Hasta hace dos semanas, todas las aguas sucias que se generaban en el casco urbano de Hispania (Suroeste), llegaban a una quebrada que desemboca en el río San Juan, uno de los más importantes de la subregión.
A su paso quedaban basuras, contaminantes y el rastro de muerte de la fauna que alguna vez habitó en este ecosistema.
Edison Vanegas, docente del municipio y líder del grupo ambiental Verde Agua, recordó que allí “llegaban todos los líquidos residuales de las cocinas, baños y alcantarillas sin ninguna clase de tratamientos. El olor era nauseabundo. Durante un recorrido tomamos algunas muestras de agua y evidenciamos que allí ya no había vida ni en el agua ni en las riberas de la quebrada”.
Con esa situación comenzaron hace poco más de un año y medio, las gestiones de la comunidad, la administración municipal y Corantioquia para evitar que más contaminantes llegaran al afluente y los desechos recibieran el tratamiento requerido.
Fue así como, 14 meses después, se concretó en la vereda El Silencio, la construcción de una planta de tratamiento de aguas negras domésticas, Ptard, y un colector, de 361 metros, que las recogiera y dirigiera a los filtros.
El ingeniero Juan David Ramírez, subdirector de Gestión Ambiental de Corantioquia, explicó que esta infraestructura puede recolectar el 90 % del liquido residual que se genera en la zona urbana de Hispania.
“En esta planta se adelanta un proceso biofísico que permite remover los contaminantes de esas aguas residuales antes de vertirlas al río San Juan”, añadió Ramírez.
El proyecto, con el que se espera beneficiar a 3.300 habitantes (954 viviendas) del municipio, fueron invertidos $1.658 millones: $1.400 millones aportados por la autoridad ambiental Corantioquia y $258 millones por la administración municipal.
Formación ambiental
Tanto Vanegas como Ramírez coinciden en que ahora, tras la entrega de la planta, el trabajo será el de sensibilizar a las comunidades ribereñas en una adecuada destinación final de los residuos.
“Al río San Juan lo alimentan otros ríos y afluentes que nacen en municipios como Andes, Betania y Salgar, y por ello es necesario empezar a controlar la manera en que depositamos las aguas negras en él y garantizar su protección”, puntualizó Vanegas.
Por su parte, Ramírez recordó que estas intervenciones están en el marco de una estrategia que pretende preparar al Suroeste antioqueño para el desarrollo que está teniendo en cuanto a lo residencial y turístico, esto “a través de la recuperación y conservación de sus fuentes hídricas, fauna, flora y ecosistemas” .