Familia del señor denuncia que el “paseo de la muerte” llevó al paciente hasta Montería, donde tampoco le hicieron la operación.
Una pesadilla que refleja perfectamente la crisis del sistema de salud del país la está viviendo un hombre oriundo del Suroeste antioqueño, el cual después de casi 50 días de haberse accidentado no ha recibido la operación que requiere de forma urgente a raíz de las dilaciones de los actores del sistema.
Según comentaron sus allegados, el pasado 3 de febrero el señor Flavio Giraldo Hincapié –de 58 años– sufrió un accidente de tránsito en el municipio de Támesis, el incidente le causó una lesión en uno de sus hombros, la cual por su complejidad requería ser intervenida quirúrgicamente por un ortopedista.
De acuerdo a sus familiares, como obviamente el hospital local, el San Juan de Dios de Támesis, no podía brindar este servicio; el señor Flavio fue remitido al hospital de Caldas, gracias al Soat de la empresa Seguros Bolívar, con el que contaba su moto y que cubriría la cirugía.
La sorpresa fue mayor, según los allegados, cuando al llegar al hospital de Caldas les indicaron que allí no había servicio de ortopedia, por lo que había que conseguir un especialista que realizara el procedimiento.
Sin embargo, pese a la urgencia con la que se requería la operación, don Flavio ajustó 17 días sin ser atendido, pese a que tenía su Soat vigente y estaba cubierto por la EPS Coosalud. Sobra obviar el dolor y la incertidumbre que por casi mes y medio padeció don Flavio ante esta demora injustificada.
Para el 20 de febrero, los familiares del señor instauraron acciones de tutela para por fin lograr que fuera operado.
En los alegatos de la tutela, el Hospital de Caldas dijo que le prescribió a don Flavio remitirse a un hospital de tercer nivel para ser valorado por ortopedista para atender su fractura de hombro, “dado que en dicha Institución no contaban con la especialidad requerida”.
Por su parte, la EPS Coosalud dijo que don Flavio debía tramitar el servicio con Seguros Bolívar y no con ellos. Mientras que Seguros Bolívar dijo no haber vulnerado derechos fundamentales al no ser una entidad prestadora de servicios en salud. Según la familia, así se resume esta “limpiadera de manos”.
Sin embargo, para el Juzgado Segundo Promiscuo de Caldas era evidente la vulneración del derecho a la salud de don Flavio a raíz de la dilatada prestación de los servicios médicos ordenados por el tratante, “los cuales debió brindar la ESE Hospital San Vicente de Paúl de Caldas al ser la institución encargada de prestar la atención posterior al accidente de tránsito”.
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El juzgado indicaba que el tema de plata no era problema, pues el hospital podía trasladar a don Flavio a donde sí lo pudieran operar y de ser el caso realizar el recobro de la cirugía ya fuera a Coosalud o Seguros Bolívar. Por eso el Juzgado ordenó que en tres días se le debían prestar los servicios de ortopedista a don Flavio o trasladarlo a un centro donde pudieran atenderlo.
Uno pensaría que ahí terminó la pesadilla del tamesino de 58 años, sin embargo, apenas empezaba, pues según su familia, a comienzo de marzo y con el plazo de cumplimiento desacatado, empezó el “paseo de la muerte”, es decir, llevarlo a cualquier hospital de Medellín para ver a donde lo recibían.
“Lo llevaron a la León XIII (hoy Alma Mater), al San Vicente Fundación, al General y nada. No lo recibían porque desde el hospital no hacían gestiones, sino que salían a ver quién lo aceptaba, como si fuera un bulto de plátanos”, añadió un allegado.
Otro familiar añadió que a don Flavio lo empezaron a presionar para que firmara el acta de salida voluntaria del hospital, pero el hombre se negaba. Por eso, según el familiar, usaron una táctica más “sutil”: decirle que sería trasladado a La Guajira o incluso a Buenaventura.
Curiosamente, el 20 de marzo, cuando ya casi ajustaba más de 40 días internado y sin operar, apareció un hospital de Montería donde lo atendería un ortopedista. El viaje, según la familia, se hizo por tierra vía ambulancia que habría cobrado $4 millones, con los achaques y complicaciones que esto podría traerle al lastimado hombro del señor.
No obstante, días después allí el médico tratante le dijo que ya no se le podía operar el hombro pues ante la falta de atención inmediata este ya había empezado a sanar a su ritmo generando unas malformaciones en el hueso que hacían inviable la cirugía. “Como ya era imposible operarlo, lo único que le ofrecieron fue la terapia”.
Este 27 de marzo, 52 días después de su accidente, don Flavio recibió el alta médica en Montería y viajó hacia Támesis en un bus intermunicipal, frustrado y dolorido y sin quien le solucione su problema de salud.
“¿Uno entonces para que paga Soat o EPS? Nos toca mirar con la ley que podemos hacer. Una vez más y con casos así uno se da cuenta que es necesario y urgente –y ojalá ponga esto en su publicación señor periodista– que es urgente y necesario una reforma a la salud. Hay que evitar todos estos inconvenientes que por temas económicos las EPS ponen a padecer a los usuarios y a la final no les hacen nada”, añadió un dolido familiar de don Flavio.
Este diario buscó al área jurídica del Hospital San Vicente de Paul de Caldas para conocer su postura de los hechos, pero al cierre de esta edición no habían emitido respuesta. Las páginas del periódico quedan abiertas para escuchar su explicación.
