Las reacciones de la oposición a los primeros anuncios desde La Habana y a la alocución del presidente Juan Manuel Santos, son la prueba de que, por mucho que se renegocie el acuerdo con las Farc, nadie quedará totalmente satisfecho.
El partido Centro Democrático (CD) encabezó las críticas por medio de las redes sociales. El senador Alfredo Rangel declaró que el nuevo pacto con los insurgentes “habilita a criminales para ocupar curules gratis en el Congreso sin pagar penas de cárcel o privativas de la libertad. Eso es conejo”.
Su copartidario Iván Duque respaldó la postura, indicando que “la no elegibilidad de criminales es un principio constitucional, reafirmado por el No. Permitirla sin pagar pena insulta al Estado de Derecho”.
La senadora Paloma Valencia asumió que, por la forma en que el Gobierno y las Farc anunciaron el nuevo documento, no habrá oportunidad de réplica. Así lo expresó: “si los acuerdos recogían las propuestas del No, ¿por qué no se dio espacio a otra ronda de negociación? Volvimos al tómelo o déjelo?”.
Preguntado por esta situación, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, señaló en rueda de prensa que en las reuniones de los delegados del Palacio de Nariño con los voceros del No, se les iba informando de los avances en Cuba, hasta que “llegó un momento en el que esto se tenía que cerrar, porque no se puede estar yendo y viniendo y renegociando permanentemente”.
A su parecer, “aquí nadie tiene el acuerdo ideal, todos debemos sacrificar y aportar”.
Esperando el análisis
Otros líderes de oposición han mostrado hasta ahora un planteamiento más neutral, teniendo en cuenta que 24 horas después de la firma en La Habana, el Gobierno no había publicado la nueva versión del Acuerdo Final.
El expresidente Andrés Pastrana le dijo a este diario que no haría un pronunciamiento hasta no conocer al detalle el reporte. Informó que su delegado, el ex comisionado para la Paz Camilo Gómez, sostendría una reunión con el del Gobierno, Frank Pearl, para conocer de lleno cómo quedaron sus propuestas frente al acuerdo signado el sábado.
En similar sentido, a la espera de estudiar los textos, se manifestó Marta Lucía Ramírez. “Demostramos que no había en el No amigos de la guerra, sino compromiso con mejor democracia y sociedad”, escribió.
Claudia López, del partido Verde, señaló: “amaneció y no publicaron texto de #nuevosacuerdosdepaz. Todo el país, no solo el No o el Sí, tiene derecho a leerlos y analizarlos en detalle”.
Lo anunciado hasta anoche no solo deja insatisfacciones en sectores políticos, también en los académicos. Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, cuenta que hubo dos retrocesos y los atribuye a la presión del uribismo: “los gamonales y terratenientes salieron ganando, por las modificaciones al tema del catastro rural; y se perdió con la exclusión de los jueces internacionales, porque los colombianos no saben nada de justicia transicional”.
Aunque la firma por parte de los delegados Humberto de la Calle y alias Iván Márquez, en presencia de testigos internacionales, parece darle un aire definitorio a la segunda versión del tratado, ni la oposición ni la opinión pública conocen todavía la letra menuda del texto. De allí que falta saber en profundidad cuál es el impacto de lo renegociado con las Farc.
El expresidente Álvaro Uribe propuso que el documento no tenga por ahora un carácter definitivo. La única certeza hasta hoy es la espera.
500
propuestas del No recibió el Gobierno, las cuales agrupó en 57 temas para renegociar.
6
puntos o capítulos tiene el Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Farc.