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Antioquia | PUBLICADO EL 25 febrero 2023
Hasta ‘junta’ crearon para atender nuevo hueco en la avenida Regional
La erosión del río Medellín está a un metro de tocar el corredor. Por ahora, con obras de mitigación, se busca frenar la socavación.
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Zona afectada por el hueco está en el costado izquierdo de la Regional, en sentido sur-norte, paralelo a los talleres del metro, en Bello. FOTO cortesía
Tan delicado es el hueco que apareció en la Regional, a la altura de los talleres del metro en Bello, que prácticamente crearon una junta para atenderlo. La Secretaría de Gestión del Riesgo y Obras Públicas del municipio, el Área Metropolitana, el Dagran, la concesión Vinus y la Universidad Nacional tienen asiento en el comité que busca impedir que esta socavación se lleve el carril izquierdo de la vía en sentido sur-norte. Hasta los diputados han mostrado su preocupación, firmando una carta conjunta en la que piden el acompañamiento de la Nación a través de la ANI.
Y es que la calzada está a un metro de convertirse en cauce del río Medellín por una socavación de casi dos metros de profundidad. Las imágenes aéreas retratan la gravedad de la situación: mientras que la distancia entre la avenida y el río es de varios metros en algunos tramos, hay una parte que toca por poco los vehículos que por allí transitan. Es decir, resta menos de un metro para que los conductores se encuentren con el caudal del río en vez del pavimento. Y por allí no son pocos los que se movilizan: hablamos de 60.000 vehículos diarios.
“Avanzan las obras de mitigación en el tramo del río afectado a la altura de los talleres del metro, en Bello. Actualmente, se está instalando la primera línea de ‘geobags’ —bolsas permeables— para disminuir el impacto que genera el agua sobre la margen del río”, expresa el director del Área Metropolitana, Juan David Palacio, una de las entidades que tiene puesto en el comité. Aunque el parte aún no genera tranquilidad, la intervención impedirá que la erosión continúe creciendo, mientras que concluyen los estudios para darle una solución a la socavación.
Así lo confirma Weber Zapata, secretario de Gestión del Riesgo y Obras Públicas de Bello, quien precisa que las obras de mitigación alcanzan los $350 millones y que el estudio técnico ya es ejecutado por la Universidad Nacional mediante un convenio marco firmado con el Área. “Hemos venido proyectando el costo de la intervención final a través de afectaciones similares en las márgenes del río y podríamos necesitar entre $9.000 y $12.000 millones. Pero no podemos adelantarnos. Hay que esperar a que concluyan los estudios”, afirma.
Es tal el encarte que 24 de 26 diputados firmaron una misiva pública en días pasados en la que piden darle pronta solución a la problemática. Esto, con un hueco, rara vez se había visto: hacen hincapié en la importancia del corredor, que conecta al norte de Antioquia con el Valle de Aburrá, el Bajo Cauca, el Nordeste, el Urabá, además de las vías que llevan a la Costa Atlántica, los Santanderes y Venezuela.
Así va la mitigación
La solicitud, dice el funcionario Zapata, se ha atendido. Todos los integrantes de la junta que se creó para atender la emergencia reman para un mismo lado: impedir que el oleaje del río siga buscando las placas de la margen izquierda del canal; levantar infraestructura que ayude a desviar o absorber parte del agua mientras comienzan los trabajos definitivos.
“La decisión más importante es el tema del río. Lo que se hizo, con autorización de la Anla, fue abrir un espacio con maquinaria amarilla para encauzar el río hacia el otro lado; que el agua no siga golpeando la margen izquierda, que es la afectada en este momento”, expresa el secretario. En el momento, se cuenta con una estructura de bolsas integradas por material de “playa” que han sido ubicadas de forma estratégica para construir una especie de frontera entre el río y la zona afectada.
Ese procedimiento concluyó la semana pasada y ha impedido que, desde entonces, la socavación aumente. “Es una intervención temporal y nos da el tiempo necesario para poder hacer la obra final. Los estudios ya comenzaron: tenemos una proyección de dos meses para tener los resultados y proceder con la intervención. Lo que sigue es gestionar los recursos para atender esta situación que genera alerta”, agrega Zapata.
En paralelo, Lilian Posada, profesora del grupo de investigación en Hidráulica Fluvial de la Universidad Nacional —que integra el comité técnico que atiende la emergencia—, explica que lo que allí ocurre se debe a que una barra de 150 metros de longitud y casi 25 metros de ancho ha restringido la capacidad del canal del río. Esta la conforman placas de concreto sueltas que ha ocasionado la erosión.
La solución de fondo, según Posada, consiste en evitar que el flujo normal del agua se vea obstruido por la formación de una barra similar. Se necesita que el agua tenga la misma fuerza en invierno y verano para movilizar de esa forma los sedimentos de las 260 quebradas que desembocan en el río. La obra también proyecta una estructura automática de limpiado, que impida la acumulación de sedimentos en este punto.
“Esperamos poder atender la emergencia por completo en un mes y concluir las obras definitivas al cabo de tres meses aproximadamente”, sostiene la profesora. Pero un hecho extra, además del panel de expertos que se ha requerido, se suma a la cantidad de particularidades de esta contingencia: Bello se declaró en calamidad pública para estar en condición de atender lo que allí ocurre.
