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Uno de los “viejos” más rápidos del mundo es de La Ceja y cosecha aguacate hass

Cuando Juan Carlos Cardona corría y ganaba, en su cabeza era un locutor de radio que narraba su victoria. Hacía neurociencia, pero no lo sabía.

  • Juan Carlos Cardona, uno de los mejores atletas de La Ceja, hoy dueño de una finca de producción de agauacates. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero
    Juan Carlos Cardona, uno de los mejores atletas de La Ceja, hoy dueño de una finca de producción de agauacates. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero
  • Uno de los “viejos” más rápidos del mundo es de La Ceja y cosecha aguacate hass
  • Juan Carlos mostrando la medalla obtenida en la Maratón de Boston, uno de los eventos de atletismo más importantes del mundo. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero
    Juan Carlos mostrando la medalla obtenida en la Maratón de Boston, uno de los eventos de atletismo más importantes del mundo. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero
  • Uno de los “viejos” más rápidos del mundo es de La Ceja y cosecha aguacate hass
hace 5 horas
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Poca gente lo sabe pero en La Ceja, al oriente de Antioquia, está uno de los “viejos” más rápidos del mundo. Y poca gente por fuera de su pueblo y del gremio de los atletas (en esos dos lugares sí lo conoce todo el mundo desde hace años) lo sabe porque los “viejos” no suelen ser famosos y aunque cuando jóven también era uno de los más rápidos, hacer maratones no estaba de moda en ese entonces. “Viejo”, como habrán visto por las comillas, es un decir. Tiene apenas 50 años, pero eso lo hace competir en las categorías “master”, las de los viejos, donde arrasa con todos en todo el mundo.

De joven también era de los más rápidos del mundo y coronaba podios en medio de la dictadura de los africanos. Ganó dos veces la maratón de Medellín, en Caracas, en Buenos Aires y Panamá. Consiguió medallas en Montreal, Toronto y Vancouver, corrió en Japón y China.

Fue a los juegos olímpicos de Atenas, Beijing y Londres; a estos últimos fue lesionado y terminó los 42 kilómetros solo para que su hijo lo viera por televisión. Después de esa lesión volvió a la cima y ahí sigue. El mes pasado fue el mejor “master” de la maratón de Boston, la más importante del mundo. Ahora entrena a más de 100 corredores recreativos y a los mejores atletas del país a punta de una planilla hecha casi a mano, sin software ni inteligencia artificial.

Vive en una finca a 15 minutos en carro del pueblo, en una vereda donde no hay señal de celular pero sí 400 palos de aguacate hass que él mismo sembró y cosechó y ahora manda a Estados Unidos. Pero todo eso, poca gente lo sabe.

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Es el sexto de 10 hijos de una pareja de campesinos. Su madre murió joven, sus hermanas menores se vinieron a Medellín a estudiar a un internado y él y los otros hombres se quedaron en La Ceja donde los crió la hermana mayor.

Uno de los “viejos” más rápidos del mundo es de La Ceja y cosecha aguacate hass



Quería montar bicicleta pero la plata no le alcanzaba. Escuchaba las carreras y soñaba con recorrer el mundo como Lucho Herrera y Fabio Parra. A los 17 años hizo su primera carrera de atletismo: era una prueba de tres kilómetros por La Ceja que hacían todos en el colegio cuando estaban en el último año.

Había un compañero que llevaba años entrenando y no tenía competencia, entonces se propuso ganarle. Entrenó dos semanas y efectivamente le ganó. Era 1992 y empezó a entrenar en la misma pista en la que ahora entrenan los mejores atletas del continente. Y es que La Ceja tiene todo lo que necesita un atleta de élite: altura sobre el nivel del mar, cercanía con el aeropuerto, montañas, pistas, maestros y una ciudad grande como Medellín lo suficientemente cerca como para no sentirse abandonado pero lo suficientemente lejos para las distracciones y los vicios. Es nuestra pequeña Kenia.



Corría descalzo dos o tres horas al día sin reloj satelital ni geles. Cuenta que la gente que pasaba por el pueblo lo silbaba por vago. Tuvo un buen profesor, Jose Santos, que todavía sigue ahí, en la misma pista, formando niños y jóvenes. Empezó a conseguir oros, en pruebas juveniles pero eso no alcanzaba para vivir. Consiguió trabajo en una fábrica textilera que quedaba en la autopista hacia Medellín, a 22 kilómetros de la casa. Los hacía corriendo, a veces en la mañana, a veces en la tarde.

Juan Carlos mostrando la medalla obtenida en la Maratón de Boston, uno de los eventos de atletismo más importantes del mundo. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero
Juan Carlos mostrando la medalla obtenida en la Maratón de Boston, uno de los eventos de atletismo más importantes del mundo. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero

A los tres años renunció y se dedicó exclusivamente a correr. Ya tenía edad para competir con los adultos. Empezó a conseguir oros, primero para el departamento y después para el país. Llegaron los patrocinios y los viajes. Cumplió el sueño pero a pie.

En 2011, con 36 años, llegó a su mejor forma. Corrió la maratón de Boston —el maratón anual más antiguo (1897) y prestigioso del mundo— en 2 horas 12 minutos y 17 segundos. Eso significa un ritmo promedio de 3 minutos y 8 segundos por kilómetro o de 19,1 kilómetros por hora. Quedó en la posición doce entre 20.000 competidores. Los 11 primeros eran africanos.

—“¿En qué piensa cuando corre?”, pregunto, pensando que es una pregunta casi metafísica. Hay libros que se escriben solo para responder eso.



—Pensaba —y habla en pasado no porque ahora no corra ni piense sino para presumir de esos años mozos— en que me narraba las carreras como Héctor Urrego o el “Paisita” —legendarios narradores radiales antioqueños—. Pensaba cuándo iba a atacar, cuándo adelantaba. No es solo tener talento, también cabeza. Hay gente a la que le da miedo ganar. Eso ahora se llama neurociencia, pero yo no sabía.

Un año después de ese récord en Boston eran sus últimos juegos olímpicos e iba por su mejor marca, pero faltando un mes empezó a sentir un tirón en el cuadriceps. Entrenaba en las mañanas y en las tardes rengueaba, pero nadie se baja de unos olímpicos faltando un mes. Terminó la carrera en 2:40:13, en la posición 83 de 85. Pero las cámaras enfocan a los primeros y a los últimos, entonces su hijo lo pudo ver en televisión.

Cuando volvió, lo criticaron. Periodistas y colegas decían, quizás con razón, que había ido a Londres a pasear. Además, nadie lo había visto nunca levantar una medalla de maratón en Colombia, no porque él no quisiera, sino porque en el país no se hacían maratones. Se casó, se fue de luna de miel y descansó.

En 2012 en Medellín se hizo la primera maratón del país. La edición del 2013 coincidió con el día en que Juan Carlos Cardona cumplió 39 años.

Uno de los “viejos” más rápidos del mundo es de La Ceja y cosecha aguacate hass

Hizo un tiempo de 2:20:25 y quedó de primero. ¿El segundo? Su hermano menor, José David. ¿La mejor mujer? Leidy Tobón, su alumna. ¿Los africanos? “Comenzaron muy duro, como si fuera una carrera corta, y se fundieron. Para ganar acá hay que conocer un poquito, y yo conozco”, les dijo Cardona a periodistas de EL COLOMBIANO al final de la carrera. En 2014, con 40 años, la volvió a ganar.

Ahora, que el atletismo está de moda y los papás quieren tanto ir a Boston como los niños a Disney, sigue levantando medallas entre los ´viejos´.

Entrena, con la misma tabla que aprendió a correr y a ganar, a más de 100 personas, recibe en su casa a corredores de élite de todo el mundo que lo visitan como si fuera una pasantía.

Va a la misma pista de siempre tres veces a la semana y el resto de los días corre por la vereda de su casa y recoge los aguacates que él mismo sembró y aprendió a cuidar a punta de ensayar y errar. ¿Si no es así, cómo más?

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