El lunes pasado hubo una situación extraña en Palacio. Como lo contó Daniel Coronell en La W, un grupo importante de miembros del gabinete llegó al consejo de ministros que se realiza tradicionalmente los lunes con varios planteamientos al presidente. El consejo terminó retrasándose al punto de que no se realizó esa noche y el presidente tuvo que volver a llamarlo el día siguiente luego de la llegada de la presidente de Kosovo.
La primera historia giraba entorno a la queja unilateral sobre Benedetti. Ese lunes se conoció la famosa foto de Benedetti frente a Laura Sarabia y Petro en el despacho presidencial y se dijo que los ministros preguntaron cuáles iban a ser las funciones del exembajador en la FAO, que aterrizó en Colombia luego de tener que enfrentar un escándalo sumamente difícil por un episodio de agresión contra su esposa Adelina Guerrero en el que Benedetti habría sacado un cuchillo para cortar unos bolsos.
Sin embargo, hay una segunda historia que hasta ahora no se conocía. Lo que en principio era una queja o un espacio previo al consejo para unas preguntas al presidente que tuvo como protagonista a la vicepresidenta Francia Márquez, se convirtió en una reunión en la que esos ministros y algunos directores de departamento se quejaron especialmente de la directora del Departamento Administrativo de Presidencia, Laura Sarabia.
Este diario conoció que inmediatamente después de esa reunión, Sarabia convocó a algunos periodistas y dio explicaciones sobre el papel de Benedetti. Allí dijo que Benedetti iba a estar sujeto al Dapre y explicó que había algunas circunstancias no concluidas como la denuncia que ella había interpuesto contra el exembajador por violencia de género en un caso que incluso ha estado revisando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Dijo además que la relación con el presidente no estaba desgastada y afirmó que ella sabía que no era una mujer del seno de la izquierda y que eso no le gustaba a algunos en el Gobierno.
Esa última frase no fue ocasional. La queja de los ministros, según conoció de primera mano este periódico con más de tres fuentes, tuvo a Sarabia en el centro de la conversación con el presidente. Quienes le pidieron explicaciones al presidente sí le preguntaron por el papel del exembajador que hasta ese momento no se entendía bien y había mucho ruido alrededor. Gustavo Bolívar dijo al otro día a los medios bajándole el volumen al escándalo que “no hubo ninguna rebelión”, sino que se trataba de unas preguntas porque no sabían qué rol iba a cumplir. Agregó: “el presidente nos respondió esas preguntas y seguimos”.
Pero no fue así. Los ministros fueron enfáticos en un mal manejo del núcleo de Presidencia, que además empezó a preocupar con la llegada de Benedetti porque varios de los grandes escándalos de este Gobierno los tienen a los dos como protagonistas. El caso Marelbys Meza por el que ya hubo dos condenas con aceptación de cargos y un preacuerdo de policías de Palacio que dijeron que “la orden fue de Presidencia” y los audios en los que el exembajador la maltrataba y la amenazaba de manera reiterada sobre filtrar todo lo que sabía incluso “si todos nos vamos a la cárcel”.
Con esos antecedentes, a los miembros del gabinete les preocupa que esas peleas escandalosas vuelvan a ocurrir con filtraciones parciales a la prensa que ambos han usado en su beneficio. Pero lo más grave es que algunos jefes de las carteras creen que Sarabia sí ha usado su poder en Presidencia para hechos irregulares, según lo dijeron las fuentes consultadas.
La carta de la cadena de Whatsapp
El otro hecho importante es que dos días después de la reunión en Casa de Nariño, la propia Sarabia publicó en su cuenta de X una carta que nadie sabe quién escribió hablando de ese hecho de la rebelión. El documento” se titula: “Una reunión clave en el Palacio: la bancada de gobierno y la vicepresidenta exigen la salida de Laura Sarabia”.
Y tiene algunos datos que, según las personas consultadas, son reales. También otros que no lo son o no están probados y buscan atacar a Sarabia con un interés indescifrable.
”Lejos de ser un episodio de supuesta critica por la llegada de Benedetti, como lo filtró estratégicamente Laura Sarabia a un periodista cercano, la reciente reunión en el Palacio de Nariño fue una solicitud seria y programada con días de antelación. La bancada de gobierno, junto con la vicepresidenta elegida popularmente, plantearon con firmeza la necesidad de que Sarabia deje su cargo y se detengan de inmediato las maniobras de obstrucción a la justicia en los procesos que avanzan en su contra”, dice el texto en el primer párrafo.
Sarabia dijo sobre esta carta que es “otra cadena falsa de whatsapp”. El documento no tiene metadatos aunque está originado en un archivo de Word, pero una fuente que la conoció de manera directa afirmó que la escribió una persona dentro de Casa de Nariño y aseveró que no fue Benedetti.
“La relación Sarabia-Benedetti ha estado marcada por un pasado turbulento que ahora amenaza con resurgir. El regreso de Benedetti al Palacio de Nariño parece ser visto por Sarabia como una amenaza directa a su control e influencia en el gobierno. En lugar de abordar este nuevo panorama con madurez política, Sarabia ha optado por utilizar las filtraciones a la prensa como un arma para establecer límites a Benedetti antes de que este pueda consolidarse en su nuevo rol”, señala otro párrafo del documento.
Aunque el texto no tiene autor, es importante su aparición porque revela una guerra interna en Palacio que no ha cesado. Esto ya había pasado antes con unas cartas en word con el mismo formato que acusaban a Jaime Ramírez, asesor de Palacio y enlace con el Congreso, que es el mismo trabajo que va a realizar Benedetti. En esos documentos también se acusaba a Andrés Sarabia de hacer intermediaciones indebidas en el sector público con sus amigos personales. Sarabia reaccionó diciendo que era un “complot en su contra” pero hubo por lo menos tres cartas que alguien escribió cuyo autor todavía permanece en el anonimato.
”La historia es más larga. Y el principal tema era otro”, dijo una fuente relacionada con la historia de los ministros el lunes.
”El complot de Sandra Ortiz”
Esta semana Sandra Ortiz dio una entrevista a W Radio en la antesala de la imputación de cargos que la Fiscalía le va a realizar este viernes. Allí negó su participación en el escándalo de corrupción de la UNGRD, dijo que ni los ministros ni Carlos Ramón González le dio órdenes para comprar congresistas. Sobre eso existen varias pruebas que contradicen su defensa, pero lo clave fue que habló de “delatar” a quienes desde Presidencia estaban preocupados por sus propios intereses y “traicionaron” al presidente. Otra fuente que conoce el caso aseguró que Ortiz se refiere a Sarabia y hablará de ella a las autoridades.
Aunque en las últimas semanas varios medios publicaron historias sobre una eventual salida de Sarabia, esta confirmó a EL COLOMBIANO que en la reunión del lunes con Benedetti quedó ratificada al frente del DAPRE.
Lo que demuestra la versión corroborada de que los ministros también estuvieron inconformes con su gestión y pidieron su salida, es que en el Gobierno hay una guerra interna preocupante que el presidente conoce y que dificulta la articulación del gabinete. Nadie sabe qué pasará entre Benedetti y Sarabia pero el nuevo capítulo hasta ahora comienza y es predecible que en esta etapa vengan otra vez escándalos, filtraciones, y ataques.
Este diario buscó a la directora del DAPRE y le preguntó directamente si los ministros se quejaron de su papel en el Gobierno. Contestó que a ella no se lo dijeron y que el presidente no se lo había informado.