El exmáximo comandante del Clan del Golfo Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, seguirá prendiendo el ventilador desde suelo estadounidense.
Según se conoció este viernes, la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, lo citó para que declare en dos de los macrocasos claves de esa justicia transicional: los del exterminio a la Unión Patriotica y de ejecuciones extrajudiciales presentadas como dadas de baja en combate, más conocido como falsos positivos.
El anuncio llega tras varios meses de que Úsuga esté intentado ser aceptado en la JEP y a escasos días de que la justicia estadounidense le leyera la condena por narcotráfico.
Su sentencia fue leída por la jueza Dora Irizarry, del Tribunal del Distrito Este de Nueva York, el pasado 8 de agosto y fijo como pena 45 años de cárcel en EE.UU., exactamente la misma cantidad que había pedido la Fiscalía.
“Se hace necesario decretar este testimonio, atendiendo a que, si bien el señor Úsuga David fue escuchado previamente por el magistrado Alejandro Ramelli Arteaga en el marco de la instrucción del caso 03, no se pudieron agotar todos los temas sobre los que el referido testigo puede aportar, entre otras cosas porque fue extraditado”, justificó la JEP a través de un comunicado.
El exnarcotraficante declarará desde una de las cárceles más seguras del mundo
Pero, pese a que está citado por la justicia colombiana, se espera que el excapo declare desde su celda en la Cárcel de Brooklyn, una de las más seguras y temidas de ese país.
Según se ha conocido por múltiples reportes de esa prisión, los reos pasan metidos en su celda durante 23 horas al día, incomunicado con el resto de los reclusos y sin poder hablar con ningún miembro de su familia.
De hecho, la defensa de Úsuga está intentado que le retiren las Medidas Administrativas Especiales -más conocidas como SAM- que son aplicadas solo a los criminales más peligrosos del mundo.
Entre las restricciones que incluyen las SAM, se encuentran monitoreos intensivos y aislamientos de presos que ya tenían decretados el confinamiento solitario. Eso, en términos prácticos, significa que reos como Otoniel se pueden pasar días enteros sin siquiera ver a otra persona. No pueden hablar con nadie y son vigilados, incluso, mientras conversan con sus abogados mediante un grueso vidrio de seguridad y un teléfono de lado y lado.
Todo ello con el objetivo de que Úsuga, o cualquier otro criminal cobijado con las SAM, no pueda retomar la línea de mando del grupo armado al que pertenecía o planear su fuga. “SAM fueron implementadas tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y buscan prevenir cualquier amenaza a la seguridad de los Estados Unidos”, se lee en la página web de el Departamento de Estado de ese país.
Dichas medidas son tan extremas, que para 2017 solo había 57 prisioneros en todo Estados Unidos vigilados bajo ese régimen.
Por ahora, el juez de EE.UU. no ha decidido si las retira o no. Sin embargo, el Gobierno de Joe Biden emitió un concepto en el que pide que se mantengan las Medidas Especiales teniendo en cuenta que Otoniel fue uno de los criminales más peligrosos de Colombia y que envió miles de kilos de cocaína a los Estados Unidos.