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Las tradiciones y cambios de la navidad en Antioquia

Las costumbres han evolucionado con la globalización. Algunas, como las novenas y la música, resisten a los años.

  • Alumbrados, pesebres, novenas y sancochadas, son tradiciones que pese a la mutación de la Navidad, siguen siendo fijas durante la celebración de fin de año de los paisas. FOTOS JUAN DAVID ÚSUGA, ROBINSON SÁENZ Y CARLOS VELÁSQUEZ
    Alumbrados, pesebres, novenas y sancochadas, son tradiciones que pese a la mutación de la Navidad, siguen siendo fijas durante la celebración de fin de año de los paisas. FOTOS JUAN DAVID ÚSUGA, ROBINSON SÁENZ Y CARLOS VELÁSQUEZ
  • Las sancochadas son tradiciones que pese a la mutación de la Navidad, siguen siendo fijas durante la celebración de fin de año de los paisas. FOTOS JUAN DAVID ÚSUGA, ROBINSON SÁENZ Y CARLOS VELÁSQUEZ
    Las sancochadas son tradiciones que pese a la mutación de la Navidad, siguen siendo fijas durante la celebración de fin de año de los paisas. FOTOS JUAN DAVID ÚSUGA, ROBINSON SÁENZ Y CARLOS VELÁSQUEZ
  • Alumbrados, pesebres, novenas y sancochadas, son tradiciones que pese a la mutación de la Navidad, siguen siendo fijas durante la celebración de fin de año de los paisas. FOTOS JUAN DAVID ÚSUGA, ROBINSON SÁENZ Y CARLOS VELÁSQUEZ
    Alumbrados, pesebres, novenas y sancochadas, son tradiciones que pese a la mutación de la Navidad, siguen siendo fijas durante la celebración de fin de año de los paisas. FOTOS JUAN DAVID ÚSUGA, ROBINSON SÁENZ Y CARLOS VELÁSQUEZ
23 de diciembre de 2018
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Hace un año Esther Escobar, de 81 años, descubrió el pavo. No es que no supiera que aquella ave existía, sino que nunca la había visto y mucho menos la había comido. La revelación tuvo lugar en el comedor de su casa el año pasado, cuando una de sus nietas llegó de Estados Unidos y preparó un pavo relleno para la cena navideña.

“Es una carne muy rica, porque todo hay que decirlo, pero no tiene esa alegría que tiene el marrano. Para mí, toda la vida, diciembre fue sinónimo de estar en una finca, escuchar a Guillermo Buitrago, tomar aguardiente, comer natilla y hacer una marranada”, recuerda la abuela, que este año tampoco podrá celebrar como antes por un cáncer que la mantiene en cama.

Y es que las tradiciones navideñas se han ido modificando. El antropólogo y cocinero Julián Estrada asegura que los platos que han conformado las cenas navideñas en Antioquia han cambiado en los últimos 60 años. De tener influencias españolas, dijo, pasamos a emular costumbres culinarias americanas, y es así como aparecieron el pavo, el cañón y el pernil en lugar de los tamales y la ya mencionada marranada.

Escobar, que toda su vida la dedicó a la cocina familiar, cree que más que un plato, la marranada era un ritual. “Cuando yo era niña, era una tarea de todo el año: comprábamos un lechón y lo engordábamos. En diciembre los niños buscábamos el helecho y el 24 armábamos un fogón en el patio; a un lado se hacía sancocho y al otro, fritanga. Las mujeres más grandes se encargaban de hacer la morcilla y los hombres de cortar la carne”, cuenta.

Pero la historia que recrea la abuela no es del todo antioqueña. En su texto “Francachela paisa de fin de año”, Estrada reconoce que antes de la guerra, ya el cerdo se usaba en fiestas francesas. Y citando a Maguelonne Toussaint-Samat, explica que había un día llamado martes de Carnaval, en el que parientes y vecinos se unían para sacrificar al animal en una jornada que duraba todo un día y en la que no se desperdiciaba pedazo alguno.

Hoy, al menos en lo que a Medellín se refiere, esta fiesta no está permitida. A través de un acuerdo municipal (049 de 2003) y aduciendo razones sanitarias, la Alcaldía prohibió el sacrificio de porcinos y bovinos en vía pública.

Las sancochadas son tradiciones que pese a la mutación de la Navidad, siguen siendo fijas durante la celebración de fin de año de los paisas. FOTOS JUAN DAVID ÚSUGA, ROBINSON SÁENZ Y CARLOS VELÁSQUEZ
Las sancochadas son tradiciones que pese a la mutación de la Navidad, siguen siendo fijas durante la celebración de fin de año de los paisas. FOTOS JUAN DAVID ÚSUGA, ROBINSON SÁENZ Y CARLOS VELÁSQUEZ

La novena que no cambia

No son pocos los antioqueños que se saben de memoria el rezo de “Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro hijo la mejor prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio”.

Se trata de la novela de aguinaldos, un texto escrito por el ecuatoriano Fernando Larrea, quien se radicó en Colombia en el siglo XVIII.

La novena, que incluye rezos a San José, a la Virgen, al Niño Jesús y una seguidilla de gozos (llamados “aspiraciones para la llegada del Niño Dios”), fue publicada por primera vez en Bogotá en 1784. Un siglo más tarde, el documento fue actualizado por la madre María Ignacia, del colegio La Enseñanza.

Fuentes eclesiásticas explicaron que el texto no es considerado oficial en la Iglesia Católica pero que, por su uso extendido y su origen católico, ya ha sido aceptado e incorporado en las iglesias del Colombia, Venezuela y Ecuador.

Alumbrados, pesebres, novenas y sancochadas, son tradiciones que pese a la mutación de la Navidad, siguen siendo fijas durante la celebración de fin de año de los paisas. FOTOS JUAN DAVID ÚSUGA, ROBINSON SÁENZ Y CARLOS VELÁSQUEZ
Alumbrados, pesebres, novenas y sancochadas, son tradiciones que pese a la mutación de la Navidad, siguen siendo fijas durante la celebración de fin de año de los paisas. FOTOS JUAN DAVID ÚSUGA, ROBINSON SÁENZ Y CARLOS VELÁSQUEZ

El sueño de los aguinaldos

Las novenas terminan el 24 de diciembre, cuando el Niño Jesús nace y llegan los regalos. O al menos así era hasta hace unos 15 años, cuando el hijo de José y María pasó a ser reemplazado por Papá Noel (Santa Claus, en inglés).

Rubén González, comerciante del Centro de Medellín, asegura que la tradición es la misma, pero el santo de los regalos cambió. “Desde hace unos 15 años se empezaron a vender más Papá Noel y figuras de nieve que pesebres, yo no entiendo por qué si aquí no hay nieve. Pero el cuento es el mismo: hay regalos para los niños y fiesta en la casa”, dice.

Los regalos también cambiaron. González recuerda que cuando comenzó a trabajar en Maturín, hace más de 40 años, vendía algunos juguetes de madera y tela.

Luego el plástico traído de China colonizó los estantes en forma de carros y muñecas, y en los últimos años la tecnología se abrió paso con celulares, drones, patinetas y otros artilugios que él cada año debe aprender a manejar para poder vender.

Sea cual sea la tradición y el mensajero de los regalos, lo importante de estas fiestas sigue siendo el espíritu familiar. Porque, como lo dice Esther, “esta es la única fecha del año en la que todos comemos y bailamos juntos”.

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