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La tragedia extendida de La Niña del 2010: 9 años sin soluciones

A nueve años de la emergencia climática, varias comunidades siguen sin recibir soluciones.

  • Por la rotura del Canal del Dique, varios municipios de la costa Caribe colombiana quedaron bajo el agua en 2010 y 2011. FOTO Colprensa.
    Por la rotura del Canal del Dique, varios municipios de la costa Caribe colombiana quedaron bajo el agua en 2010 y 2011. FOTO Colprensa.

María Turizo, rectora del colegio El Horno, ubicado en el municipio de San Zenón, Magdalena, recorre todos los días en moto las 12 casas en las que estudian 300 de sus alumnos desde hace cuatro años. Algunos días no alcanza a ir a todas sus casas porque, literalmente, están regadas en los 238 kilómetros cuadrados que tiene el pueblo. Ella le saca chiste a su tragedia y dice: “somos el colegio más grande del mundo”.

Su institución educativa fue una de las 111 en todo el país que quedó bajó el agua tras el fenómeno de La Niña de 2010. Desde entonces, el Fondo Adaptación está tratando de reconstruirla.

El problema de esta escuela rural data de 2013, año en que el Fondo adjudicó a la constructora Castell Camel S.A.S. un contrato por 33.953 millones de pesos para la construcción de 7 colegios en los municipios de Concordia, Pijiño del Carmen, Remolino, Pedraza, Plato y San Zenón. Solo El Horno tenía una inversión cercana a los 7 mil millones.

Pero en 2017 caducó el contrato sin que la constructora entregara las obras. La escuela quedó sin construir y la empresa fue demandada. En 2018 se firmó un nuevo contrato para terminar el proyecto y fue adjudicado al Consorcio Intermagdalena, que actualmente ejecuta la etapa de preconstrucción.

“Cada año el Fondo nos pide nuevos requerimientos. Los que estaban en un principio en el proyecto, ahora no cumplen, entonces hay que actualizar todo, por ejemplo, replantear el tema de las aguas residuales. Esperamos que lo más pronto nos digan cuándo van a reiniciar los trabajos, ya se terminó el tiempo de preconstrucción”, le contó Turizo a EL COLOMBIANO.

San Zenón es un municipio inundable porque está en las riberas del Magdalena, por esa razón El Horno se inundaba cada vez que el río se crecía y solo quedaban tres salones secos, “de resto todos quedaban bajo el agua. Por esa razón, el Fondo nos incluyó para una nueva construcción palafítica. Por ejemplo, ya están las bases y las paredes listas, aunque ninguno de los salones nuevos tiene techo. Están solo las estructuras iniciadas, al igual que la plataforma para caminar aunque se ven las varillas a medio amarrar”.

La tragedia latente

El escenario fue dramático. Para noviembre de 2010, 28 de los 32 departamentos del país quedaron bajo el agua en medio de una cruda temporada de lluvias que, según el registro del Banco Interamericano de Desarrollo, cobró 467 víctimas mortales, dejó 577 heridos, 41 desaparecidos y 3,6 millones de damnificados.

El fenómeno de La Niña, que causa un incremento en las precipitaciones, ocasionó entre 2010 y 2011 una tragedia que hoy, nueve años después, sigue latente, porque comunidades afectadas siguen sin recibir las soluciones prometidas.

Un informe al que accedió EL COLOMBIANO elaborado por el Fondo Adaptación tras un derecho de petición, señala que la entidad creada para administrar los recursos destinados a la reconstrucción y recuperación de las zonas damnificadas (ver recuadro), da cuenta de que, con corte a abril 30 de este año, 361 proyectos siguen sin ser terminados –como el colegio El Horno– con recursos comprometidos por cerca de 1 billón de pesos. Y aunque según la entidad, 141 de ellos están cumpliendo con el cronograma de ejecución, hay 112 en estado crítico, 77 presentan retrasos y 31 están suspendidos.

Una lista interminable

Llama la atención que en 11 de los proyectos que el Fondo Adaptación reportó, el avance en la ejecución es de 0 %.

Es el caso de la construcción y dotación de los hospitales de Puerto Tejada, en Cauca, y de Miraflores, en Boyacá. De esos 11, seis proyectos aparecen relacionados en estado de “ejecución normal”, es decir, según el Fondo, no presentan atrasos significativos en el cronograma.

Entonces, ¿por qué nueve años después del desastre un avance del 0 % se considera “normal”? La entidad explicó que los proyectos se ejecutan desde que se da inicio a las etapas de verificación, estudios o diseños, por eso, los avances con valor 0% corresponden a proyectos que se encuentran en ejecución a la fecha, pero sin avance de obra por encontrarse en etapa de preconstrucción o porque tienen acta de inicio reciente. Es decir, anteriormente no habían sido adjudicados.

Las razones que ha argumentado el Fondo para tal número de proyectos y obras sin concluir son diversas. Solo en Nariño, el departamento más afectado, hay 39 procesos inconclusos, 30 de ellos en estado crítico, de los cuales 4 están en trámite de demanda.

El segundo departamento con más proyectos sin terminar es Chocó, con 32 casos. En 5 de ellos, por ejemplo, el Fondo ha señalado graves dificultades de orden público, que han impedido el avance en municipios como Medio San Juan, Medio Baudó y Quibdó.

Otros departamentos visiblemente afectados por los retrasos en los proyectos son La Guajira, Bolívar, Cundinamarca, Cauca, Magdalena y Boyacá.

En Antioquia

Según el reporte oficial del Dane, 132.568 hectáreas de tierra quedaron inundadas en Antioquia durante 2010 y 2011, lo que representó pérdidas de 699.396 millones de pesos para el departamento.

29.168 hogares antioqueños quedaron con su casa parcial o totalmente destruida y 176.874 personas resultaron afectadas. Uno de los municipios que se vio perjudicado fue Abriaquí, en el Occidente. Allí, en octubre de 2011, una serie de deslizamientos de tierra dejaron incomunicada esa población con Frontino, averiaron redes de acueducto y alcantarillado, y arrastraron varias viviendas. Los afectados en la zona de ambos municipios se calcularon en 33.000.

Hasta allí llegó el Fondo Adaptación en 2015, con una propuesta de soluciones de vivienda para Abriaquí. Pero hoy, según el reporte, el proyecto sigue en un 0 % de avance, en estado crítico.

De hecho, en el municipio han notado la ausencia del Fondo. Catalina Alcaraz, secretaria de Planeación, dijo en diálogo con EL COLOMBIANO que “en 2017 se presentó un funcionario del Fondo, nos habló de una solución de vivienda, nos presentó planos, hicieron estudios en el sitio que la entidad destinó para los damnificados del 2011, solicitaron una serie de certificados, pero hasta ahí. En el 2018 y en lo que va de este año, no ha vuelto nadie del Fondo”.

Incluso, aseguró la secretaria, “a las personas que estaban esperando la solución de vivienda, el municipio las ha atendido en varios frentes, pero con recursos propios y no del Fondo Adaptación”.

En San Zenón, los 300 muchachos y la profe Turizo siguen esperando su colegio. Es más, esta semana su tragedia se evidenció cuando el Fondo Adaptación entregó cuatro colegios vecinos al suyo en El Magdalena. “El mío no y son los estudiantes los que están sufriendo porque deben asistir a clases en salones improvisados en casas de familia, en las que a veces, por ejemplo, no hay abanicos (ventiladores) para soportar los 35 grados que cada día nos golpean”, relató la rectora.

Frente a esto, el gerente del Fondo Adaptación, Edgar Ortiz, le dijo en enero a EL COLOMBIANO que la meta es terminar el 25 % que está pendiente de los proyectos. “Tenemos un déficit de $2,5 billones, en parte porque el anterior gobierno no asignó todos los recursos necesarios. En cuanto a la ejecución, hemos encontrado operadores y contratistas buenos, pero también otros regulares y otros malos que han incumplido con las obras”.

En esta oportunidad y consultado sobre los proyectos sin terminar, Ortiz señaló que aunque el Fenómeno de La Niña ocurrió hace 9 años, “hay que aclarar que el Fondo Adaptación tiene 8 años y seis meses de creado” y que “de acuerdo con el documento Conpes 3776 de 2013, el plan de acción del Fondo inició con el recibo de 895 postulaciones, muchas de las cuales apenas resultaban ser ideas o necesidades, mas no proyectos”.

El proceso, señaló el gerente, inició con la priorización de 29 de las postulaciones en 2013. “Una de las mayores dificultades fue la información, debido a la calidad y detalle de los registros de afectados y la inexistencia, en muchos de los casos, de proyectos estructurados que permitieran atacar las problemáticas que subyacen al desastre”.

Después de la etapa de priorización, siguieron la verificación de las zonas afectadas y la estructuración de proyectos priorizados. Según explicó Ortiz, el Fondo Adaptación asumió un total de 1.979 proyectos, por lo que los 361 que continúan sin terminar equivalen al 18 %. “Esas obras en ejecución, se encuentran pendientes de entrega debido a diversos factores como el acceso a los lugares apartados, que en algunos casos debe hacerse a lomo de mula o en épocas específicas para poder transportar los materiales, también a condiciones de orden público, a contratistas incumplidos o a retrasos en los procesos contractuales. También las difíciles gestiones prediales para la ejecución de algunas obras. Todos, motivos ajenos al Fondo”, añadió.

En general, el gerente apuntó a que las dificultades con los contratistas son la principal causa para que 112 de los proyectos permanezcan en estado crítico: “los retrasos que se presentan se deben principalmente a deficiencias en la gestión y falta de músculo financiero” de esas empresas.

Contra esos contratistas que no han cumplido con la entrega de las obras, el Fondo informó que, en el marco de la ley, adelanta 13 audiencias de incumplimiento: 7 en el sector vivienda, por reubicación o reconstrucción; 2 en educación, por construcción de infraestructura; 1 en salud, por construcción de un hospital; 1 en transporte, por construcción de un puente vehicular; 1 en Gramalote, por construcción de 1.007 soluciones de vivienda y 1 en el Canal del Dique, por interventoría a las obras de protección en el municipio de Santa Lucía.

Finalmente, el Fondo destacó que 3 millones y medio de colombianos se han beneficiado de las obras ya entregadas, con una inversión de 7,4 billones de pesos en cerca de 1.000 municipios.

Sergio Andrés Correa

Tengo la maleta siempre hecha y mi brújula, que por lo general apunta al sur, me trajo al periodismo para aclarar mi voz. Busco la pluralidad y no le temo a la diferencia.

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