Todos recuerdan en su mente la trágica noche del 31 de marzo cuando una avenida torrencial (avalancha), desboco su fuerza por los ríos Sangoyaco y Mulato, y las quebradas Taruca, Taruquita, San Antonio, El Carmen, Conejo y el Almorzadero, destruyendo 17 barrios de Mocoa, capital del Putumayo, que dejó 328 víctimas mortales.
Un reloj de pared quedó estático en el tiempo marcando las 11:27 de la noche, hora exacta de la avalancha. La noche era oscura, fría y llovía fuertemente. Nadie se imaginaba la magnitud de la tragedia sino hasta que despuntó los primeros destellos de luz del primero de abril.
Las primeras imágenes eran de destrucción total. Los barrios al nororiente de Mocoa quedaron sepultados entre gigantescas rocas, palos y lodo, enmarcados en el dolor de las personas que lograron sobrevivir a la furia de la naturaleza. “Fueron 15 minutos que duré aferrado al marco de mi ventana viendo como la avalancha arrastraba todo lo que encontraba a su paso”, narró Heleodoro Jojoa, uno de los sobrevivientes.
Un mes después muchas personas siguen buscando a sus familiares entre los escombros y por las aguas de los ríos Mocoa y Caquetá, con la esperanza de encontrarlos como cuenta Geovanny Muñoz, un hombre que desde el mismo día de la tragedia no ha parado de buscar a sus seres queridos, entre ellos a la madre de su pequeño hijo que también perdió la vida.
“La búsqueda no ha sido en vano porque ayer encontramos dos cuerpos más”, señaló Muñoz, quien dice no para de buscar hasta encontrar el último de los desaparecidos, que según los datos oficiales dan cuenta de 69, pero esta cifra puede ser mayor según el mismo incansable hombre.
Al principio todo era caos en la ciudad, no había energía, agua, internet, gas. El hospital estuvo colapsado totalmente, los organismos de socorro empleados a fondo en rescatar personas mientras que otras desorientadas deambulaban por las calles de la ciudad bañadas en barro, muchas de ellas con niños en sus brazos.
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Las primeras ayudas para los damnificados llegaron el mismo sábado primero de abril con el presidente Juan Manuel Santos, y varios de sus ministros, entre ellos el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, el cual fue nombrado por Santos como gerente para la reconstrucción de Mocoa.
Las ayudas ya se contabilizan, no solo en especie sino en dinero en efectivo, las cuales se han depositado en una cuenta bancaria donde al cierre de este artículo sumaba 30.961 millones, de los cuales 6.611 millones de pesos son aportes de ciudadanos colombianos y 24.350 millones de pesos son de aportes de países, gobiernos y de personas en el extranjero.
Igualmente, en ayudas materiales se han recibido 2103 toneladas, de las cuales 1749 han sido entregadas quedando por pendientes 353 toneladas. Estas ayudas han sido repartidas en 59 barrios y tres albergues.
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