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“Colombia es la piedra angular del continente”: los mensajes y desafíos que dejó la cumbre entre Biden y Petro

Lucha contra las drogas, reforma agraria y cambio climático fueron los ejes de su primer cara a cara en la Casa Blanca.

  • Petro y Biden se reunieron en el despacho oval, donde atendieron a la prensa y, posteriormente, tuvieron una reunión privada. FOTO Getty
    Petro y Biden se reunieron en el despacho oval, donde atendieron a la prensa y, posteriormente, tuvieron una reunión privada. FOTO Getty
  • Petro se reunió el jueves con la representante Nancy Pelosi. FOTO Twitter
    Petro se reunió el jueves con la representante Nancy Pelosi. FOTO Twitter
  • “Colombia es la piedra angular del continente”: los mensajes y desafíos que dejó la cumbre entre Biden y Petro
21 de abril de 2023
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Pasado menos de un año desde que asumió el poder –en medio de las flaquezas de su paz total y el viraje que propone en la lucha contra las drogas–, el presidente Gustavo Petro dio un trascendental salto en materia de política exterior. En el despacho oval de la Casa Blanca en Washington, el primer Jefe de Estado de izquierda en Colombia tuvo este jueves un cara a cara amable y fraterno con el mandatario de Estados Unidos, Joe Biden.

La cita, precedida por una intensa agenda y un inusual lobby en los pasillos del congreso norteamericano, se extendió por cerca de una hora y estuvo ambientada por alrededor de 200 colombianos indocumentados que, a las afueras de la Casa Blanca, pedían entre vítores que se les garantice un estatus de protección.

Y es que si bien la migración fue uno de los temas que alcanzaron a discutir ambos mandatarios, el foco estuvo centrado en tres asuntos transversales que, aunque han marcado las relaciones de los últimos años entre ambos países, ahora estarían sujetos a sendos cambios: lucha contra las drogas, reforma agraria y cambio climático.

Y en los entresijos de la reunión hubo un asunto clave que marcó la visita de Petro en suelo norteamericano: Venezuela y la intención de destrabar las conversaciones entre chavismo y oposición para superar la crisis del vecino país.

“Colombia es la piedra angular del continente. Tenemos esfuerzos compartidos y, si trabajamos juntos, podremos tener realmente un continente que sea unido, igualitario, democrático y económicamente próspero”, le dijo en tono fraterno Biden a Petro.

Fracaso de la guerra contra las drogas

En momentos en los que la erradicación de cultivos de coca bajo la batuta de Petro tuvo una estrepitosa reducción del 93 % y el énfasis está puesto ahora en la incautación de cocaína, el mandatario colombiano puso sobre la mesa –una vez más– la necesidad de un reenfocar la política de lucha contra las drogas.

Ante Biden, el presidente colombiano precisó los pilares de su estrategia antinarcóticos, basada en cero glifosato y un visto bueno a que los campesinos sigan sembrado coca hasta tanto la sustitución muestre resultados. Muestra de ello es que, aun cuando en 2022 se dispararon en un 43 % las hectáreas sembradas con hoja de coca, el Gobierno no erradicó ni una sola hectárea en enero de 2023.

“Quedó bien entendido que una cosa es fumigar una mata y a unos seres humanos que son débiles económicamente, y otra cosa es perseguir al empresariado del narcotráfico, que se hace a partir de labores de inteligencia de sus bienes, de sus dineros y de la interdicción”, defendió Petro, quien seguramente habrá sacado pecho por la destrucción de 70 laboratorios de pasta base entre enero y febrero o la incautación de más de 10 toneladas de cocaína en ese mismo lapso de tiempo.

Mientras que Biden reconoció escuetamente que están “trabajando juntos para combatir el narcotráfico”, Petro –en una rueda de prensa al término del encuentro– dijo que le pidió “un poco más de ayuda” en la lucha contra los carteles: “Necesitamos más embarcaciones, lanchas o drones. Hay un avance importante, no digo que completo, pero que sí dificulta la economía ilícita”.

Inclusive, el Jefe de Estado instó a “estudiar más profundamente” la sustitución de consumos que se presenta en Estados Unidos. Se trata de una referencia indirecta al fentanilo, una droga que –en detrimento de la cocaína– va en ascenso en territorio norteamericano y responsable de la muerte de al menos 8 personas cada hora en ese país. Petro trató con nombre propio la problemática en la reunión que sostuvo con la congresista demócrata Nancy Pelosi.

“Queremos abrir la discusión sobre ese tema y cómo se articula la política internacional de drogas con el crecimiento de la violencia en Latinoamericana y Colombia. El camino de la paz pasa por entender estas circunstancias que vive la humanidad”, señaló.

Si bien el Presidente insistió en las nuevas dinámicas del mercado y el fracaso de la guerra contra las drogas –un asunto unido a su paz total y la política de seguridad–, para el profesor Rafael Piñeros, especialista en análisis de problemas políticos e internacionales contemporáneos de la Universidad Externado, es “poco probable” y difícil que haya cambios en esta materia.

“Para Estados Unidos no es prioritario cambiar el enfoque que ha utilizado en los últimos años. Hay recursos que ya están comprometidos para una destinación puntual: lucha contra las drogas, y no es tan sencillo cambiar esa destinación. Lo debe hacer el Congreso y eso pasa por una negociación que puede ser compleja. Además, siguen llegando narcóticos a Estados Unidos de manera creciente y eso genera presión sobre Biden para que haga más. Eso implica resultados específicos de reducción que no se están dando”.

La mano gringa en la reforma agraria

Transversal a la lucha contra las drogas y su política de paz total, Petro le planteó a Biden un aspecto con implicaciones económicas y de seguridad: la reforma agraria. Aunque su gobierno ha dispuesto recursos por $3 billones para la compra de tierras y ha buscado acelerar procesos de restitución, el Jefe de Estado pidió la cooperación de Estados Unidos para que Colombia haga realidad la reforma agraria.

En esa línea, Petro evocó la frustrada e inconclusa Alianza para el Progreso, un plan de ayuda económica que se trazó en los años 60 John F. Kennedy buscando darle un impulso a la productividad agrícola en América Latina. En el caso colombiano, según Petro, que los campesinos accedan a las tierras contribuiría también a atacar estructuras delincuenciales que utilizan la desigualdad para fortalecer sus negocios criminales.

“La Alianza la articulamos en medio de la construcción de una política sobre drogas mucho más eficaz: que el campesinado pueda tener mejores garantías y condiciones para producir cualquier cosa diferente a hoja de coca. (Biden) se comprometió”, aseguró Petro.

Desde el despacho oval, el presidente norteamericano enmarcó las ayudas en la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica, un programa al que se unió Colombia que –según Biden–, está pensando “para que nuestras economías crezcan de abajo hacia arriba, del centro hacia los costados, y no de arriba hacia abajo”.

Avanzó cambio de deuda por acción climática

Quizá el punto en el que hubo mayor acuerdo y avances entre Petro y Biden fue la lucha contra el cambio climático y la transición energética, un imperativo que el mandatario colombiano ha puesto como prioridad regional. Tal fue la armonía en este frente que el propio Biden dijo estar de acuerdo “con todo” lo planteado por Petro para llegar a una economía descarbonizada. En esa línea, reivindicó los esfuerzos conjuntos para hacer frente al cambio climático y la partida por 500 millones de dólares para proteger la Amazonía.

En respuesta, Petro insistió su agenda verde para la región y en pasar “del capital y la codicia fósil que crece como un huracán, a una economía que no use carbón, petróleo ni gas”. Hay un anexo que reconoció Biden: una interconexión eléctrica de todo el continente con Panamá como foco de energías limpias. Todo, bajo el paraguas de la Alianza para el Progreso.

El Jefe de Estado reclamó además por la posibilidad de que la deuda externa de los países pueda ser pagada por acciones contra el cambio climático: “Biden se sintió interpretado por esa propuesta”.

De acuerdo con el profesor Piñeros, pese a que hay un interés común por desarrollar este punto, Estados Unidos tiene claro que la transición no será de un día para otro y que cualquier cambio será progresivo: “Hay recursos y transferencia tecnológica”.

El balance para Petro y el trámite de sus diferentes agendas tras este primer cara a cara con Biden es favorable y se traduce en la primera piedra de un camino que, no obstante, está cargado de discusiones de corte ideológico, pero también de negociaciones debido a los intereses que hay de por medio. El recorrido apenas comienza.

Plan para Venezuela: “Primero elecciones y luego levantar sanciones”

Además de los asuntos propios de Colombia, el presidente Gustavo Petro arribó a la Casa Blanca con otro tema bajo el brazo que es de su mayor interés: que Estados Unidos levante las sanciones contra Venezuela, un pedido expreso de su mejor amigo regional, el presidente Nicolás Maduro.

No fue gratuito que, previo al encuentro con Joe Biden, el mandatario colombiano sostuviera reuniones con congresistas clave no solo para sumar apoyos a su política de paz total y lucha contra las drogas, sino a favor de Venezuela.

Entre esos parlamentarios se cuentan, nada menos, que Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, y el senador Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

Por si fuera poco, el miércoles –nada menos que ante la Organización de Estados Americanos (OEA)–, el Jefe de Estado pidió, a modo de exigencia, que Venezuela debe volver al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

En el cara a cara con Biden, Petro –quien negó ser un mediador– sacó pecho por la cumbre internacional que se ideó el próximo martes en Bogotá para descongelar los diálogos entre chavismo y oposición.

Según los cálculos que se hacen desde la Casa de Nariño, para que prosperen esas conversaciones primero se deben levantar las sanciones y, por ahí derecho, se garantizarían unas elecciones libres y transparentes para definir el futuro de Maduro en 2024.

“Las conversaciones de la semana entrante y las que seguirán en México podrían gravitar alrededor de dos rieles que se impulsarían progresivamente. Por un lado, el cronograma electoral venezolano con garantías. Por el otro, una desactivación paulatina y progresiva de las sanciones. Llegaríamos a una meta y es que el pueblo decida libremente, sin sanciones ni presiones, su propio destino social y político”.

Sin embargo, como reza el adagio popular, el diablo está en los detalles: Petro admitió que apenas quedó planteado cómo será el orden de la ecuación: si se levantan primero las sanciones y luego hay elecciones –como quiere obstinadamente Maduro–, o si antes de quitar el bloqueo el régimen debe avanzar en el diálogo con la oposición y garantizar unos comicios transparentes.

“Quedó planteada sobre la mesa una estrategia que es primero hacer elecciones y después levantar las sanciones o que, paulatinamente, en la medida en que se vaya cumpliendo una agenda electoral, se vayan levantando progresivamente esas sanciones”, explicó.

Pese a los pronósticos y planes de Petro, lo cierto es que el camino para que Estados Unidos ablande su posición frente a Venezuela parece empantanado, más cuando se acercan las presidenciales de 2024 y la presión está puesta sobre Biden.

Inclusive, un alto funcionario de la Casa Blanca tuvo que salir a desmentir al embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, quien dijo que se “negocia desde hace meses ”el levantamiento de las sanciones. “No tiene ni idea de lo que está hablando”, respondió el funcionario norteamericano, una muestra del difícil camino que se avecina para los intereses de Petro y Maduro.

“Divaga para no decir nada”, criticó la republicana Salazar

En medio de su periplo por Estados Unidos, el presidente Gustavo Petro tuvo un duro cara a cara con una de sus mayores opositoras en territorio norteamericano: la representante por Florida María Elvira Salazar. Si bien la reunión fue cordial, no estuvo exenta de controversia y discusión, al punto que Petro la comparó con María Fernanda Cabal o Paloma Valencia, mientras que la congresista republicana no lo bajó de socialista y expresó su “decepción” por la cita.

Salazar, de origen cubano, lamentó que, pese a que le formuló “muchas preguntas” al mandatario colombiano, no tuvo respuestas. “Básicamente no contesta ninguna pregunta. Lo que hace es dar una clase de historia y hablar de la opresión de Estados Unidos a pueblos latinoamericanos. Estamos en el 2023, cuando hay problemas concretos y puntuales”, alegó.

La representante es una protagonista de primer orden en la política latina gringa, pues no solo es conocida por la espectacularidad que rodea cada una de sus intervenciones –debido a su paso por la televisión y el periodismo antes de la política–, sino por integrar el bloque de oposición a Joe Biden y atacar a las figuras de izquierda que comienzan a afianzarse en el continente. En el plano local, Salazar es conocida por haber contado con el guiño del expresidente Álvaro Uribe durante su campaña en búsqueda del voto latino.

Frente a su encuentro con Petro, explicó que le preguntó si consideraba que el modelo económico, político y social del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, era bueno o no. Aunado a ello, si quería implementar ese modelo. Sin embargo, reclamó que solo hubo evasivas: “Divaga para no decir nada y eso es lo que hacen los socialistas, como Fidel (Castro), Maduro o Daniel Ortega. Hacen que el tiempo pase para no contestar, El marxismo, según Petro, es una ideología aceptable”, recriminó.

Ante ello, al advertir que la libertad y la democracia colombiana están bajo amenaza, alertó que “Petro tiene planes que nadie conoce” e instó a que los colombianos “estén muy alertas”. Inclusive, criticó su política de paz, al señalar que se está tratando de hacer “con grupos narcotraficantes y terroristas. Eso no ha funcionado”.

En un tono mucho más jocoso, el mandatario contestó que fue una reunión entre “dos personas que son diferentes” y dijo tener “experiencia” en el trato de parlamentarias como Salazar, a quienes comparó con Paloma Valencia o Cabal: “Es muy parecido a las formas de pensar que se desarrollan en la extrema derecha del parlamento colombiano. Fue un encuentro amable y amistoso”.

Petro fue secundado por uno de sus mayores escuderos y quien lo acompañó en el encuentro: el presidente del Senado, Roy Barreras. El congresista dijo “lamentar desmentir” a la parlamentaria, asegurando que únicamente hizo dos preguntas, “no muchas”, y que no se tocó el tema Colombia.

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