Continuar el trabajo apostólico, realizado por sus antecesores, ser mediador de la paz, contribuir al desarrollo de la región y acompañar a las víctimas del conflicto armado en la restitución de sus tierras y en la defensa de sus derechos son los retos que se plantea el nuevo obispo de Apartadó, monseñor Hugo Alberto Torres Marín.
El nuevo jerarca de la Iglesia en Urabá, nombrado ayer por el Papa Francisco, nació el 9 de agosto de 1960, en el municipio de Briceño, norte de Antioquia, y se ordenó sacerdote en Santa Rosa de Osos, el 24 de noviembre de 1987 y nombrado obispo, el 4 de junio de 2011.
En diálogo con EL COLOMBIANO, destacó que la educación ha sido su fortaleza.
Se ha despeñado como profesor en varios seminarios, escuelas apostólicas y en la Universidad Católica del Norte. En iglesias solo ha estado dos años. Uno como coadjutor del templo de Nuestra Señora del Rosario, de Don Matías y como párroco, en 2008, del municipio de Valdivia, norte de Antioquia. En Roma se graduó como licenciado en Teología Dogmática, en la Pontificia Universidad Gregoriana.
Monseñor Torres se desempeñaba como Obispo Auxiliar de Medellín en las vicarías de oriente y occidente.
Apartadó es una diócesis con una población que bordea los 600 mil habitantes, de los cuales casi 400 mil profesan la fe Católica. Tiene 42 parroquias, 65 sacerdotes, así como un amplio grupo de catequistas.
Sucede a monseñor Luis Adriano Piedrahíta, quien fue obispo de Apartadó por siete años, hasta que el Papa Francisco lo nombró, el 5 de agosto de 2014, como obispo de la ciudad de Santa Marta.