Siete mujeres colombianas vivieron una pesadilla en México tras ser engañadas con supuestas ofertas de trabajo como modelos. Lo que parecía ser una oportunidad laboral terminó convirtiéndose en una trampa de uno de los carteles más peligrosos del país: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
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Las jóvenes perdieron toda comunicación con sus familias durante casi una semana. Sin saberlo, habían quedado en medio de una deuda pendiente entre un proxeneta apodado ‘Saulo’ y los cabecillas del CJNG. Según se conoció, él era el encargado de suministrar mujeres al cartel con fines de “entretenimiento” a cambio de altos pagos y supuestas comodidades. Sin embargo, apenas un día después de llegar al estado de Tabasco, las colombianas fueron secuestradas como una especie de “garantía” en medio del conflicto entre Saulo y los líderes del grupo criminal.
“De la nada salió uno de los jefes y le dio la orden a uno de los escoltas que nos metieran en una habitación... Había muchas armas, chalecos, de todo, unas 100 armas. Nos hicieron entrar a todas, arrodillar y bajar la cabeza mientras nos apuntaban en la frente con metralletas”, relató una de las víctimas al pódcast Más allá del silencio.
Una de las jóvenes, identificada bajo el nombre ficticio de “Sofía” para proteger su identidad, contó en este programa que muchas de las chicas fueron obligadas a estar con al menos cinco escoltas del cartel. En su caso, no fue forzada a nada, ya que se encontraba junto al jefe del grupo.
“No podíamos mirarlo a la cara (al jefe) y nos dijo que íbamos a trabajar para él por la deuda del proxeneta”, añadió la joven.
El caso se hizo público cuando una de las afectadas logró enviar un mensaje de voz a su madre, pidiéndole que rezara por todas las chicas, encendiendo así las alarmas. El audio se viralizó rápidamente, no solo en Colombia, sino en otros países, lo que desató una ola de preocupación internacional.
“Nos dijo que si no hacíamos lo que nos decía, nos iban a matar... Fue algo bastante duro”, indicó la víctima.
“Sofía” relató que durante todo el tiempo que estuvieron retenidas vivieron rodeadas de armas y explosivos, sumidas en un constante estado de terror. La situación se tornó aún más grave tras la difusión del audio, ya que los captores consideraron que las chicas se habían convertido en una amenaza y contemplaron asesinarlas y desaparecer sus cuerpos.
Finalmente, gracias al acceso que una de ellas tenía a un celular, las autoridades lograron ubicarlas. Con la intervención de fuerzas especiales mexicanas y tras un acuerdo con integrantes del cartel, las jóvenes fueron rescatadas: salieron en motos, de dos en dos, hasta un motel donde fueron puestas a salvo.
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Durante meses, las víctimas guardaron silencio sobre lo ocurrido. Solo ahora, un año después, decidieron contar lo que vivieron.
