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Deuda educativa de Antioquia ya tiene ruta de trabajo a 2030

Estudio fija los retos para Antioquia, expresados en seis ejes para mejorar la calidad y pertinencia.

  • Procesos educativos que involucren la multiculturalidad que tiene Antioquia en sus regiones son prioridad. FOTO Juan antonio sánchez
    Procesos educativos que involucren la multiculturalidad que tiene Antioquia en sus regiones son prioridad. FOTO Juan antonio sánchez
30 de diciembre de 2019
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De cada 100 estudiantes que inician el grado primero en las instituciones educativas del sector rural en Antioquia, solo 22 culminan el bachillerato. El ciclo también queda incompleto en las zonas urbanas: cerca de la mitad de los alumnos que inician estudios en primaria logran graduarse de secundaria.

A estas cifras desalentadoras se suman más ítems en la lista de pendientes del sistema educativo del departamento. Redes de conectividad inexistentes, en donde el colegio apenas dispone de un radio como sistema de comunicación. Incluso, sedes en las que no se puede invertir porque los predios no han podido ser legalizados.

Para llegar a estas conclusiones fue necesario un ejercicio diagnóstico desarrollado durante tres años entre la Gobernación y la Universidad de Antioquia, un estudio que recorrió las nueve subregiones y que fue presentado como el Plan de Educación Antioquia 2030.

Entre las principales conclusiones, el análisis arrojó que los niveles de la calidad de la educación departamental siguen siendo inequitativos y consolidó seis ejes de trabajo (ver recuadros) que deben ser atendidos de manera prioritaria por la agenda pública para resolver la problemática. Estos son los resultados.

Actualizar el currículo

Gustavo Jaramillo, subsecretario de Planeación Educativa, destacó, en el marco del proyecto, que desde 1998 no se hacía un ejercicio de este tipo, que sirviera para la planificación de las políticas de educación a largo plazo. Por eso, dijo, este plan busca dejarles a los próximos gobiernos un camino para orientar la educación de la próxima década.

Gilberto Obando, docente de la Universidad de Antioquia y coordinador del proyecto, indicó que una de las grandes inquietudes revelada por el diagnóstico tiene que ver con el currículo, es decir, la falta de pertinencia de lo que se está enseñando en los colegios.

Por ejemplo, dijo, la escuela no está ayudando a los estudiantes a conocer lo que tienen en su región. “La Biología, la Química, como está en los libros, no les permite entender las particularidades de las zonas en las que residen”, señaló.

Wilson Bolívar, decano de la Facultad de Educación y otro de los investigadores, destacó que a 2018 existe una preocupante disminución de la matrícula en las zonas rurales (ver gráfico) que puede entenderse por el desplazamiento producto de la violencia o la movilización a la ciudad por falta de oportunidades.

Los investigadores agregaron que en estas zonas son mayores las dificultades para proveer plazas docentes y que las brechas de acceso son más críticas en el Urabá y el Magdalena Medio.

En ese sentido, el estudio muestra que la cobertura en transición y básica primaria ha mostrado disminución de manera continua desde el 2012. En la tasa de cobertura bruta, es decir, la capacidad que tiene el sistema de garantizar el derecho a la educación, la disminución estimada en transición es del 18,1 % y del 16,9 % en básica primaria.

En los niveles de secundaria y media, la cobertura muestra una tendencia positiva del 2008 al 2018: aumentó en un 8,9 % en la secundaria y un 19 % en la media. Sin embargo, en estos niveles hay algo más preocupante: la incapacidad para mantener a la población estudiantil a lo largo del ciclo.

Y es que de cada 100 jóvenes entre los 15 y 16 años, 33 están por fuera del sistema escolar. Además, de la población matriculada en este nivel educativo, cerca de la mitad están en extraedad (el desfase en más de tres años entre la edad esperada del estudiante y el grado que se encuentra cursando).

Los investigadores llamaron la atención sobre el bajo número de docentes en el nivel de preescolar, un total de 919 de los 18.893 que hay en el departamento.

Bolívar enfatizó que en este nivel aún hay grandes deudas de cobertura y que en el departamento solo el 17,5 % de los niños pasan por transición.

Obando, por su parte, indicó que los resultados muestran dos grandes saltos en el ciclo escolar en donde la deserción es muy alta: en sexto y en noveno. Varias causas lo explican, entre las que se encuentran las deficiencias académicas que los estudiantes acumulan a lo largo de la primaria y, aunque difícilmente salen del sistema en estos primeros años, sí se van retrasando. Por eso, dice, fortalecer estos primeros niveles ayudaría a retener la población que se queda en el camino.

La carta de navegación

El informe precisa que la educación en Antioquia debe responder a las particularidades de cada territorio sin que suponga la creación de un estándar para todas las regiones.

Para Bolívar, una de las fortalezas del plan es que se pensó en una lógica territorial. Por ejemplo, las comunidades de Urabá son distintas a las del Suroeste, con sistemas productivos diversos, por eso urge de autoridades que sean capaces de leer qué necesitan los territorios: “No podemos seguir pensando que lo que se hace en el Área Metropolitana es lo que debe darse en las subregiones”.

En esto, agregó, son claves estrategias como tener sedes o centros de educación en los polos de desarrollo regional, como el caso de la U. de A. que cuenta con seccionales en el Bajo Cauca, en el Suroeste y otras subregiones. “Si la administración lo toma en serio, este Plan al 2030 es una enorme herramienta de planeación”, concluyó.

Obando puntualizó en que, en los talleres realizados con los maestros, ellos reclamaban mayores políticas para la investigación local. E insistió en que debe existir un diálogo permanente, porque a veces “los planes se piensan desde arriba y los maestros no participan del proceso.

Eso sí, hay que tener paciencia. El investigador recordó que los procesos educativos son de largo plazo y que los dirigentes deben ser constantes con las estrategias.

Para Nicolás Molina Sáenz, investigador en Educación de la Universidad Pontificia Bolivariana, la creación de un ecosistema de datos se torna crucial para permitir a los agentes comprometidos con este tema saber cuáles son los programas educativos pertinentes según las vocaciones de cada una de las regiones de Antioquia y entender cuáles capacidades deben ser fortalecidas en los pobladores y qué tipo de formación es la adecuada para los docentes, de modo que tengan un mejor desempeño

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