Que una menor de edad indígena haya caído en un bombardeo dirigido contra el Eln en Chocó enciende de nuevo las alarmas acerca del reclutamiento forzado en Colombia, señal de que los niños y adolescentes siguen en riesgo de ser vinculados a alguna organización armada ilegal y que se sigue violando el Derecho Internacional Humanitario, DIH.
Lo que parece curioso es que para el año 2016 el reclutamiento de niños disminuyó, dado el proceso de paz y el posterior Acuerdo entre el Gobierno y las Farc. Así lo celebró el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, en su informe anual sobre los niños y los conflictos ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
De acuerdo con Paula Gaviria, consejera presidencial para los Derechos Humanos, en 2013 se registraron 279 casos, 50 en 2016 y 31 en 2017, lo que representa un descenso del 89%.
No obstante, Fernando Cobo, encargado del apoyo programático de la secretaría técnica de Coalico (que es la coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes del conflicto armado en Colombia), aseguró que “hemos encontrado que se ha agudizado el reclutamiento especialmente en las zonas que fueron dejadas por las Farc y que han empezado a ser ocupadas por el Eln, los grupos posdesmovilización y las disidencias”.
De ahí que varios de esos sitios que aumentaron el riesgo, medido por denuncias y desvinculación de menores de edad, habían estado en el mapa de reclutamiento infantil en años anteriores, pues las Farc mandaban en esos territorios y eran los principales reclutadores.
“Ya no hay tanto reclutamiento como el de antes que consistía en sacar al menor de su contexto y hacerle un entrenamiento militar en el monte, ahora se trata de la utilización de menores de edad para determinadas actuaciones. El problema es que esas maneras son más sofisticadas y más difíciles de detectar”, señaló Gaviria.
Luz Alcira Granada, de Save the Children, ha identificado que la vinculación de menores de edad se da principalmente en el Pacífico colombiano y el Sur del país, lugares más disputados por los grupos armados ilegales. Cobo agregó al listado a Vaupés, Guaviare, Meta y Vichada (ver Mapa).
Indígenas en medio
Quienes más sufren los rigores de la guerra son las comunidades indígenas y afro, que siempre han quedado en medio del fuego cruzado, aunque se han puesto en pie para enfrentar a los armados, muchos de los niños que finalmente se llevan estas estructuras son de esos pueblos.
“En Vaupés las comunidades indígenas tienen mucho más riesgo, específicamente en Mitú y la ribera del río Apaporis, al igual que las del alto medio y bajo Baudó en Chocó”, anotó Cobo.
Y el defensor del Pueblo, Carlos Negret, denunció que las disidencias de las Farc están reclutando niños en internados indígenas en Amazonas.