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”No quiero que lo que me pasó quede en la impunidad”: Greiber Berrío busca respuesta del Estado tras ataque de jauría

El joven de 19 años que fue atacado por una jauría de perros en Bogotá habló con EL COLOMBIANO sobre el proceso penal que adelanta para recibir una respuesta del Estado.

  • Greiber tiene 19 años e interpuso una denuncia ante la Fiscalía. Foto: Redes Sociales.
    Greiber tiene 19 años e interpuso una denuncia ante la Fiscalía. Foto: Redes Sociales.
10 de julio de 2025
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Han pasado tres meses desde que Greiber Eduardo Berrío, de 19 años, perdió sus brazos tras recibir 150 mordeduras de nueve perros callejeros que se escondían en un lote baldío cerca de su casa. Hace dos días, el joven interpuso una demanda por lesiones personales ante la Fiscalía, el objetivo de la misma es sencillo: ¿quién se hace cargo cuando un ataque así sucede? ¿quién responde por la ira de animales sin dueño? Berrío busca una respuesta del Estado.

En conversación con EL COLOMBIANO, Greiber dio detalles de su proceso. Aseguró que su intención con acudir al sistema penal es conseguir justicia: “no quiero que me olviden, no quiero que lo que me pasó a mí quede en la impunidad”.

Su lucha comenzó en una noche de abril. Volvía de la Iglesia, eran las ocho. Quería llegar rápido a casa, por lo que decidió cortar camino por aquel lote, donde las pisadas de todos los vecinos ya habían formado un camino. “Lo primero que vi fue a una perra acercándose. Empezó pellizcándome la pierna, también me ladraba agresivamente. Luego siguió dando pequeñas mordidas, ahí intenté cubrirme, defenderme”, le narró Berrío a este diario.

Sin embargo, lo peor aún no había sucedido. Mientras intentaba espantar a aquel primer animal, el joven vio como otros se asomaban a lo lejos, tras los matorrales. En pocos segundos, los perros lo rodearon. “Mientras me defendía de uno, el otro me atacaba. Llegó un punto en el que me empezaron a arrastrar, hasta que me llevaron a una especie de barranco”, recordó.

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En aquel punto, Berrío yacía en el suelo. Intentó levantarse, pero los animales lo tomaban de los brazos y las piernas para volverlo a tumbar. Llegó un momento en el que, como instinto, decidió acostarse en posición fetal para protegerse el rostro. “Empecé a sentir como querían morder mis orejas, y como me rasguñaban con las patas para intentar voltearme. Yo me resistí lo más que pude. También intenté cubrirme las orejas, pero luego intentaron morder cerca a mis ojos. Preferí cubrirme los ojos mientras pedía ayuda”.

En ese momento no lo sintió, pero los animales le arrancaron el cartílago de su oreja izquierda. Habían pasado varios minutos desde el ataque, sus pantalones estaban abajo. “Yo parecía un muñequito en la boca de esos perros”, aseguró. Allí, agotado, asustado y adolorido, empezó a sentir como los perros se retiraban. “Había uno que se devolvía a morderme y se volvía a ir. En ese momento decidí que solo me quedaba rezar. Oré hasta que escuché las sirenas”.

La batalla legal

El ataque duró casi media hora, pero a Greiber lo rescataron una hora después. Tristemente, su batalla apenas había comenzado. Cuando llegó al hospital y supo que por fin lo iban a atender, cerró sus ojos. “Dije, que sea lo que Dios quiera, y me dejé ir”, le dijo a EL COLOMBIANO.

Minutos después, tuvo que recibir intervención quirúrgica en el Hospital de Kennedy. Desafortunadamente, los médicos no pudieron hacer mucho. El joven recibió 150 mordeduras, la mayoría en sus brazos. Debido a la gravedad de sus heridas, tuvieron que amputarle ambos brazos. Su historia se hizo viral rápidamente, muchos se preguntaban de dónde habían salido los perros y qué iba a pasar con ellos.

Durante meses, Berrío se concentró en sanar. Hizo las terapias y, a pesar de las dificultades, estaba seguro de que quería seguir adelante. El siguiente paso era buscar justicia por su caso, por eso decidió interponer la denuncia, que tiene un argumento principal: él no fue la primera víctima de aquella jauría.

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La comunidad ya había denunciado otros ataques. Pese a las llamadas a la Alcaldía, nadie hizo nada. Ocho días antes de que Greiber sufriera el ataque, una joven de 25 años llamada Natalia recibió decenas de mordeduras en su pierna izquierda: le tuvieron que poner 96 puntos debido a las heridas.

Las autoridades solo se presentaron tras el ataque de Berrío. Un hombre entregó a 4 de los 9 perros que lo atacaron, a los demás animales aún no los han encontrado. La Alcaldía de Bogotá asegura que tres de los cuatro animales no presentan un comportamiento agresivo, por lo que se encuentran en proceso de resocialización. El otro animal sí ha tenido un mal comportamiento, por lo que aún estudian qué hacer con él.

Berrío se siente abandonado y decepcionado. “Si no son agresivos, ¿entonces por qué me hicieron esto a mí y a los demás vecinos? Yo escuchaba las noticias y oía que el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal decía que solo recogía animales maltratados. ¿Lo que me pasó no importa?”, le dijo a EL COLOMBIANO.

A pesar de las adversidades, el joven se mantiene positivo. Cuenta con apoyo de su familia, que está pendiente de todo el proceso con el abogado. Su única petición es que la Fiscalía atienda su llamado y determine quién o quiénes son los responsables.

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