Una suerte de mini guerra fría entre pesos pesados del periodismo y la política en Colombia se vivió en el Centro de Convenciones de Cartagena al mediodía de este jueves en desarrollo de la Convención Bancaria.
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En esta cumbre de banqueros, altos funcionarios del Estado y congresistas, a la que asisten más de 2.000 personas, una de las conferencias más concurridas fue la de la directora de la revista Semana, Vicky Dávila.
Al auditorio no le cabía un alma. Como dijo después el embajador en Londres, Roy Barreras, “veo tantos congresistas que el Congreso bien podría sesionar hoy aquí”.
A algunos les llamó la atención el hecho de que una periodista fuera invitada para dar una conferencia magistral, primero porque los periodistas en este tipo de eventos suelen tener un papel de moderadores de paneles o de entrevistadores, y segundo porque la dinámica de paneles usual en este tipo de convenciones hace que sean pocos los casos en los que le dan a un orador el privilegio de hacer su conferencia individual al público. De hecho, en esta edición 58 de la Convención Bancaria, solo estaban agendadas la del exvicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence; la del gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, y la del decano de políticas públicas de London School Of Economics.
Personajes de peso como los expresidentes de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y de Colombia, Iván Duque, por ejemplo, compartieron escenario en una charla moderada precisamente por la exalcaldesa de Bogotá, Claudia López.
Vicky Dávila estaba programada inicialmente para una conversación con la directora del medio digital La Silla Vacía, Juanita León. Pero, al final, Dávila tuvo el escenario para ella sola. Y luego León también pudo dar su conferencia. ¿Acaso fue una petición de alguien en particular? No faltó quien supusiera que tal vez Gabriel Gilinski, de familia dueña de banco, y propietario de la revista Semana, habría podido tener incidencia en esa decisión.
Pero en realidad lo que más llamó la atención fue el contenido de su discurso. Vicky, a pesar de que dijo que ella no era política, habló como si lo fuera. Durante 30 minutos hizo un resumen de las revelaciones de la revista Semana, que han puesto contra las cuerdas al presidente Gustavo Petro, que han sido varias e importantes.
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En un video, en dos pantallas que ocupaban un enorme espacio de pared a pared, mostró los testimonios de Day Vásquez y de Nicolás Petro, los audios de Armando Benedetti, la entrevista con Olmedo López. Una secuencia de imágenes y voces demoledora para el presidente Gustavo Petro y su gobierno.
Pero además, en su discurso, Vicky Dávila se fue con toda: habló de “terrorismo político del Gobierno de Gustavo Petro”, lo acusó de atacar a la prensa y pagar un “ejército mediático letal” para “asesinar moralmente a los periodistas”.
“El gobierno Petro no respeta a la prensa. No respeta a los periodistas. Constantemente nos pone en peligro cuando nos llama mentirosos, nos hostiga en público, con nombre propio y alimenta las bodegas de sus fanáticos, muchos con jugosos contratos en el gobierno. Contratos que pagamos todos. Se han convertido en un ejército mediático letal y persecutor al servicio del gobierno Petro y que busca asesinar moralmente a los críticos, a la oposición, a los periodistas que solo hacemos nuestro trabajo”, leyó Vicky Dávila.
Habló también de que el Gobierno Petro “nos quiere obligar a la fuerza a una Constituyente”, que “tiene a las fuerzas militares amarradas” e incluso llegó a decir: “Desde aquí les digo a las fuerzas solo cumplan la Constitución, el pueblo está con ustedes”.
Y remató: “No podemos sucumbir ante el terrorismo político del gobierno de Gustavo Petro. No podemos perder la democracia. No podemos perder la libertad. Tenemos que resistir”.
Al terminar el auditorio le dio un aplauso sostenido, el más largo que se había escuchado en los dos días de la Convención. De inmediato, algunos recordaron lo ocurrido hace un año en un congreso similar, aquella vez el de la Andi, en el cual el discurso del fiscal Francisco Barbosa, evidente crítico del presidente Petro, provocó una ovación de pie del auditorio y en consecuencia el presidente decidió no asistir a la sesión de clausura, a la cual estaba invitado y había previamente aceptado.
En aquel momento se entendió como un plantón de Petro con los empresarios que meses después trató de enmendar tomándose una foto con los cacaos en Cartagena.
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Las consecuencias del huracán Vicky fueron aún mayores. Hubo una suerte de reunión de crisis, en uno de los salones VIP del centro de Convenciones se reunió el embajador Barreras con algunos otros miembros del gobierno que por allí estaban. Y se comunicaron con la jefa de gabinete de Petro, Laura Sarabia que, si bien había estado la noche anterior en un coctel del evento, había madrugado esa mañana para ir a Aguachica, Cesar, con el presidente Petro.
Sarabia dejó saber entonces que no asistiría al panel al cual estaba invitada, a las 5:00 de la tarde de este viernes, moderado por el director de El Tiempo, Andrés Mompotes, y en el cual estarían los presidentes de los bancos más importantes del país. Se daba por descontado que el presidente Petro también cancelaba su participación en la clausura.
En la tarde, el turno de panel fue para el embajador de Colombia en Londres, Roy Barreras, quien de primerazo dijo: “La candidata Vicky Dávila abusó del espacio que le dieron”. Por momentos no se entendía del todo el motivo de la reacción de malestar. Cualquiera que haya seguido a Vicky Dávila en sus redes sociales en los últimos meses no se extrañaría al verla expresarse de esa manera.
Tuvieron que entrar en operación amigables componedores que finalmente lograron convencer a Laura Sarabia de participar.
Para calmar la tormenta, el presidente de Asobancaria, Jonathan Malagón, publicó un mensaje en su cuenta de X (antes Twitter): “Las opiniones de los intervinientes en la Convención Bancaria no representan al gremio ni a sus afiliados. El evento es un espacio de diálogo constructivo”. A lo cual Roy Barreras respondió también en X: “Es lamentable que abusando de su generosa invitación, Vicky Dávila haya usado este escenario de conversaciones para una diatriba de odio y veneno. Un refrito de sus viejas carátulas que solo siembra, odio y alimenta la polarización que le sirve a ella en su evidente ambición de ser la candidata de la extrema derecha”.
El sacudón no duró mucho. A las 9:00 de la noche ya todos estaban en la fiesta, los banqueros, los congresistas, Laura Sarabia y otros miembros del gobierno –Roy Barreras, embajador; César Ferrari, superintendente financiero; Luis Carlos Reyes, exdian y ahora ministro de comercio; y Juan Fernández, asesor de Presidencia–, cantando y bailando con Pipe Pélaez, Bacilos y Sergio Vargas. La única que no apareció fue Vicky Dávila.
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