Desde una cárcel en Bogotá, y con la ayuda de 9 personas distribuidas en cinco regiones diferentes, una banda de jíbaros logró burlar los mecanismos de seguridad de diferentes empresas de mensajería y, vía encomiendas, entregar marihuana a través del correo postal.
Los cabecillas fueron identificados con los alias de Boyaco y Sofi, quienes a través de celulares que metieron de forma ilegal en sus celdas compraban vía telefónica la hierba en centros de acopio ubicados en los municipios de Tacueyó y Toribio (Cauca). Desde allí, gracias a otra parte de la red que construyeron, movían los cargamentos por tierra hacia Jamundí y a Cali (Valle).
El modus operandi de la banda consistía en, desde esas dos poblaciones, camuflar en encomiendas la marihuana para enviarla hacia Bogotá, Cundinamarca, Boyacá Antioquia y Bolívar.
Los encargados de ‘envenenar’ las encomiendas eran “La Mona”, “Fresa” y “Jeny”, quienes –al parecer– sobornaban a empleados de las empresas de mensajería, cuyos nombres se mantienen en reserva para no entorpecer la investigación, con el fin de que el correo llevara los paquetes con la hierba a sus clientes. Estos últimos les pagaban por transferencia o efectivo.
Lo que se sabe de cómo operaban es que tenían alcance en varias zonas. Por ejemplo, en Cundinamarca su eslabón fue identificado como Íngrid Melissa Muñetón, pareja sentimental de “Boyaco”, quien también estaría ayudando a concretar los negocios de la banda en Bogotá.
Además, la distribución en Cartagena estaría en manos de un sujeto identificado con el alias Manuel, quien movería las encomiendas más allá de las fronteras de la capital de Bolívar.
Finalmente, alias Enrique, alias Luis y alias Jesús cumplirían un papel fundamental en la cadena de mando porque al parecer reclutarían transportistas y empleados de las empresas de mensajería para facilitar la modalidad de los envíos.
Esta banda fue desmantelada tras varias jornadas de seguimiento, en medio de un operativo de la Fiscalía, la Armada y el Ejército. Todos fueron imputados de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, y concierto para delinquir. Aún se busca a sus otros cómplices.