Dos macabros asesinatos se registraron en las últimas horas en el municipio de Andes, Suroeste antioqueño, luego de que a dos personas las asesinaran y luego las decapitaran. De uno de los hechos, aún no se ubican todas las partes.
Uno de los casos ocurrió en el corregimiento San Perucho, a 35 minutos del casco urbano, donde personas que se encontraban en la zona avistaron una cabeza abandonada y alertaron a las autoridades.
De inmediato, los agentes del CTI de la Fiscalía de este municipio llegaron hasta el sitio y le hicieron la inspección a esta extremidad. Los uniformados empezaron un recorrido para intentar ubicar el resto del cuerpo, pero hasta el momento no lo han localizado.
Horas más tarde, pero dentro de una finca de la vereda Líbano, corregimiento Chaparrala, a 40 minutos del parque principal, asesinaron con un machete a un hombre, del cual no se pudo establecer su identidad.
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El cadáver fue ubicado con una decapitación parcial del cuello, de derecha a izquierda, de acuerdo con el informe judicial, y las autoridades no pudieron establecer tampoco los autores materiales de este crimen.
Las autoridades avanzan en las investigaciones para establecer tanto la identidad de los fallecidos como las estructuras criminales que estarían detrás de estos dos hechos.
Además, se está analizando si estos hechos corresponderían a la subestructura Edwin Román Velásquez Valle, del Clan del Golfo, o si está relacionado con la banda La Terraza, de Medellín, que en esta subregión se hace llamar La Oficina de Andes o Halcones del Suroeste.
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Con estos dos asesinatos se contabilizan 58 homicidios en Andes este año y se sigue extendiendo la racha histórica de asesinatos, que está lejos de cualquier registro pasado en la historia de la localidad.
De acuerdo con la Policía Antioquia, de estos homicidios, 48 se han registrado en la zona rural, principalmente aquella que limita con los departamentos de Caldas, Risaralda y Chocó, y los restantes 10 ocurrieron en la zona urbana.
“El incremento de los casos de homicidio están relacionados, en gran parte, al ajuste de cuentas y microtráfico por parte de las estructuras criminales que se disputan estas rentas”, explicó el coronel Óscar Mauricio Rico, comandante de este departamento policial.
Esta situación ocurre en medio de la crisis por falta de bóvedas públicas en este municipio debido a la cantidad de muertos que llevan más de ocho años y al incremento de los hechos de violencia en la catalogada como la capital del Suroeste antioqueño.