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Karina destapa verdades de las Farc: exterminio del partido del EPL era para despejarle el camino electoral a la UP

Alias Karina prendió el ventilador y señaló a la guerrilla de asesinar a excombatientes del movimiento político Esperanza, Paz y Libertad para que la Unión Patriótica no tuviera competidores. Habló de cruentas e impensadas alianzas entre guerrilla y paramilitares. Esta es su declaración.

  • Karina se desmovilizó en 2008 tras 24 años en las Farc. Llegó a ser líder del Frente 47. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
    Karina se desmovilizó en 2008 tras 24 años en las Farc. Llegó a ser líder del Frente 47. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
  • En 1991, tras su desmovilización, 2.556 combatientes del EPL se intentaron reintegrar a la vida civil y entregaron 850 armas. FOTO Cortesía
    En 1991, tras su desmovilización, 2.556 combatientes del EPL se intentaron reintegrar a la vida civil y entregaron 850 armas. FOTO Cortesía
  • La masacre de La Chinita, en Apartadó, fue perpetrada por las Farc contra Esperanza, Paz y Libertad el 23 de enero de 1994. FOTO Cortesía
    La masacre de La Chinita, en Apartadó, fue perpetrada por las Farc contra Esperanza, Paz y Libertad el 23 de enero de 1994. FOTO Cortesía
18 de septiembre de 2023
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Durante una declaración rendida ante la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá, Elda Neyis Mosquera –mejor conocida en la guerra como alias Karina y quien fuera una de las mujeres más poderosas, pero también más sanguinarias de las extintas Farc–, reveló detalles del exterminio que sufrieron los integrantes del movimiento político Esperanza, Paz y Libertad a manos de la guerrilla en la década del 90.

Se trata del partido político nacido de la desmovilización de la guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL) en 1991 y que, según han denunciado voceros ante organismos como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), fue víctima de masacres, homicidios, desplazamientos y desapariciones forzadas, particularmente en la región del Urabá antioqueño. El saldo sería de al menos 461 víctimas directas y otras 1.949 indirectas. (Ver infografía al final)

Según Karina, contrario a lo que dijeron durante años las antiguas Farc –que atribuyeron la ola de homicidios contra los “esperanzados” a que “traicionaron la causa” al entregar las armas–, detrás de la violencia había móviles políticos, lo que da cuenta de la degradación del conflicto en Colombia y los niveles que alcanzó en más de seis décadas de confrontación.

Al corroborar lo dicho por otros jefes guerrilleros, la exsubversiva reveló que el exterminio también tenía como objetivo supuestamente favorecer electoralmente y abrirle camino a la Unión Patriótica (UP), un partido que también fue hijo de un proceso de paz: el adelantado a mediados de los 80 entre el gobierno de Belisario Betancur y las Farc, con participación del Partido Comunista, y que también fue víctima de exterminio, pero a manos de agentes del Estado y paramilitares.

“Cuando empezó el movimiento Esperanza, Paz y Libertad a hacer campañas políticas en muy poco tiempo ya tenían auge político, no sé si a nivel nacional, pero a nivel de la región de Urabá sí (...) Efraín Guzmán (comandante del Quinto Frente, al que pertenecía Karina) cada rato hablaba de eso: que eran la amenaza política porque de pronto le estaban quitando muchos votos a la UP que podrían servirnos para apoyar un alcalde o un gobernador”, explicó la exjefe guerrillera.

En la audiencia en la que participó Karina –que data de junio pasado y que fue revelada en su totalidad por el columnista de este diario, Melquisedec Torres–, quien fuera la jefe del Frente 47 de las Farc habló durante 2 horas y media de cómo operaba un “comando de limpieza” encargado de la muerte selectiva de dirigentes de los “esperanzados” y de supuestos acercamientos entre los paramilitares Fidel y Carlos Castaño con las guerrillas.

Lea también: La revoltura sangrienta de Farc, UP y PCC

Incluso, llegó a decir que las propias Farc fueron supuestamente responsables de algunos crímenes contra integrantes de la UP, quienes –como determinó la Corte Interamericana de Derechos Humanos en un fallo contra el Estado colombiano– cargaron con un lastre que alimentó la violencia: los señalamientos de que el partido era el “brazo político de las Farc”, así como rótulos de “colaboradores o aliados de la guerrilla”.

Violencia contra “esperanzados”

En 1991, tras su desmovilización, 2.556 combatientes del EPL se intentaron reintegrar a la vida civil y entregaron 850 armas. <span class=mln_uppercase_mln>FOTO</span> <b><span class=mln_uppercase_mln>Cortesía</span></b>
En 1991, tras su desmovilización, 2.556 combatientes del EPL se intentaron reintegrar a la vida civil y entregaron 850 armas. FOTO Cortesía

En su declaración ante la justicia, Karina –hoy de 55 años y quien se entregó en 2008 a las autoridades para someterse a la Ley de Justicia y Paz–, aseguró que se vinculó a las Farc en 1984, aunque desde 1980 venía participando en la Juventud Comunista Colombiana (JUCO) del Partido Comunista. “Las Farc me conquistó a mí por el estomago. En mi casa comíamos caldo de popocho (plátano) con calambombo de vaca o cabeza de vaca”, dijo.

Según Karina, en sus inicios hizo parte del Quinto Frente, con influencia en el Urabá. Desde allí, sostuvo, hacían trabajo político a favor de la UP, al que catalogó como “el movimiento político de las Farc”. En esa línea, manifestó que desde que ingresó a la guerrilla uno de los “objetivos militares” era el EPL, debido a que, aunque ambas eran guerrillas, tenían contradicciones ideológicas.

Sin embargo, indicó que las confrontaciones tuvieron un alto entre 1987 y 1990, cuando las Farc, el EPL y otras agrupaciones rebeldes como el M-19 y el ELN se reunieron alrededor de la denominada Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. Pero la tregua, de acuerdo con Karina, terminó cuando el EPL se desmovilizó: “se declaró objetivo militar porque habían traicionado la causa revolucionaria”, aunque de fondo, también había persecución política. “Pasaron de ser traidores a una amenaza política”, señaló.

Desde entonces, narró la exjefe guerrillera, comenzó una cruzada para acabar con los dirigentes y excombatientes que hacían parte del naciente movimiento Esperanza, Paz y Libertad: “El comandante Efraín Guzmán dijo que ese movimiento lo iba a utilizar el Estado para golpear a las organizaciones guerrilleras y a las organizaciones políticas que había en el momento”.

Inclusive, Karina denunció que los “esperanzados” eran asesinados a manos de “comandos de limpieza” o el “Comando Rojo”, conformados por las mismas Farc: “Nunca vi una orden directa de eso, pero sí tuve conocimiento de que eso se hacía”. Señaló que el exguerrillero Marco Fidel Giraldo Torres, alias Garganta y quien también denunció los móviles políticos en una audiencia previa, llegó a ser conocido como “un Popeye de las Farc”. Lo anterior, en referencia a la dimensión sicarial de los comandos.

Durante la audiencia, el fiscal del caso –Salomón Strusberg, jefe de la Dirección de Justicia Transicional– evocó declaraciones de Garganta, quien señaló que la matanza y las agresiones a Esperanza, Paz y Libertad por parte miembros de las Farc tuvieron un trasfondo político, aunque siempre se disfrazaron con un tema ideológico. Karina corroboró esa tesis.

“Siempre, en cada reunión donde estaban los integrantes de la UP y Farc, la UP y el Partido (Comunista) –porque en ese tiempo ya no se sabía quién era el dirigente del Partido y quién era el dirigente de Farc. Era una revoltura–, a los 2 o 3 días salía el Comando Rojo (...) Uno no sabía qué iba a hacer esa gente, pero el resultado de ese Comando prontico era la muerte selectiva o colectiva de los de Esperanza, Paz y Libertad”, agregó.

En diálogo con EL COLOMBIANO, Mario Agudelo –quien hace parte del colectivo Esperanza, Paz y Libertad y llegó a ser alcalde de Apartadó y diputado de Antioquia con la bendición de los “esperanzados”– corroboró que la violencia tuvo un trasfondo político, más que ideológico, contra el entonces movimiento político.

“Comparto el planteamiento de Karina. En 1984, a través del sindicato Sintragro y el sindicalismo bananero, el EPL logró un gran auge en el Urabá. Fruto de ello, hubo toma de tierras, entre 12.000 y 15.000 hectáreas invadidas. Solo en Turbo eso dio origen a 23 veredas, entre ellas la más famosa: La Chinita, donde ocurrió la masacre de 1994 (...) Se sabía que Esperanza, Paz y Libertad iba a ser muy poderoso políticamente en el eje bananero”, declaró Agudelo.

Sin embargo, el dirigente sostuvo que la persecución y el exterminio del que fueron víctimas por parte de las Farc tuvo como origen la gran capacidad que tenían los “esperanzados” de construir un eje político en la zona bananera. “Esa fuerza iba a ser arrolladora en el escenario político, pero nos catalogaban como enemigo absoluto. Decían que su violencia era purificadora, porque íbamos a contaminar el movimiento social”.

Cruentas alianzas

Lo que vino después, de acuerdo con lo denunciado por Karina, fue otra muestra de los niveles de pugnacidad, violencia y sangre de un conflicto que no reconoció bandos ni ideologías. Ante la arremetida contra sus integrantes, un grupo del EPL retomó las armas y comenzó a defenderse con respaldo de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), lideradas por los hermanos Fidel y Carlos Castaño. En su cruzada contra las Farc, ese grupo también la emprendió contra la UP.

“Cuando las Farc comenzaron a exterminar –lo digo así– a Esperanza, Paz y Libertad, ellos crearon un grupo que se llamaban Comandos Populares”, explicó Karina. Según la Fiscalía, con base en testimonios de Rafael Emilio Garcia, alias El Viejo Rafa (uno de los líderes de esos “Comandos”), por cada dirigente de los “esperanzados” asesinado, iban a matar a 2 miembros de la UP en el Urabá antioqueño.

De hecho, agregó Karina, hubo espacio para otro grupo, esta vez disidentes del EPL que simpatizaban con la causa guerrillera y que tomaron distancia de los crímenes contra sus dirigentes. A ellos, conocidos como “los caraballistas”, los apoyó las Farc con municiones y armamento “porque tenían la esperanza de que después ellos irían al Quinto Frente como integrantes”.

En resumen, mientras un grupo guerrillero –los Comandos Populares– era abastecido y adoctrinado por paramilitares, otro –“los caraballistas”– recibían lo propio, pero por parte de la guerrilla.

El dirigente Mario Agudelo fue más allá y declaró que en su momento hubo “cierta controversia” entre los hermanos Carlos y Fidel Castaño, pues mientras el primer apoyaba fervientemente a los Comandos Populares, el segundo –paradójicamente– tuvo acercamientos con las Farc para atentar contra Esperanza, Paz y Libertad. “Sor Teresa Gómez (cercana a los Castaño) lo corroboró en la JEP”.

Genocidio de la UP

La declaración de Karina se cerró con una temeraria afirmación: de acuerdo con su testimonio, las propias Farc favorecieron el exterminio no solo de Esperanza, Paz y Libertad, sino de la UP: “En su momento las Farc ajustició, dio muerte, a algunos integrantes de la UP. Pude escucharlo”.

Consultada por este diario, la actual senadora por el Pacto Histórico Aída Avella –una de las pocas sobrevivientes del genocidio contra la UP, que dejó un saldo de 5.733 víctimas, según la JEP– insistió en que no hubo vínculo alguno con las Farc e instó a los integrantes de los “esperanzados” a precisar quiénes mataron a sus copartidarios.

“Fueron problemas entre las Farc y los ‘esperanzados’. La UP no tuvo nada que ver. Lo que están haciendo es una revictimización muy grave. ¡Es el colmo! Hemos sufrido destierros y desapariciones. Estas son historias que quieren hacer ahora”, manifestó la congresista.

EL COLOMBIANO buscó explicaciones por parte de exjefes guerrilleros de las Farc y hoy dirigentes del partido Comunes, como Rodrigo Londoño alias Timochenko, o el senador Julián Gallo, conocido en la guerra como Carlos Antonio Lozada; sin embargo, no hubo respuestas al cierre de esta edición.

La masacre de La Chinita, en Apartadó, fue perpetrada por las Farc contra Esperanza, Paz y Libertad el 23 de enero de 1994. <span class=mln_uppercase_mln>FOTO</span> <b><span class=mln_uppercase_mln>Cortesía</span></b>
La masacre de La Chinita, en Apartadó, fue perpetrada por las Farc contra Esperanza, Paz y Libertad el 23 de enero de 1994. FOTO Cortesía

Quien sí se atrevió a contestar fue la congresista Sandra Ramírez, viuda del comandante Manuel Marulanda Vélez, y precisó que no tuvo la oportunidad de compartir con Karina, aunque alertó que ella “hace muchos años salió de la organización”. Ramírez se limitó a decir que están respondiendo ante la JEP, mientras que Karina lo hace ante Justicia y Paz, y allí deberá rendir las explicaciones de sus afirmaciones. “No voy a opinar. No estuve en el mismo frente que ella”.

Ante la controvertida acusación de que las Farc contribuyeron al genocidio de la UP, respondió: “Me extraña eso, sabiendo de dónde y cómo nació la UP. Si se dieron hechos y actos de esa naturaleza será ella quien responderá”.

Formularán cargos por 1.255 víctimas

En julio pasado, la Fiscalía presentó ante la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá a 96 postulados de las AUC y de las FARC, como presuntos responsables del exterminio de la Unión Patriótica y del movimiento político Esperanza, Paz y Libertad. De acuerdo con Salomón Strusberg, jefe de la Dirección de Justicia Transicional, se formularán cargos por 353 hechos delictivos cometidos entre 1985 y 2006, que dejaron 1.255 víctimas de homicidio, desaparición y desplazamiento forzado.

Adicionalmente, se formularán 38 cargos contra Karina y alias Garganta por las acciones criminales ordenadas contra miembros de Esperanza, Paz y Libertad.

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