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A Framber su pueblo lo rechazó al nacer y hoy es una estrella en redes

Con 420 fracturas y 51 cirugías a cuestas, este hijo de Dabeiba que mide 98 cm hizo mil esfuerzos para superarse. Hoy es el bastión de su madre y tres hermanos.

  • Aunque hay quienes denigran de los influencer, Framber es caso aparte, un ejemplo de lucha que hizo de su enfermedad una fortaleza. FOTO carlos velásquez
    Aunque hay quienes denigran de los influencer, Framber es caso aparte, un ejemplo de lucha que hizo de su enfermedad una fortaleza. FOTO carlos velásquez

Por gustavo ospina zapata

Cuando Framber David nació, en Dabeiba pensaron que era otra maldición que había caído sobre el pueblo y oraron para que muriera. Medía menos de una cuarta, era negro, peludo y generaba miedo. Las señoras se santiguaban y su madre temía que le hicieran algo.

Tan signado por las tragedias, con dos tomas guerrilleras a cuestas, incursiones paramilitares y azotado por constantes desastres en sus vías y montañas, fue casi natural que en Dabeiba sintieran terror al observar al bebé como una criatura “maldita”. Todo pasó hace 24 años.

Los antecedentes no pintaban bien para este niño, pues su madre apenas tenía dieciséis años y el embarazo fue fruto de una violación. Y para colmo, los días que pasaron tampoco ayudaron para que cambiara la opinión popular. Framber nació con una enfermedad poco común conocida como Huesos de Cristal, degenerativa y que auguraba una vida corta y de mucho sufrimiento.

Pero contra todo augurio y los miles de maleficios echados, Framber no murió aunque el deceso se lo han pronosticado muchas veces. Él recuerda dos: “me dijeron que me moriría a los 12 años, después que a los 15, y acá estoy, porque el único que sabe eso es Dios”.

En su relato a EL COLOMBIANO, Framber dice que tiene 420 fracturas en sus huesos y que le han practicado 51 cirugías. Estuvo siete meses en coma en un hospital de Canadá, donde fue enviado a un hospital donde experimentaban formas de tratar su enfermedad, que padecen muy pocas personas en el mundo. Se dice que en Estados Unidos (332 millones de habitantes) hay entre 20.000 y 50.000 pacientes. “La discapacidad se llama osteogénesis, los huesos se fracturan muy fácil y genera sufrimiento, se pierde la audición, hay momentos muy duros”, responde Framber, que no se amilanó, pues para compensar la debilidad o deficiencia corporal nació dotado de una fortaleza mental y espiritual que le han permitido labrarse una vida autónoma, con poca dependencia de otros e incluso hoy es el sostén de su madre, Sofía Correa Muñoz, de quien lleva los dos apellidos, y de sus tres hermanos. La historia va en la mitad.

El rebusque y el talento

Regresando al principio, con un clima tan adverso en su pueblo natal, donde lo veían como un enviado de “Satán”, su madre no tardó en venirse a Medellín, donde la vida tampoco iba a ser un cuento de hadas. Los sufrimientos en la ciudad no fueron pocos, pero un día el destino giró en favor de su familia. “Yo hice una apuesta con el presidente Santos de que si Nacional le ganaba a Santa Fe en Bogotá él me daba una casa, y le gané”. Framber no cuenta qué le ofreció él al presidente en caso de haber perdido.

Ante todo escepticismo, el mandatario cumplió: “le dieron una casa en Robledo, pero los constructores fueron los mismos del edificio Space y tuvieron que desalojarlo, sin embargo le entregaron otra casa y es donde hoy en día viven”, cuenta Óscar Ospina, un comerciante quien un día se topó con Framber en las calles y no lo vio como un pequeño “demonio” sino como un ser lleno de valores y bondad y lo hizo su causa social.

“Le dije a mi esposa: nosotros hemos gastado mucho en cosas inútiles, en lujos innecesarios, ahora hagamos algo bueno, adoptemos este muchacho y emprendemos un proyecto social con él”.

Ese encuentro ocurrió hace unos tres años. El niño “maldición” de Dabeiba era en ese momento un joven luchador que se ganaba la vida en los semáforos. “Yo hacía malabares con mi silla de ruedas, la gente me daba plata y con eso pagué muchos estudios, Emprendimiento, Logística, Servicio al Cliente y Trabajo Social, me gradué con honores, tengo razones para luchar y esto es un proyecto grande”, repite Framber, sereno y entusiasta y de excelente humor.

El influencer, la tractomulita

Hace tres años entre Óscar y Framber nació el proyecto de la Tractomulita, con la idea de hacer una tractomula a escala más pequeña. Óscar siempre quiso una tractomula pero no tuvo dinero para comprarla. Entonces compró un proyecto: “un amigo había empezado a fabricar una con un motor Fiat 147. Como no podía tener un camión grande decidí fabricar una pequeña, y después de muchos intentos y fracasos ahora tenemos el resultado”.

En este contexto apareció Framber y el vehículo se hizo a su medida para que él pudiera sentarse y manipularlo. Es un carro de exhibición, con todos los ejes, con planchón, tracción delantera y todo lo necesario para rodar. En poco tiempo la Tractomulita se convirtió en una sensación e incluso la han llevado a otras ciudades. “Las ganancias que deja, que no es mucho, van para él”, dice el mecenas.

Y así transcurre hoy la vida de este hijo de Dabeiba, el mismo pueblo que un día lo maldijo y que hoy anhela recibir su visita. Framber también se volvió un influencer, con más de 104.000 seguidores en Instagram. Hace poco le dio un nevecón a su madre. Ella lloró de la emoción. No es para menos, el hijo con discapacidad, despreciado al nacer y a quien nadie no le auguraban muchos años de vida, es su sostén y el de sus otros hijos. Con sus 90 cms de estatura es un gigante “que quiere comerse el mundo”, repite Óscar. Está inundado de sueños.

Gustavo Ospina Zapata

Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.

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