La historia de Pegasus dio un punto de giro con ingredientes de novela de suspenso. El diario El Tiempo reveló que funcionarios de la Casa Blanca confirmaron haber realizado la compra del software como parte de los convenios de cooperación gobierno - gobierno en contra del narcotráfico. Un día después de esa revelación, el embajador de Colombia en Washington, Daniel García-Peña, se acercó hasta la Presidencia de Estados Unidos por orden del presidente que le solicitó pedir respuestas precisas al gobierno americano.
A su salida le dio declaraciones a los periodistas que terminaron de aclarar la situación. “Tuvimos una reunión franca con el equipo de la Casa Blanca y dieron explicaciones y ratificaron muchas de las informaciones que ha salido en medios colombianos (...) Lo que nos aseguraron es que fueron recursos norteamericanos (...) nos aseguraron que el software nunca se les entregó a autoridades colombianas”, dijo el embajador.
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Y agregó que “me parece sospechoso e irregular que esos pagos se hagan en efectivo (...) supuestamente para evitar trazabilidad de los recursos lo cual hace más sospechoso”. Ante la pregunta de uno de los periodistas sobre si el expresidente Duque sabía, García-Peña contestó que los funcionarios del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca contestaron: “no”.
Esta versión, corroborada desde la Casa Blanca, deja varios hechos objetivos para el análisis y otras preguntas que quedan abiertas todavía sin respuesta. Lo primero es que la aceptación de la compra desmiente la hipótesis inicial del presidente Gustavo Petro que especuló en televisión nacional sin evidencias concretas. Petro había sugerido que Pegasus se había comprado bajo una operación de lavado de activos, pero Estados Unidos aseveró que se trata de recursos lícitos aunque falta conocer el origen en detalle; también había señalado que el software posiblemente se usó para perseguir a los jóvenes en las protestas de 2020 y 2021 pero de eso no existe ningún soporte.
Y, finalmente, Petro también acusó a la Revista Semana de haber recibido información recabada supuestamente por Pegasus en la publicación que hizo la revista de algunas conversaciones del círculo íntimo del mandatario durante la campaña, lo que tampoco probó hasta ahora.
La revelación del Gobierno Americano también deja mal parada a la fiscal general Luz Adriana Camargo. En una entrevista reciente, Camargo dijo que había agregado la indagación de Pegasus a la que abrió la Fiscalía por las alertas del magistrado de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez, por posibles seguimientos y chuzadas a su celular, el de su esposa y su equipo. La fiscal no explicó por qué relacionaba una cosa con la otra sin que hubiese algún nexo material. Pero la Casa Blanca argumenta en su declaración que el software no fue entregado a Colombia, y que se usó con la supervisión de los agentes de ese país en operaciones exclusivamente contra narcotraficantes.
¿Por qué entonces Camargo ancló sin evidencia una denuncia actual y seria de un magistrado sobre la posibilidad de interceptaciones ilegales en su contra al uso de un software que, según la versión de la Casa Blanca, se dejó de utilizar en 2022 en Colombia?
Esa declaración podría ser una conjetura rápida de la fiscal que evidencia vacíos en la investigación sobre la denuncia de Ibáñez y falta de avances para conseguir respuestas, como sucede en la mayoría de los casos del ente acusador. A pesar de que ha pasado casi un año desde que estalló el caso de los carrotanques en La Guajira, y con él todo el escándalo de la UNGRD, la Fiscalía no ha tomado ninguna decisión en contra de los salpicados, todos funcionarios o exfuncionarios del Gobierno.
Las preguntas que quedan por Pegasus
Las preguntas que quedan tras la confirmación de Pegasus son contradictorias. La versión en la que se mantiene el Gobierno de la Unión Americana es que el expresidente Iván Duque no sabía porque se trataba de una operación “rutinaria” enmarcada en la alianza contra el narcotráfico. El embajador habló de “carteles colombianos y mexicanos”. Pero una fuente del mundo de inteligencia le dijo a este diario que no es común que un movimiento semejante se haga sin que haya una autorización del presidente por la cantidad de dinero y por los actores.
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Se trata de una triangulación entre Colombia, y Estados Unidos e Israel, es decir dos de las potencias militares del mundo. “Ese nivel de autonomía en temas de inteligencia es viable. Pero en el marco de la cooperación bilateral, lo cual trae consigo un acuerdo de voluntades entre los dos países. Por ello, lo del pago en efectivo con origen en Colombia demostraría que el gobierno Duque sabía lo de Pegasus. Es muy difícil que el presidente realmente no lo supiera, o lo delegó”, dijo el experto que ha trabajado directamente con organismos de inteligencia en Colombia.
Y en esa misma línea el embajador García-Peña le pidió a los asesores de la Casa Blanca información precisa de los blancos a los que se les instaló Pegasus durante 2020 a 2022 para poder comprobar que esto se hizo contra poderosos narcotraficantes. “Hablaron de carteles colombianos y mexicanos”, dijo el diplomático.
Sin embargo, no es claro que esa información se vaya a entregar de manera efectiva a la Embajada o al Gobierno porque los acuerdos de cooperación en inteligencia tienen cláusulas de confidencialidad y el presidente ya violó la reserva de un documento del Grupo Egmont, lo que significó consecuencias graves para el acceso a otra información en la persecución de los bienes y propiedades de delincuentes colombianos. Si algo dejó claro la revelación de Pegasus por parte del presidente en televisión nacional y horario estelar, es que el mandatario no es confiable para guardar secretos, incluso si se trata de inteligencia interestatal.
Y si algo han aprendido las agencias de inteligencia que persiguen narcos especialmente en América Latina, es que deben actuar en absoluto secreto para que sus enemigos no conozcan las estrategias y proteger a los agentes encubiertos (en Colombia hay más de 100). Un hecho histórico fue el caso del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena, que fue capturado por los narcotraficantes del cartel Jalisco y asesinado en Guadalajara en 1985 por Rafael Caro Quintero cuando se conoció que trabajaba con las autoridades de ese país.
¿Contra quiénes se usó Pegasus?
Entonces, la pregunta final es contra quiénes se usó Pegasus. Aunque los detalles certeros de esa respuesta serán difíciles de concluir incontrovertiblemente, EL COLOMBIANO ya había revelado que entre 2020 y 2022 sucedieron grandes golpes contra las disidencias de las Farc, la mayoría de ellos en Venezuela. Entre esos golpes estuvieron los de El Paisa, Romaña y Jesús Santrich, quienes murieron por la contundencia y precisión de los ataques. También hubo un atentado contra Iván Márquez, quien sobrevivió y hoy está negociando con el Gobierno en representación del grupo llamado “La Segunda Marquetalia”. Nunca se supo quién estuvo detrás de esas acciones en territorio venezolano.
El 23 de octubre de 2021 el máximo líder del Clan del Golfo, alias Otoniel, fue capturado en Necoclí y luego extraditado. Paradójicamente, esa es una fecha cercana al arribo de uno de los aviones israelíes que estuvo en el Hangar de la Policía en Bogotá, y que descubrió Petro. En 2022 hubo luego un bombardeo en Caquetá en el que el Gobierno anunció la caída de Iván Mordisco, aunque no apareció su cuerpo. El guerrillero desmintió después su muerte y es uno de los mayores enemigos en el Cauca y otras regiones del país.
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En conclusión, las hipótesis del presidente eran más especulaciones que certezas pero sí tuvieron una consecuencia con la que hoy todavía está lidiando Colombia. La expulsión del grupo multilateral más importante para luchar contra grupos armados organizados, narcotraficantes y criminales que lavan activos y tienen bienes en el exterior. El país no cuenta con los canales para acceder a esa información y, por lo tanto, perseguir a esos delincuentes. Y la Casa Blanca insiste en que se trató de una transacción legal para fines lícitos; probar lo contrario es prácticamente imposible para el presidente que no consultó con Estados Unidos antes de hacer su alocución.
El capítulo Pegasus seguirá teniendo preguntas y respuestas sin resolverse y teorías del presidente que, ya se evidenció, a veces no están centradas en hechos probados.
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