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Cuál será (o debería ser) el papel del Centro de Medellín en la “Ecociudad”

Ocho parques de bolsillo y la conexión Prado-Villanueva son la apuesta de la actual alcaldía. Hay cuestionamientos.

  • Sector La Palencia, cerca a San Ignacio. Hoy es una calle residual, de poco uso y escaso tránsito. Allí se construirá uno de los parques de bolsillo. FOTO carlos velásquez
    Sector La Palencia, cerca a San Ignacio. Hoy es una calle residual, de poco uso y escaso tránsito. Allí se construirá uno de los parques de bolsillo. FOTO carlos velásquez
22 de enero de 2021
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En los vericuetos del Centro de Medellín, en medio de sus calles intestinales, hay varios callejones o pasadizos muertos. Son segmentos desolados, por donde casi nadie transita; espacios perdidos, que la gente rehuye, con temor. Tierra de nadie.

Para recuperarlos y darles un uso nuevo, la Gerencia del Centro se planteó el proyecto “Parques de bolsillo”. La idea, explica Mónica Pabón, gerente de esa dependencia, es construir ocho de estos espacios en el cuatrienio. Pero la meta es tener listos tres este año: uno en la Palencia, a un costado de la Plazuela San Ignacio; el segundo, muy cerca del anterior, será en la carrera Cervantes; el tercero, por su parte, quedará en inmediaciones de la Universidad Unaula, en la calle 49 A.

Los Parques de Bolsillo

Antes de hablar en detalle del proyecto, hay que definir qué es un Parque de Bolsillo. La respuesta, de inmediato, llega en boca de Luis Fernando Arbeláez, urbanista y experto en el centro de Medellín: “Es un concepto que se conoce a nivel internacional, aunque con otros nombres. Son espacios pequeños que se convierten en altos en el camino, lugares de esparcimiento, de disfrute, de contemplación de la naturaleza. Deben tener mobiliario urbano como bancas, mesas. Importante que haya un café o un establecimiento y que se siembren árboles y jardines”.

Pabón, la gerente del Centro, complementa: “Lo que queremos es transformar espacios residuales, que ese es el nombre técnico, para hacerlos habitables para la ciudadanía y los estudiantes de las instituciones educativas”.

Según su despacho, para el proyecto se contempla una inversión de $6.500 millones. Los tres que serán entregados este año son ahora espacios residuales, poco transitados, que no tienen un uso particular. Sin embargo, todos ellos tienen una característica común: están cerca de centros educativos. La Palencia, por ejemplo, está al lado del Club Medellín, donde hoy funciona el Censa; el Cervantes queda en toda la entrada de Bellas Artes.

Pabón explica que haber planteado los Parques de Bolsillo en esos sitios no es una coincidencia. “Estos buscan consolidar la Univerciudad en el centro, un programa que quedó incluido en el POT de 2014. La idea es darles un espacio para su goce. Queremos que en ellos tengan toda la comodidad, la conectividad y que allí puedan tomar sus alimentos o hacer sus tareas. Vamos a responder las necesidades de esa población”, puntualiza la gerente.

Hay que aclarar que, si bien los tres que se entregarán este año están definidos, aún no hay diseños. “Los estaremos haciendo en conjunto con las comunidades. La idea es tenerlos listos este primer semestre para iniciar la intervención y finalizarlos antes de que termine el año”, añade la gerente Pabón.

Reparos a la ecociudad

La idea de la Gerencia del Centro es articular y jalonar el objetivo de construir una ecociudad, una de las líneas principales dentro del Plan de Desarrollo. Por ello, aunque aún no hay diseños, se sabe que los parques tendrán más vegetación, árboles y muros verdes. “El proyecto es transversal a todo el Plan de Desarrollo. Serán espacios verdes, amigables con el medio ambiente y sostenibles. Con eso aportamos a la construcción de la ecociudad”, anota Pabón.

Sin embargo, para Lucas Quintero, abogado ambiental, el proyecto de ecociudad no está bien definido. Critica, además, que dentro del Plan de Desarrollo no se especifique bien qué son estos parques de bolsillo y cuáles serán sus impactos. “Solo quedan mencionados, pero no hay claridad sobre los beneficios que traerán. El proyecto suena bien, pero hizo falta explicarlos mejor. Da temor que, ante la ausencia de planeación, esto se convierta en algo improvisado”, repara el abogado.

Otro que tiene algunos reparos sobre el tema es Jorge Mario Puerta, director de la Corporación Cívica del Centro de Medellín, Corpocentro. Puerta opina que la construcción de los parques es una buena idea, pero cuestiona que, más allá de inversiones de infraestructura, no se trabaje el asunto social. “Es un riesgo que estos parques terminen siendo ocupados por habitantes de calle o ventas ambulantes. El problema no será la obra, sino cómo se controla el espacio público. No sirve de nada tener un piso bonito y conservar las mismas problemáticas. Hay que hacer gestiones adicionales a las construcciones, planes a mediano y largo plazo, cosa que no ha ocurrido”, cuestiona el director de Corpocentro.

Para Daniel Suárez, activista ambiental de la ciudad, ver las obras que se han hecho en el centro da una perspectiva sobre lo que podría suceder. Argumenta que en Bolívar, Junín y Carabobo, donde la administración anterior hizo peatonalización de los espacios, arborización e instalación de mobiliario urbano, se mantuvieron los problemas sociales. “Esos casos nos muestran que cuando algo se peatonaliza, hay alguien que ocupa el territorio con ventas informales. Si bien estas son necesarias para el sustento de muchas personas, las administraciones no se han metido en este asunto y, cuando lo hacen, es con respuestas violentas, sin mediar”, expresa el activista.

Pero Pilar Velilla, gerente del Centro durante la administración anterior, en la que se hicieron 53 obras en el centro de la ciudad (ver recuadro), entre las que se destacan corredores verdes o la peatonalización de La Playa, está en desacuerdo. “Con las obras en Bolívar, La Playa y La Bastilla, por ejemplo, recuperamos los sectores. Ahora son menos inseguros, más amplios, la gente goza de ellos sin problemas. Quedó demostrado que con la intervención física cambian las dinámicas del lugar de inmediato”, enfatiza la exgerente.

El activista Suárez completa su postura diciendo que hace falta más articulación entre las dependencias de la Alcaldía para hacer del Centro el corazón de la ecociudad.

“Deberíamos estar hablando en ese camino de la ecociudad, la sensibilización y el trabajo articulado entre dependencias como cultura, movilidad. El centro tiene un importante número de kilómetros de ciclorrutas, pero estas están invadidas y los pasos peatonales igual. Más que parques de bolsillo, quizá sea necesario mayor intervención y recuperación”, precisa.

La secretaría de Medio Ambiente está al frente del tema de la ecociudad. Diana Montoya, secretaria de ese despacho, comenta que este año han implementado 243 metros cuadrados de muros verdes. “En total tenemos 1.553,87 metros cuadrados que, además de embellecer la ciudad, nos ayudan a mejorar la calidad del aire, reducir la temperatura y aumentar la biodiversidad”, precisa.

Una segunda vida a Prado

Como lo recuerda Reinaldo Spitaletta, escritor e investigador sobre Prado, la decadencia de ese vecindario se inició en los años 70, cuando se construyó la avenida Oriental. En ese momento, el icónico barrio, referente de los años 20 del siglo pasado, comenzó a venirse a menos. Sus mansiones, sus casas barrocas y amplios antejardines comenzaron a llenarse de polvo y óxido. “Todo fue producto de un mal planeamiento urbano. No solo de Prado, sino de todo el centro. Con la Oriental lo que hicieron fue machetear y dejar al vecindario incomunicado con el Parque Bolívar”, explica Velilla.

Para ello, la actual Gerencia del Centro tiene un plan que viene gestándose desde la administración anterior. Se trata de la construcción de un paso peatonal entre Prado y Villanueva. Así, el viejo vecindario, podría sanarse de la separación que tanto lo afectó hace ya medio siglo. “Queremos coser esa herida histórica, conectar el sector tradicional del centro con nuestro barrio patrimonial. La idea es construir un paso peatonal”, explica Pabón, la actual gerente.

El proyecto, que aún está en gestación, pues todavía no se han hecho los diseños, plantea ampliar el deprimido de la Avenida Oriental. Es decir, comenzaría antes de Villanueva y, sobre el sitio por donde pasarían los carros, se construiría un “pequeño Parques del Río”. Velilla, la exgerente del Centro, precisa que esa idea la tuvo la administración anterior, pero “fueron tantas las obras que no alcanzamos a hacer esa”.

Para el urbanista Arbeláez, la idea de conectar a Prado y Villanueva es buena.

“Es una obra más que necesaria. Diría que es vital para la conservación de Prado. Deberá ser un espacio verde, con buena iluminación, mobiliario urbano como bancas para que la gente pueda detenerse, leer un periódico”, comenta el experto.

La gerente Pabón explica que la conexión entre ambos vecindarios hace parte del proyecto de bulevar de Palacé, que va hasta el sector de San Pedro.

Aún no hay una fecha definida para el inicio de la obra, ni para la entrega de los diseños. Pero los dos barrios, separados por la bulliciosa avenida, esperan sanar las heridas del machetazo que hace medio siglo los dejó heridos de muerte

Los parques de bolsillo beneficiarán a los alumnos de las 60 instituciones educativas que hay en el sector. La conexión de Prado está enmarcada en la construcción de la ecociudad.

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