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Las obras del escultor Salvador Arango que estarán a la vista de todos

El escultor donará gran parte de su trabajo al municipio de Itagüí. Se exhibirán en un nuevo museo que rinde homenaje a la cultura.

  • Salvador Arango tiene más de 40 años de vida artística. En las fotos, el artista en su casa de El Poblado, que es por sí misma, un museo. Todos los días trabaja varias horas en sus creaciones, las mismas que se apreciarán en Itagüí. FOTOS camilo suárez
    Salvador Arango tiene más de 40 años de vida artística. En las fotos, el artista en su casa de El Poblado, que es por sí misma, un museo. Todos los días trabaja varias horas en sus creaciones, las mismas que se apreciarán en Itagüí. FOTOS camilo suárez
  • Las obras del escultor Salvador Arango que estarán a la vista de todos
  • Las obras del escultor Salvador Arango que estarán a la vista de todos

Cuando las manos se corrompan y el artista sea solo un recuerdo, las obras estarán ahí. Pasará el tiempo y sobrevivirán aquellos “pequeños gigantes de piedra o bronce, mármol o hierro”; esos pequeños gigantes habitan hoy una casa grande e iluminada, encumbrada en una colina de El Poblado. Pronto atravesarán el río para vivir en Itagüí, la cuna del maestro, del creador. Todo está dado para que así sea.

Salvador Arango vive en una casa amplia, circundada de jardines bien cuidados. Todo en ella es arte, desde las esculturas junto a la puerta hasta un gran espejo de agua que adorna la sala.

La chimenea es una obra bien cuidada que él mismo diseñó y que, con el perfeccionismo del artista, mandó a hacer dos veces antes darle el visto bueno.

El ambiente es fresco y el aire entra ampliamente por los ventanales. Ayuda que la casa esté por encima de 1.800 metros sobre el nivel del mar. Ese es el espacio que el artista y su obra habitan desde hace ocho años. Aunque parezca que los detalles son superfluos, tienen mucho qué ver con esta historia.

Más que una casa, la morada del escultor es un museo. En varios salones están expuestas más de cien obras en pequeño y mediano formato. Hay piezas de los años 70, de las más antiguas, así como una serie de música que todavía está en elaboración.

Una de las primeras obras de Salvador sobrevive al paso de los años. Es un homenaje a Jan Palach, el joven que se inmoló en la llamada Primavera de Praga, en agosto de 1968. Mirando la figura, que está hecha de chatarra, Salvador recuerda, 54 años después, el cimbronazo que sintió cuando recibió la noticia.

Cuando Salvador se enteró de que un joven se había prendido fuego a sí mismo en rechazo del sistema soviético, de la censura y el control excesivo del Estado, no tuvo más remedio que volcar el suceso en arte. Esa pieza está en la casa de El Poblado, en una sala de piso de madera donde hay otras de sus obras más icónicas.

Larga negociación

El nudo de esta historia sucedió hace unos meses. Desde que el actual alcalde de Itagüí, José Fernando Escobar, se posesionó en el cargo, el Municipio se acercó al artista para hablar de una donación de su obra. Al comienzo se habló de 116 piezas y de que el trato era que 50 de ellas eran donadas y la administración adquiría el restante.

Así quedaron las cosas, pero la negociación tardó casi tres años en concretarse. El desentendido radicó en la cantidad de piezas. Salvador explica que el Municipio le pidió bajar la cantidad de obras. Es decir, ya no serían las 116 del comienzo. “No es un asunto económico, porque la plata no me importa. Al final quedamos en que yo dono el 70% y ellos ponen el 30 restante. Lo que pasa es que yo no puedo reducir tanto la obra”, comenta el artista.

Su argumento radica en que si la obra se exhibe incompleta, el público no podrá entenderla en su totalidad. Al final tuvo que resignar algunas para hacer el trato con la Alcaldía, porque no estaba dispuesto a que quedaran vacíos: “ Yo no me puedo arriesgar a estas alturas a hacer algo incompleto. Lo que quiero es que la gente entienda la obra en su totalidad, que es compleja, y que así sea de disfrute para la gente. Lo importante es que haya muestras de todas las épocas, de una carrera tan larga como la mía”.

La intención de la Alcaldía es exponer las obras de Salvador Arango, nacido en Itagüí en 1944, en el nuevo Centro Cultural Caribe, un espacio que se concibió durante la administración anterior como una manera de fomentar el arte y la cultura. Por su importancia y la envergadura de su obra, la administración ideó una sala en la que se exponga de manera permanente la obra de Arango.

Hernán Sánchez, gerente del Instituto de Cultura Recreación y Deporte de Itagüí, precisa que en el Caribe habrá dos zonas de museografía. Una de ellas estará dedicada a Eladio Vélez, el pintor itagüiseño nacido a finales del siglo XIX. La otra sala es la que contendrá la obra de Salvador Arango.

Ese tire y afloje tuvo en vilo la donación de las obras y la creación de la sala exclusiva de Salvador Arango. El artista, por ejemplo, ha dicho que no está dispuesto a sacrificar su secuencia de músicos, que es uno de sus trabajos más recientes. Hoy están en su casa esperando a que se defina algo entre la Alcaldía y su creador.

Son, en total, doce piezas fundidas que hacen honor a la música. Todos tienen un elemento en común: un taburete. Pianistas, trompetistas y saxofonistas se apoyan sobre un pequeño banco mientras, con caras vívidas, de placer o dolor, tocan sus instrumentos. El elemento que los aglutina a todos, el taburete, no es un asunto menor. Es un homenaje a la silla que el artista ha utilizado durante más de 40 años. “Toda mi vida he trabajado sobre una silla, desde la mañana, dándoles forma a mis obras. Es donde he desarrollado mi carrera artística”, comenta.

Mientras se redactaba esta nota hubo humo blanco. Luego de varios meses de negociación, se llegó al número mágico: 88. Esa cantidad de obras, más unas fotografías de las monumentales, serán expuestas en Itagüí.

Todavía no se sabe cuándo se inaugurará la sala dedicada al maestro Arango, que hoy está de viaje en Europa. Lo que sí tiene claro es que en noviembre volverá para entregar sus bienes más preciados, sus creaciones.

Muchas de las obras que donará el escultor adornan las ciudades de Colombia. Las que están en las calles, obviamente, son versiones a gran escala. Arango es el escultor de Colombia que más formatos a gran escala tiene en el país: 54 de sus creaciones están en plazas públicas, glorietas y parques.

Una de las series más queridas por el artista es la de las mujeres. Es un homenaje al género femenino en su cotidianidad. Por ejemplo, una mujer que se mece en una hamaca o que se inclina en la ducha para limpiarse las piernas. Todas ellas están incluidas en la colección que se donará a la Alcaldía

88
piezas pactaron Itagüí y el artista para que fueran expuestas en el museo.
Miguel Osorio Montoya

Comunicador Social-Periodista de la UPB. Redactor del Área Metro de El Colombiano.

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