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Salvemos a los titíes y marimondas de Antioquia

Las dos especies de primates están en peligro crítico de extinción, según estudio. Hay plan para protegerlos.

  • Una pareja de marimondas del Magdalena protege a su cría recién nacida, en el zoológico Santa Fe, de Medellín. FOTO camilo suárez
    Una pareja de marimondas del Magdalena protege a su cría recién nacida, en el zoológico Santa Fe, de Medellín. FOTO camilo suárez
  • Unos de los seis titíes cabeciblancos del zoológico Santa Fe. En estado silvestre viven en Tarazá y Urabá. FOTO camilo suárez
    Unos de los seis titíes cabeciblancos del zoológico Santa Fe. En estado silvestre viven en Tarazá y Urabá. FOTO camilo suárez
08 de agosto de 2020
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El nacimiento de una cría en cautiverio es siempre una señal de esperanza, pero lo ocurrido a principios de la semana pasada en el zoológico Santa Fe, bien podría calificarse como justo, necesario y prodigioso: un bebé de marimonda del Magdalena (Ateles hybridus) vio la luz, en momentos en que su especie está en alto riesgo de desaparecer del planeta.

Johnatan Álvarez, médico veterinario de esa entidad, contó que el recién nacido está en buenas condiciones de salud y que sus padres, que habían llegado como víctimas de tráfico de fauna, lo reconocen como propio y están pendientes de su cuidado.

La marimonda del Magdalena y su primo, el tití cabeciblanco (Saguinus oedipus), ambos habitantes de las selvas de Antioquia, están en boca de todos por las revelaciones del Atlas de biodiversidad de Colombia: Primates, que publicó a mediados de julio el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

El estudio identificó 38 especies distintas en el país. De estas, cuatro están en peligro crítico de extinción: la marimonda del Chocó (Ateles fusciceps), el mico bonito del Caquetá (Plecturocebus caquetensis) y sus citados parientes: la marimonda del Magdalena y el tití cabeciblanco.

Su población se ha reducido por la depredación de su medio ambiente y la pérdida constante de hectáreas de bosque, provocada por la tala indiscriminada, la extensión de la frontera agrícola, los cultivos ilícitos y la minería, entre otros factores.

En riesgo por minería

De acuerdo con el atlas, la marimonda vive en el Magdalena Medio, el Nordeste antioqueño (sobre todo en Remedios y Segovia) y el Bajo Cauca (Zaragoza y El Bagre). También en bosques de departamentos vecinos, como Santander, Bolívar y parte del Cesar; así como en pequeños territorios de Arauca y Norte de Santander, en la frontera con Venezuela.

Según el Catastro Minero Colombiano (2017), citado por el Humbolt, en el 20,25% del territorio que habita hay títulos mineros vigentes, lo que representa uno de los principales riesgos contra la especie, debido a la contaminación y transformación del entorno que genera esa actividad.

“Esta marimonda está entre los 25 primates más amenazados del mundo y es una de las más grandes del neotrópico. Es muy esquiva, vive en las copas de los árboles (dosel), donde usa su cola prensil para balancearse en las ramas”, explicó Álvarez.

En estado silvestre, andan en grupos de 10 o más individuos, organizados de forma jerárquica, con una pareja dominante. Su dieta se basa en fruta, aunque ocasionalmente consumen lagartos pequeños y huevos.

En el zoológico Santa Fe hay dos grupos, de 13 y 11 marimondas. Desde el año pasado se han celebrado cinco nacimientos. En cautiverio pueden llegar a los 40 años de edad, mientras que en la naturaleza, con todos los peligros que conlleva, unos 20.

“A diferencia de los monos aulladores, por ejemplo, con ellas no tenemos un programa para liberarlas en el hábitat, sino que se conservan como banco genético”, agregó el experto.

El matriarcado

El tití cabeciblanco, según los datos del Humbolt, pernocta en la Costa Caribe, desde el Urabá antioqueño hasta el departamento del Atlántico; también está en el norte de Chocó, en especial en la región del Darién (frontera con Panamá), y en el municipio de Tarazá, cerca del río Cauca.

En ese territorio solo hay títulos mineros en el 2,43% del suelo, pero es frecuente la tala y – por ser un área portuaria y de turismo– abunda el tráfico de fauna.

“El comportamiento de estos titíes es distinto al de la marimonda. Viven en la parte media de los árboles, su cola no es prensil, apenas les sirve para hacer equilibrio. Andan en grupos, pero su sociedad es matriarcal, con una hembra dominante que es la única que puede reproducirse; a las demás se les inhibe el ciclo reproductivo, con un mecanismo hormonal”, dijo Álvarez.

Cuando la matriarca tiene sus gemelos, las demás le ayudan con la crianza. Estos micos son muy comunicativos y cuentan con múltiples vocalizaciones para entenderse entre sí. Comen frutas, insectos, huevos y les gusta lamer la corteza de algunos troncos, que tienen líquenes (simbiosis de alga y hongo) altamente energéticos.

En el zoológico de Medellín hay un pequeño grupo de seis machos de la misma progenie, cuyos padres llegaron hace 11 años a este sitio.

Planes de protección

Juan Camilo Restrepo, coordinador del Grupo de Biodiversidad, Bosques y Restauración de Corantioquia, aseveró que la marimonda del Magdalena y el tití cabeciblanco “fueron priorizados en el Plan de Acción 2020-2023 de la entidad y se espera continuar fortaleciendo las acciones encaminadas a la protección y restauración de sus hábitats, y al control del tráfico ilegal”.

En los 80 municipios de Antioquia que conforman la jurisdicción de Corantioquia (en los otros 45 ejercen otras corporaciones) hay 19 áreas protegidas, que representan 3’360.000 hectáreas, en las cuales se trabaja por la conservación de la fauna salvaje.

“Además se realizan de manera constante operativos de control al tráfico de fauna y flora, la gran mayoría en compañía de miembros de instituciones con función de policía, en los que se recuperan individuos de especies en categoría de amenaza”, acotó Restrepo.

Y manifestó que “los seres recuperados “son evaluados y tratados en infraestructuras especializadas y algunos regresan a la libertad, mediante el programa de reubicadores de la sociedad civil, en el cual existen 45 sitios avalados para estas liberaciones”.

La entidad tiene documentadas 72 especies en alguno de los tres grados de amenaza conocidos: peligro crítico (14), peligro (21) y vulnerables (37). Del total, las que enfrentan más riesgos son las aves (37), seguidas de los mamíferos (19), anfibios (10) y reptiles (6).

Para ellos, y específicamente para las marimondas y titíes, la esperanza de supervivencia está en las acciones de sus parientes más evolucionados, los humanos; aunque observando la destrucción que causamos a su medioambiente, ¿en verdad lo somos?.

38
especies de primates habitan en bosques de Colombia, según el Instituto Humbolt.
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