Las escapadas de Carlos Mattos desde la cárcel La Picota a su oficina de Bogotá le costaron el cargo al director de la prisión y al del Inpec; y, de paso, sumaron otra jugada ilegal al prontuario de sobornos a la justicia que hay en contra de este zar del negocio de los carros.
Las salidas del empresario lo ubican como protagonista de otro escándalo judicial que el presidente Iván Duque calificó como vergonzante, y por eso dio la orden de remover al general Mariano Botero como cabeza del Inpec, y al coronel (r), Wilmer Valencia, como director de La Picota.
Sus partidas se dieron este miércoles, luego de que el mandatario viera en televisión que Mattos, detenido por presunto soborno a dos jueces, aprovechó para desviarse de sus citas médicas –en al menos dos ocasiones– a reuniones con su hermano Jorge Mattos, y sus abogados Iván Cancino y Laura Kamila Toro.
Ellos son sus apoderados en un proceso que lo tuvo detenido en España, y por el cual fue extraditado en noviembre pasado a Colombia, adonde llegó a responder, en efecto, por el delito de cohecho por dar u ofrecer dádivas a los jueces Reinaldo Huertas y Ligia del Carmen Hernández.
En medio de esos ofrecimientos hubo dinero y lujosos detalles a cambio de favores para no dejar caer en 2015 su emporio de distribución de carros de Hyundai en Colombia, pues la central en Corea del Sur le había quitado el negocio que lo volvió millonario.
Y como las excentricidades y la plata siempre han estado alrededor de su vida, es de esa misma forma que ahora busca librarse de varios años de cárcel por los sobornos a jueces que ya confesó. Para eso tiene previstos dos preacuerdos con la Fiscalía en los que ofreció 2 millones de dólares (cerca de $7 mil millones) para reparar a sus víctimas y pagar solo cuatro años y medio de cárcel.
El prontuario de Mattos
Por su más reciente escándalo, Mattos fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, lugar reservado para condenados con un alto peligro de fuga.
En el caso del empresario, su prontuario lo ubica como el millonario que pasó de usar aviones, ascensores de oro y comprar obras de arte, a darle millonarios detalles a los despachos que tenían expedientes que no lo favorecían. Incluso, habría torcido al sistema judicial para que sus casos llegaran a determinados jueces.
Además, antes de las escapadas, sus últimas movidas las hizo junto a Emilio Tapia, otro corrupto que lo acompañó en una celda de la Unidad de Medidas Especiales de La Picota.
Estando allí, ambos habrían decorado la celda de acuerdo a sus costosos gustos, los cuales ya no le serían necesarios, pues encontró comodidades en su oficina, a la que fue acompañado de dragoneantes del Inpec, entidad que suma otro cuestionamiento.
Las polémicas del Inpec
Como ente encargado de la custodia de los presos del país, el Inpec ha estado rodeado de varios escándalos. Uno de los más conocidos es el de Aída Merlano, quien en 2019 se fugó de un consultorio odontológico, en una irregularidad por la que fue condenado a 15 años el capitán David Álvarez, encargado de vigilarla.
Esa fuga, además, le costó el cargo a William Ruiz, director del Inpec, y a Diana Muñoz, encargada de El Buen Pastor.
Otra polémica más reciente cobró la cabeza del también director del Inpec Norberto Mujica. En 2020, bajo su custodia se presentó un motín en la cárcel La Modelo que dejó 24 muertos y más de 80 heridos, hechos en los que según la Fiscalía hubo torturas por parte de tres dragoneantes.
Tras esas irregularidades, el Gobierno tendrá que designar otro director de la entidad, pues desde 2019 han sido tres los dirigentes a los que el Ejecutivo les ha pedido el puesto por cuenta de escándalos.
En el caso de Mattos, además de los dos oficiales y los abogados, se investigará a los dragoneantes que llevaron al empresario a su oficina en una camioneta de la entidad. Ellos son unos de los principales señalados de otro posible soborno que tendrán que establecer las autoridades .