que intentó ocultar el expresidente Pastrana en su insólita presentación en la Comisión de la Verdad”, precisó el exmandatario liberal, quien vio empañada su Presidencia (1994-1998) por el escándalo que se bautizó como Proceso 8.000 y cuya génesis fueron unas grabaciones –reveladas en su momento por Pastrana–, en las que se confirma que el Cartel de Cali financió la campaña del liberal.
En ese entonces, en un agitado escenario político que hasta le costó la visa estadounidense a Samper, la Comisión de Acusación de la Cámara absolvió al exmandatario, considerando que había falta de pruebas contundentes.
Para 1998, quien sucedió en el poder a Samper fue precisamente Pastrana, quien no solo tuvo que llevar a cuestas el estigma del fallido proceso de paz del Caguán –que, de hecho, defendió ante la Comisión de la Verdad–, sino que enfrentó dos sonados escándalos de corrupción durante su mandato (1998-2002): Dragacol y Chambacú.