Los casos en Bogotá de decenas de niños intoxicados con drogas como Dic y Leidys, mezcladas con polvo de extintor, prendieron las alarmas de las autoridades en el país, desafortunadamente, Medellín no es la excepción.
Marie Françoise Crepy Saab, toxicóloga de San Vicente Fundación, asegura que en la ciudad “se han presentado niños con solo 7 años de edad adictos a la marihuana, a la cocaína y al sacol ( pegante). El consumo no discrimina edad, género o estrato. La tendencia es que los niños consumen primero que las niñas estas sustancias”, afirma.
Según ella, en los colegios, como los menores de edad todavía dependen de su familia, no tienen acceso directo a las drogas fuertes. “Son muy costosas, y estos muchachos casi no tienen dinero. Entonces empiezan consumiendo Dic, Leidys, Popper (dilatador anal), cacao sabanero (semillas de cacao), semillas del árbol de la burundanga, papelitos LSD, que miden el tamaño de un cuadrito de hoja de cuaderno, marihuana y sacol”, asegura.
Y eso es lo que denuncian varios lectores de EL COLOMBIANO. Por ejemplo María Teresa Izquierdo escribió en la web: “Qué horror la ociosidad de los muchachos, con tal de buscar “emociones fuertes” miren lo que hacen, acaso no pueden estar sin drogarse y, peor aún, experimentando nuevas formas de acabar con su cerebro y con la vida. No hay derecho!”.
Sustancias en Medellín
Dic y Leidys son inhalantes que, según la Policía, están haciendo estragos en los colegios. El primero es un solvente industrial que se utiliza para limpiar computadores. Se vende en tiendas químicas a 2.000 pesos la botella y se distribuye dentro de los colegios a 400 pesos el mangazo (untarlo en la camiseta o buso). El efecto de esta droga puede durar entre 15 y 45 minutos. El segundo es un anestésico cuyo efecto puede durar entre 3 y 5 minutos.
Ubier Gómez Calzada, toxicólogo de la Fundación San Vicente, cuenta lo que un estudiante le dijo después de tocar su puerta: “Es que me mandaron a esta consulta desde el colegio porque me pillaron echándome unos mangazos y me desmayé”.
Gómez sostiene que estos inhalantes producen desmayos, alteración en la memoria, temblores, agresividad, arritmia, asfixia, convulsiones y también depresión y psicosis.
Independientemente de la sustancia psicoactiva (que afecta el sistema nervioso central), los adolescentes son más vulnerables porque su cerebro no ha terminado de desarrollarse, agrega la médica Crepy Saab.
La coronel Martha Ligia Betancur, jefe de protección y servicios especiales de la Policía Metropolitana, dice que marihuana y cocaína es lo que más encuentran. “Dic, Leidys y LSD no se encuentran porque el registro se hace en maletines, salones y esto es fácil de guardar en la ropa interior. Y nosotros no podemos registrar a los menores. Suele suceder que cuando llega la Policía arrojan la droga por las ventanas”, explica.
Según la médica Crepy Saab, los papeles de LSD se venden a 1.000 y 2.000 pesos. Sus efectos pueden durar entre una y cuatro horas. “Esos se los aplican en ojos y boca. Su forma de consumo no les genera tanto miedo. Y es fácilmente camuflable, los niños les dicen a sus papás que son stickers”, advierte la experta.
La Policía tiene en la mira a 53 colegios en el área metropolitana del Valle de Aburrá, priorizados por consumo de sustancias y posible venta en sus entornos. “A solicitud de las directivas realizamos diagnósticos. Tenemos 39 en Medellín. Y hemos realizado en el transcurso del 2015, 25 registros y tenemos previstos otros 17”, explica Betancur.
En cuanto a los expendedores, la Policía ha cerrado 45 expendios, ha hecho 551 allanamientos, 209 capturas y ha incautado 257 kilos de marihuana, 31 kilos de bazuco, 788 gramos de cocaína, 104 de heroína, 64 de base de coca y 57 unidades de Popper. “Hemos detectado vendedores ambulantes que son expendedores, hay extraños que les ofrecen drogas a los niños. Les regalan la primera dosis y luego los obligan a vender”, denuncia Betancur.
Hay que resaltar que estas drogas son invisibles para las autoridades, debido a que son casi imposibles de detectar en exámenes tradicionales. Por eso, autoridades y expertos recomiendan a las familias estar cerca de sus hijos. Para la coronel Betancur los padres deben recibir ayuda en estos temas: “Si se acude a estos profesionales y no se le acompaña al menor de edad no se hace nada”, dice Betancur.