El heroico rescate de tres personas que estaban atrapadas en un carro en Guarne

Con un planchón improvisado, voluntarios rescataron a tres adultos mayores y dos perros.

El rescate se hizo con un planchón improvisado. Foto: Cortesía.

Mauricio Corchuelo salía el pasado martes 8 de marzo de su trabajo, despreocupado, cuando una escena inusual lo sacó de la rutina. Desde lejos alcanzó a ver que una quebrada que corre por la vereda Yolombó, de Guarne, se había crecido de manera súbita. En la mitad del agua había un carro; el carro tenía el vidrio trasero roto. Desde adentro, dos perros ladraban, desesperados.

La primera impresión es que el carro había sido abandonado con los dos perros en su interior. Entonces, como reacción inmediata, Mauricio y unos hombres más se dieron a la tarea de rescatarlos. Hicieron un amarre y varios nudos para anclar el vehículo y evitar que el agua se lo llevara.

Una vez lo dejaron fijo, hicieron equilibrio para alcanzar el carro, evitando caer en la corriente. Pese a la buena voluntad, uno de los perros cayó al agua y fue arrastrado. Para por fortuna, unos metros más adelante logró salir del agua por sus propios medios.

La sorpresa más grande llegó cuando Mauricio y los demás ayudantes espontáneos se dieron cuenta de que dentro del carro había tres ocupantes. Según el relato del testigo, eran tres adultos mayores. “Estaban sentados, con el agua hasta el pecho, sin posibilidad de salir. Tenían los celulares en las manos para que no se les fueran a dañar”, recuerda Mauricio.

Entonces se dieron cuenta de que apenas habían hecho la mitad de la tarea. Lo más difícil estaba por venir.

A las personas era imposible sacarlas por la ventana rota, por donde habían evacuado a los perros. Era un esfuerzo imposible para los tres ocupantes. Entonces, cuenta Mauricio, improvisaron un planchón para que pudieran salir por una de las puertas. Y así lo hicieron, caminando junto al agua amenazante que bajaba con furia.

Rescatan a tres personas atrapadas en un carro en Guarne

Una vez afuera, uno de los ocupantes, desesperado, preguntaba por el perro al que se había llevado la corriente. “Fue muy complicado. Ellos estaban calmados, no sé si ya resignados, con las manos en alto”, detalla Mauricio.

Los ocupantes fueron llevados por los vecinos a la finca a la que se dirigían. Al otro día, cuenta Mauricio, al carro se lo llevó la aseguradora.

Todo fue tan rápido que no hubo tiempo de detenerse a pensar en el rescate. Con el paso de las horas, Mauricio reflexiona: “Eran vidas humanas y debíamos hacer algo, ayudar, lo que pudiéramos hacer. Lo que uno hace por otra persona, tarde o temprano se le devuelve a uno. El instinto lo hace a uno ver que es alguien como un familiar de uno que está solo, que necesita ayuda”.