Aggrey Rwetsiba, delegado ugandés en la cumbre sobre biodiversidad de la ONU en Colombia, se hospeda en un alojamiento poco habitual: un motel normalmente usado para citas sexuales, con habitaciones dotadas de columpios y tubos de striptease.
Como muchos delegados que llegaron a la ciudad colombiana de Cali, su reserva de hotel se frustró en el último momento y Rwetsiba tuvo que cambiar de planes.
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Con los hoteles tradicionales a reventar, los moteles acudieron al rescate.
Mientras enseña su habitación en el Motel Deseos, el delegado señala la gran cama matrimonial, la ducha a ras del piso y un curioso elemento: un espejo en el techo.
Algunas de sus prendas están colgadas en perchas a lo largo de la mampara de la ducha. Otras están dobladas en un pequeño pasadizo que atraviesa la pared y suele usarse para pasar discretamente bebidas a los enamorados sin molestarlos.
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Las habitaciones en los moteles normalmente se alquilan por unas horas, y no suelen tener armarios.
“No sé si he entendido bien lo que debe ser un motel, pero he visto algunas características únicas... Como el espejo del techo. Nunca lo había visto en un hotel”, afirma Rwetsiba.
También se sorprendió con el único enchufe que había junto a la cama, en lugar de al lado de la mesa, donde necesita corriente para su portátil.
“La configuración es bastante diferente”, dijo. “Nunca he visto un hotel en el que cada habitación tenga un patio de aparcamiento”, cada uno cerrado, con una puerta privada que da directamente a la habitación.
La gerente del Motel Deseos, Diana Echeverry, mostró orgullosa a la AFP las instalaciones, con 40 habitaciones en dos plantas y un ala reservada para los 12 delegados de la COP16 que allí se hospedan.